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Qué es la placenta accreta: causas y complicaciones principales

Consiste en una de las de las complicaciones más frecuentes. Conocida también bajo el nombre de "placenta adherida", es en realidad una afección grave que puede ocasionar complicaciones en el momento del parto.

Durante el embarazo, la placenta se adhiere a la pared uterina, desprendiéndose y siendo expulsada posteriormente después del nacimiento del bebé (esto es, después del parto). Sin embargo, la conocida como placenta accreta es una complicación grave del embarazo que puede ocurrir cuando la placenta se adhiere de forma tremendamente profunda a la pared del útero. ¿En qué consiste, qué síntomas produce, cuáles son sus causas y qué complicaciones pueden surgir?

¿Qué es la placenta accreta? ¿En qué consiste?

La placenta es un órgano maravilloso, esencial para el desarrollo y la evolución del embarazo. Sin ella no es posible la vida, siendo fundamental en la gestación al convertirse en una conexión vital entre la madre y el bebé en crecimiento. Entre sus importantes funciones se encarga de transmitir los nutrientes necesarios al feto, eliminar los desechos del bebé, suministrarle oxígeno y fabricar hormonas esenciales para que el embarazo pueda seguir adelante.

Se empieza a formar desde el mismo momento de la implantación del embrión en la pared uterina, algo que ocurre alrededor de 7 días después de haberse producido la concepción/fecundación, a partir de las mismas células provenientes tanto del espermatozoide como del óvulo que igualmente han permitido el desarrollo del feto.

Cuando el embrión llega al útero y se implanta (anida en el endometrio), se forma el trofoblasto y el amnioblasto. Mientras que el amnioblasto es la capa interna que da origen al embrión, el trofoblasto es su capa externa, que finalmente dará origen a la placenta. Ésta evoluciona hacia las vellosidades coriales, que se insertan en el tejido materno de la misma manera que si fueran las raíces de un árbol, adheriéndose a la pared del útero.

La placenta accreta, conocida también médicamente como acretismo placentario, es una afección grave que ocurre durante el embarazo. Se produce cuando la placenta se adhiere profundamente a las paredes uterinas. De esta forma, aunque la placenta comúnmente se desprende de esta pared después del nacimiento del bebé, si existe placenta accreta es posible que parte de la placenta, o su totalidad, permanezca unida al útero después del parto, lo que puede causar una pérdida de sangre grave.

¿Por qué es tan grave? ¿Cuáles son sus complicaciones?

La placenta accreta es considerada como una complicación del embarazo potencialmente mortal, especialmente si este tipo de placenta no es detectada hasta el momento del parto.

No obstante, en la mayoría de los casos las mujeres con placenta accreta son diagnosticadas en algún momento del embarazo, por lo que al llegar el momento del parto, los médicos generalmente llevarán a cabo un parto por cesárea temprana, para luego extraer el útero de la mujer, un procedimiento conocido con el nombre de histerectomía.

¿Cuáles son sus causas?

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Complicaciones de la placenta accreta en el parto

No se sabe exactamente cuáles son las causas de la placenta accreta. Sin embargo, los médicos creen que puede tener relación con irregularidades existentes en el revestimiento uterino, y niveles elevados de alfafetoproteína, una proteína producida por el bebé, y que puede ser detectada en la sangre de la madre.

Cuando existen irregularidades en el revestimiento del útero éstas pueden deberse a una cirugía uterina anterior, o a un parto anterior por cesárea. La presencia de estas cicatrices permiten que la placenta crezca profundamente en la pared uterina.

Pero en algunos casos, la placenta accreta se produce en mujeres que no tienen antecedentes de placenta previa, parto por cesárea o de cirugía uterina, y no se conocen los motivos reales por los que surge esta complicación.

¿Cómo se diagnostica?

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Diagnóstico de la placenta accreta

Como te comentábamos en un apartado anterior, en ocasiones la placenta accreta aparece durante el parto, lo que significa que con anterioridad no ha podido ser encontrada por parte del médico.

No obstante, en ocasiones la presencia de esta placenta es diagnosticada durante las pruebas de ultrasonido de rutina. Son pruebas comunes que permiten verificar la presencia de placenta accreta. Y si existen algunos factores de riesgo conocidos es posible la realización de un análisis de sangre en el que se estudien si existen -o no- valores altos de alfafetoproteína.

¿Cómo es el tratamiento? ¿Cómo se trata la placenta accreta?

Debemos tener en cuenta que, en realidad, cada caso de placenta accreta es distinto, pero si el médico ha podido diagnosticar la presencia de este tipo de complicación en algún momento del embarazo (y, por tanto, antes del parto), creará un plan con el que asegurarse de que el bebé nazca de forma segura.

Los casos graves de placenta accreta son tratados mediante cirugía. En primer lugar, los médicos llevan a cabo un parto por cesárea para que el bebé nazca.

En segundo lugar, pueden realizar una histerectomía (extirpación del útero), como medida preventiva para evitar la pérdida de sangre grave, la cual puede ocurrir cuando parte de la placenta -o su totalidad- queda adherida al útero después del parto.

Cuando la mujer desea volver a quedarse embarazada en un futuro, existe una opción de tratamiento que puede ayudar a preservar la fertilidad. Consiste en un procedimiento quirúrgico en el que se deja gran parte de la placenta en el útero. Sin embargo, estas mujeres pueden tener un riesgo mayor de complicaciones.

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