Dietas blandas para niños: ¿cuándo se recomiendan?

Es fundamental que estén pautadas por un profesional sanitario experto en la materia porque se cometen muchísimos errores cuando se quieren aplicar sin el consejo de un profesional que la diseñe en función de las circunstancias personales de cada paciente.

“Dieta blanda” es un concepto alimentario con el que convivimos casi desde que nacemos. De hecho, se utiliza tan a ligera que llega a asustar a muchos nutricionistas, sobre todo por lo mucho que confunde a las personas de a pie, que suelen aplicarla sin más guía que su instinto, tanto con ellos mismos como con los niños de la casa.

No es lo que más suele llevar a error, pero no está de más delimitar primero qué es una dieta blanda: “No se refiere necesariamente a "tierno" o "fácil masticación", sino a "fácil digestión". Por ejemplo una pechuga de pollo a la plancha o unos biscottes serían alimentos adecuados en una dieta blanda y no son precisamente "blandos", valga la redundancia. Es por ello que para evitar confusiones se suele usar cada vez más la nomenclatura "dieta de protección gástrica" y para una dieta de textura tierna se usa ‘blanda odontológica’ o simplemente ‘fácil masticación’”, explica la dietista nutricionista Lucía Martínez en su página web divulgativa.

Menú basado en la dieta mediterránea para toda la familia - azerbaijan_stockers/Freepik

Objetivo: digestión fácil

Las dietas blandas gástricas, por lo tanto, tienen como objetivo que el aparato digestivo trabaje lo mínimo, y tal y como advierten todos los expertos en alimentación, debe estar pautada por un profesional sanitario porque, entre otros motivos, cada caso es distinto, y se debe pautar una dieta acorde a las necesidades nutricionales y al problema de salud de forma individualizada.

Dicho esto, se puede concluir que son recomendables cuando exista algún problema de salud que lo requiera, que generalmente tiene que ver con el aparato digestivo. En los niños, los virus que afectan a nivel gástrico son un ejemplo muy común. Pero en todo caso, insistimos, ha de ser el especialista el que recomiende qué dieta blanda requiere el pequeño para recuperarse.

Sí se pueden extrapolar algunas recomendaciones generales, como las que ofrece la propia Lucía Martínez al respecto, aplicables a los niños: hacer varias comidas al día con poca cantidad; que la comida esté tibia; utilizar poca sal; masticar bien y despacio para facilitar la digestión; reposar tras las comidas; y mantenerse durante dos o tres días para luego ir introduciendo poco a poco alimentos que hagan la transición a una dieta normal.

Ingredientes recomendados

En cuanto a los ingredientes que incluyen una dieta blanda modelo, como dice en su blog de divulgación alimentaria el dietista nutricionista Aitor Sánchez, “¡Una dieta blanda NO es arroz blanco, jamón york y Aquarius!”. El propio Sánchez, ha compartido a través de sus redes sociales y su mencionado blog, una infografía muy interesante y práctica para que todo el que lo desee conozca de primera mano qué se puede y qué no se puede comer si se quiere dar forma a una dieta blanda correcta

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Verduras cocidas o en puré; agua, caldos e infusiones; carnes y pescados blancos; cereales refinados -no confundir con azucarados-; o pequeñas cantidades de grasas como el aceite de oliva virgen extra son algunos de los alimentos que sí incluye. En cambio, se deben excluir casi todas las frutas y también los cereales integrales o las carnes rojas, entre otros ingredientes.

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