Dormir toda la noche de un tirón es uno de los mayores deseos de los padres que tienen un bebé o un hijo de corta edad. Sin embargo, como explica la experta en sueño, Sara Traver, hasta que tu hijo no cumpla, más o menos, tres años, eso que tanto deseas es difícil de conseguir. ¿La razón? El sueño es un proceso evolutivo. Es decir, un recién nacido o un bebé de pocos meses no puede dormir toda la noche seguida porque no está preparado para ello, de la misma manera que tampoco está preparado para gatear o andar.
No hay que enseñar a los bebés a dormir porque ellos ya saben como hacerlo. Lo que hay que hacer es respetar su proceso de maduración: dormirá del tirón cuando esté preparado. Así lo afirma la experta en su nuevo libro Buenas noches en familia: Guía para entender el sueño infantil.
En este manual práctico aborda el sueño de los niños desde los 4 meses, aproximadamente, hasta los 4 años. Su objetivo, según explica la propia Traver, es que llegues a entender las dificultades por las que estás pasando para que así, desde el amor, el respeto por el proceso de desarrollo de tu hijo y el total acompañamiento, puedas encontrar la solución.
Como asesora de sueño, Traver acumula una experiencia de muchos años ayudando a familias cansadas y sabe que el tiempo, la concentración y la motivación se ven mermadas cuando los niveles de agotamiento o preocupación alcanzan su cota máxima.

Despertares, desvelos, siestas... todos esos conceptos quedan recogidos en esta obra, explicados de forma directa y concreta y con recursos para poner en práctica. De esta forma, su lectura te resultará sumamente útil. Te contamos algunas de las claves que Traver detalla en el libro.
Claves para entender el sueño infantil
Sueño diurno y siestas: Es importante que tengas claro que si no duerme siesta, o durante el tiempo diurno que le corresponde según su edad, repercutirá de forma negativa cuando duerma por la noche. "Hay que tener muy presente que el sueño diurno está directamente relacionado con el sueño nocturno. Tanto el exceso como las carencias de siestas influyen en situaciones como los desvelos, los madrugones o los despertares nocturnos".
Ciclos de sueño: El tiempo que dura un ciclo de sueño oscila entre los 45 y los 60 minutos. Durante este periodo, tu hijo pasa por tramos de sueño profundo y tramos de sueño ligero. Cada fin de ciclo marca el ritmo de sus despertares: "Si el bebé enlaza un ciclo con el siguiente sin mayor intervención, hablamos de transiciones de sueño. Si se despierta, son despertares nocturnos.
Despertares nocturnos: Se producen cuando el bebé reclama tu atención para volver a dormirse. La razón puede ser que tenga hambre, que haya tenido un mal sueño, que necesite contacto, que haya tenido alguna molestia... "Cuando son frecuentes tienen relación con los apoyos de sueño", concepto que te explicamos a continuación.
Apoyos de sueño: Se refiere a esas ayudas que el niño necesita para conciliar el sueño: un chupete, caricias, el pecho de mamá, que le acunen... Hay quien se muestra absolutamente en contra de ellas. Sin embargo, casi todos los expertos (y Traver es uno de ellos) coinciden en considerarlas totalmente normales y entienden que un niño las necesite: "Nuestros hijos, que aún no han desarrollado la capacidad de regularse a sí mismos, necesitan nuestra ayuda para poder hacerlo y así conciliar el sueño".
Desvelos: Se diferencian de los despertares en el tiempo que el bebé tarda en volver a dormirse. Si es más de media hora, se considera desvelo. Reconducirlo no es fácil. A veces, hay que dejar pasar una ventana de sueño. Si no sabes lo que es, sigue leyendo.
Ventana de sueño: Es el periodo de vigilia entre periodos de descanso diurno. Es decir, el tiempo que el bebé se mantiene despierto antes de echarse una siesta. Según va creciendo, las ventanas de sueño se alargan. Al principio, suelen durar unas dos horas.
Presión de sueño: Por último, te explicamos este concepto según lo hace Traver: "Los bebés y los niños no deben pasar ni mucho más ni mucho menos tiempo despiertos del que les corresponde. Si la presión es excesiva, se mostrarán irritables y es probable que les cueste conciliar el sueño y tengan despertares".