No se ha de demonizar la tecnología. En muchas ocasiones sus usos son de lo más beneficiosos y bien recibidos; sobre todo con los más pequeños. Es el caso de este estudio en forma de ensayo clínico llevado a cabo por investigadoras en Enfermería de la Universidad CEU Cardenal Herrera (CEU UCH), en colaboración con dos enfermeras y una pediatra del centro de salud de Tres Forques, en València.
Estos profesionales han demostrado cómo el uso de la realidad virtual inmersiva sirve para reducir tanto el miedo como el dolor que sienten muchos menores cuando llega el momento de ser vacunados. Tan satisfactorios han sido estas conclusiones que aparecen también publicadas en la revista científica de Enfermería Journal of Clinical Nursing.

Beneficioso para niños y padres
Tal y como explica en esta publicación la investigadora principal del estudio, Laura García Garcés, directora del departamento de Enfermería y Fisioterapia de la CEU UCH, "varios estudios previos habían mostrado que la realidad virtual puede reducir la percepción de dolor en los niños, pero solo tres habían analizado su uso durante la vacunación, aunque con muestras de población muy pequeñas y carencias en su metodología que limitaban la validez de sus resultados".
Por este motivo, sigue, se diseñó un ensayo clínico más amplio (con más de 160 participantes) para determinar el efecto de la realidad virtual inmersiva sobre el dolor y el miedo percibidos en los niños nada más ver la aguja. Y el empleo de esta tecnología no solo ha demostrado ser buena en este caso, sino que los padres se muestra más tranquilos y satisfechos viendo que sus hijos no lo pasan mal cuando se trata de cumplir con el calendario vacunal gracias al uso de estas gafas virtuales.
"La mitad de los niños fueron asignados aleatoriamente al grupo de intervención, en el que se utilizó la distracción con realidad virtual inmersiva durante la vacunación, mientras que en el grupo control se utilizaron técnicas de distracción estándar. Se emplearon escalas validadas para evaluar el grado de dolor (Wong y Baker FACES) y el nivel de miedo (Children's Fear Scale)", detalla la investigadora Laura García-Garcés que no vio diferencias significativas según el sexo del paciente en el caso del miedo y el dolor. Tan solo notaron, los responsables de este estudio, que cuanto más joven era el paciente, mayor grado de dolor había descrito cuando era vacunado.
Todo un hallazgo a compartir
Con el objetivo de que los resultados de este resultado clínico puedan incorporarse a los protocolos de actuación en la vacunación pediátrica, el equipo investigador ha compartido ya sus resultados con el Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (CAV-AEP), la Asociación Española de Vacunología (AEV), la Asociación Nacional de Enfermería y Vacunas (Anenvac), la Asociación de Enfermería Comunitaria (AEC), la Federación de Asociaciones de Enfermería Familiar Comunitaria (Faecap) y la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap).