¿Por qué algunos niños se comen los mocos? ¿Es malo?
Es un comportamiento infantil muy habitual: hurgar con el dedo dentro de la nariz y comerse los mocos. Este acto, conocido como mucofagia, no debería suscitar gran preocupación paterna. Te contamos por qué se produce.
“Cariño, si te metes tanto el dedo dentro de la nariz al final se te va a dar de sí”. ¿Te representa esta expresión? Es uno de los actos reflejos que tienen todos los padres que ven a sus hijos hurgando dentro de la nariz. Un acto que, en algunos casos, acaba con un moco en el dedo del niño y, posteriormente, con ese moco dentro de su boca.
Este acto, a priori tan infantil, se conoce técnicamente como ‘mucofagia’ y está considerado un trastorno de la conducta, aunque no está registrado en el manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales.
Es común en niños pequeños, en algunos adolescentes y, más inusualmente, también en algunos adultos. Y hemos de decir que, más allá de ser un acto no aceptado socialmente, no lleva implicado ningún riesgo para la salud de la persona que lo hace, aunque esas secreciones nasales tengan agentes externos en su composición. Al menos, así lo ha demostrado la ciencia.
¿Por qué los niños se comen los mocos?
Hasta la fecha, ninguna investigación científica ha conseguido identificar el motivo que puede llevar a algunas personas a comerse los mocos. Se cree que es un acto heredado de nuestros antepasados simios, quienes lo hacían de manera natural. O como acto para calmar la ansiedad producida en ciertos momentos de la vida. O. incluso, hay quien piensa que puede ser síntoma de falta de algún nutriente que incluye la secreción nasal.
¿Comerse los mocos puede ser peligroso para la salud?
Una investigación publicada en el National Center for Biotechnology Information de Canadá hace algunos años llegaba a la conclusión de que comerse los mocos podría ser beneficioso para la salud dental. Y es que, los autores descubrieron que esta secreción nasal contiene mucinas salivales, perfectas para crear una barrera contra las bacterias y, por tanto, evitar la aparición de caries.
Este estudio, sin embargo, no ha sido el único que ha mostrado los beneficios de comerse los mocos. Según Friedrich Bischinger, especialista en neumología, “ingerir los restos de mucosidad seca es una forma ideal de reforzar el sistema inmunitario. Desde el punto de vista médico, es recomendable y es una actividad completamente natural”.
Sin embargo, sí se ha demostrado que un gran porcentaje de personas acostumbrada a hurgarse en la nariz ha tenido, posteriormente, problemas de sangrado o de irritaciones en esa zona.
Por lo que, comerse los mocos en sí no sería algo perjudicial, como sí lo sería el acto de meterse el dedo en la nariz.
¿De qué están formados exactamente los mocos?
La composición aproximada de un moco es más de un 80% agua, sales minerales y las mucinas de las que hablaba el estudio antes descrito. Estas últimas son las responsables de su textura, así como de la retención de agua. También están compuestos por proteínas de defensa, oligosacáridos de defensa, lípidos y células de defensa.
Su textura viscosa tiene mucho que ver con su función: proteger y defender. Mantienen la nariz hidratada y, sobre todo, retienen físicamente las partículas que no han de estar en nuestras vías respiratorias porque podrían enfermarnos: virus, bacterias, ácaros…
Normalmente, los mocos son transparentes y gelatinosos. Pero, cuando atrapan los agentes externos es cuando se vuelven más oscuros y densos.