Muguet en niños: qué hacer si mi hijo lo tiene
Esta infección por hongos es una de las más habituales en los recién nacidos menores de seis meses y afecta, sobre todo, a la cavidad bucal de los pequeños.
El muguet es un término que hace referencia a una infección por hongos que afecta al interior y la zona localizada alrededor de la boca. Esta infección se conoce clínicamente como candidiasis oral y puede afectar a cualquier persona, pero es más habitual en bebés recién nacidos, menores de seis meses, y en las personas adultas.
La causa principal de esta patología médica es un tipo de hongo llamado Candida albicans, que crece en superficies húmedas y templadas. Este hongo es habitual que esté presente en la cavidad bucal y en el tubo digestivo, pero deja de ser normal cuando crece de forma excesiva, algo que no ocurre si el sistema inmunitario está sano.
Sin embargo, cuando está debilitado por alguna enfermedad o efecto secundario de algún tratamiento médico, o no está desarrollado por completo, que es justo lo que ocurre en los bebés, el hongo en cuestión puede crecer dentro del tracto digestivo y provocar una infección, que es la que recibe el nombre de muguet.
Esta infección, en los bebés, se puede contraer al atravesar el canal de parto, en caso de que la mamá presente una candidiasis vaginal. Si el niño se contagia, los síntomas empezarán entre 3 y 7 días después, pudiendo llegar a provocar manchas en el tronco y descamación en las extremidades.
A posteriori también puede contraer la infección un bebé lactante si la candidiasis materna se presenta en la zona del pezón. Al mamar, el niño puede contagiarse, en cuyo caso habría que tratar clínicamente a los dos. Por este motivo también es fundamental cuidar la higiene de chupetes y biberones, que también pueden provocar el muguet en los bebés que los utilizan.
¿Cuáles son los síntomas habituales?
Sus síntomas más característicos son las grietas en la piel de alrededor de la boca y las placas blanquecinas en los labios, la lengua, la mucosa del paladar y la cara interna de las mejillas. A veces también se extienden a la parte exterior de la boca, pero no es lo habitual. Se parecen a la leche cuajada o al yogur y cuando se intentan retirar, no hay forma de limpiarlas con naturalidad. Si se suelen desprender si se frotan y a veces se caen con el movimiento natural de la masticación. Cuando esto ocurre, quedan a la vista zonas de piel enrojecida, sangrante y ulcerada.
En general, la aparición de estas placas formadas por hongos y bacterias entre otros elementos complican mucho la alimentación a los bebés porque están incómodos y molestos cuando succionan, y en algunos casos también pueden sufrir dolor, quemazón o náuseas, entre otros síntomas más severos.
En otras ocasiones, la infección se desarrolla en las partes íntimas del recién nacido provocando dermatitis del pañal o una infección vaginal, que son otras formas en las que puede aparecer el muguet en niños muy pequeños.
¿Cómo se trata?
¿En cuanto tengas la ligera duda de que tu bebé puede tener muguet es necesario acudir al pediatra para que sea el médico quien diagnostique si es así o no.
En caso de que efectivamente padezca esta infección por hongos, puede ser que desaparezca en una o dos semanas, pero también cabe la posibilidad de que el pediatra le recete un antifúngico o antimicótico, sustancias que evitan el desarrollo de los hongos e incluso provocan su retroceso y muerte. Este medicamento se aplica en la boca del bebé siempre bajo prescripción médica. Por lo general, varias veces al día. Suelen incluir un aplicador con esponja por si se requiere aplicar en la zona de la lengua.
No es lo normal que el muguet se reproduzca más allá de los seis meses, por lo que de producirse es probable que indique algún otro problema de salud. En todo caso, será el pediatra quien estudie y evalúe el caso de forma personalizada.