Antes de nada debemos diferenciar entre regurgitar o vomitar. Con la regurgitación sale sin esfuerzo una cantidad pequeña de leche, muchas veces a la vez que el eructo. Con el vómito, el contenido del estómago se expulsa a la fuerza y es mucho más abundante.
El vómito aparece cuando el diafragma y los músculos abdominales se contraen por orden del llamado centro del vómito, que está situado en el cerebro. Este centro se activa cuando el niño sufre una infección en el aparato digestivo o en el oído o cuando hay sustancias anormales en la sangre (como los productos tóxicos o los medicamentos).
Las causas pueden ser muchas y dependiendo de la edad, unas son más frecuentes que otras. Hay niños que vomitan con mucha facilidad, siendo especialmente frecuentes en los lactantes y niños pequeños.
Algunos niños cada cierto tiempo tienen episodios de vómitos que no ceden con las medidas habituales (vómitos cíclicos). Esto no es una enfermedad, aunque en ocasiones tienen que acudir al servicio de urgencias.
Los procesos que con más frecuencia se asocian con vómitos son los infecciosos: desde cuadros catarrales banales (los más frecuentes, ya que la tos y la mucosidad frecuentemente producen vómitos), otros como amigdalitis, otitis, infecciones urinarias, etc, hasta procesos más graves como neumonía, meningitis u otros.
La infección intestinal, llamada normalmente gastroenteritis, es el proceso en el que los vómitos son la manifestación más frecuente. Normalmente van asociados a diarrea (aumento del número de deposiciones siendo de consistencia más blanda o líquida) y dolor abdominal de forma intermitente (retortijones). Además pueden presentar fiebre.
Hay niños que vomitan como respuesta a un problema psicológico (ir colegio o la guardería) o ante una situación que les disgusta.
Algunos incluso lo provocan, visto el efecto que tiene en los padres, pero la mayoría simplemente somatiza un temor más grande, es una forma física de mostrar su rechazo por algo.
Si el vómito persiste, es aconsejable recurrir a un profesional, para averiguar la causa.
Causa: Tras un golpe en la cabeza
Los golpes en la cabeza a menudo van acompañados de vómitos. En la mayoría de las ocasiones se deben a los llantos y la rabieta que sigue al golpe y no son preocupantes.
Hay que mantenerse alerta y acudir al especialista si observamos síntomas como mareo, somnolencia, pérdida de conocimiento o alteración de las pupilas.
Causa: Vómito con sangre
Este síntoma indica que hay sangre en el tubo disgestivo, puede deberse a un problema en esta zona (úlcera gástrica, esofagitis, etc.) o a que el niño ha deglutido sangre proveniente de la faringe o de la nariz (en este caso, no es preocupante).
Siempre que aparece sangre en el vómito debemos dirigirnos inmediatamente a un servicio de urgencias, sin alarmarnos.
El médico estudiará al pequeño para establecer un diagnóstico lo antes posible. Lo más probable es que se deba a que el niño ha tragado sangre.