Una profesora de psicología de la universidad de Harvard revela por qué algunos niños empiezan a hablar antes que otros

Elika Bergelson, profesora asociada de psicología de la universidad de Harvard, apunta a tres factores como los decisivos en el desarrollo temprano del lenguaje en los niños pequeños.
Padres jugando con su hijo pequeño
Padres jugando con su hijo pequeño - Rubén García

Hablamos a menudo de estudios científicos e investigaciones de universidades de aquí o de allí, pero pocas fuentes tienen el prestigio y la fiabilidad de la universidad de Harvard, cuya profesora asociada de psicología Elika Bergelson está desarrollando nuevos estudios sobre cómo los bebés aprenden el lenguaje del mundo que los rodea. Estudia, por ejemplo, por qué unos niños desarrollan el lenguaje mucho antes que otros.

Bergelson es una psicólogo especializada en el desarrollo del lenguaje en bebés y niños pequeños desde mucho antes de empezar a dar clases en la universidad de Harvard. Ya sus primeros estudios, cuando era estudiante de posgrado en la universidad de Pensilvania, la permitieron revelar que la comprensión del lenguaje en los niños empieza a una edad más temprana de lo que entonces se pensaba. “Alrededor de los 6 o 7 meses, los bebés comienzan a comprender algunos sustantivos muy comunes”, dice la profesora de Harvard.

Según sus estudios, efectivamente, es entre los 6 y los 9 meses cuando “comienzan a comprender sustantivos básicos, produciendo secuencias consonante-vocal”. De los 12 a los 14 meses es una fase en la que “la comprensión de palabras comienza a aumentar”, y es la edad habitual para “pronunciar las primeras palabras auténticas”. 

Y a partir de los 18 meses, explica Bergelson, entre los hitos del desarrollo del lenguaje en niños de 1 a 2 años, destaca que “la comprensión del lenguaje se vuelve cada vez más sofisticada”, y la producción de palabras aumenta de forma considerable. “Es como si los niños de alrededor de un año pasaran de apenas comprender la mecánica del lenguaje a convertirse de repente en verdaderos compañeros de comunicación”, indica la experta.

La profesora de psicología ha continuado estudiando desde entonces cuestiones relacionadas con el aprendizaje del lenguaje. Por ejemplo, si la forma en la que los padres o cuidadores hablan e interactúan con sus bebés de 6 a 12 meses tiene que ver con el desarrollo del lenguaje. “No parece que haya algo fundamentalmente diferente en cómo los padres o cuidadores interactúan con los bebés de 6 y 12 meses”, concluyó Elika Bergelson en sus estudios al respecto.

Padres, con su hijo pequeño - Rubén García

En la actualidad, la psicóloga está inmersa en nuevos estudios, financiados por el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos, y liderado ya en su laboratorio de la universidad de Harvard. Bergelson está centra en poner a prueba lo que ella define como “mejores modelos de aprendizaje” de adquisición del lenguaje.

Dicho de una forma menos técnica, más comprensible, la profesora de psicología está intentando demostrar cuáles son los factores más efectivos y con mayor impacto a la hora de desarrollar el lenguaje en edades tempranas.

En el último artículo de Bergelson, ‘Entrada y producción de lenguaje cotidiano en 1.001 niños de seis continentes’, publicado en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias y coestrico con Alejandrina Cristia, de la École Normale Supérieure, Universidad PSL de Francia, la psicóloga y profesora de Harvard señala que sus resultados cuestionan parte de la creencia generalizada, sobre todo en el ámbito de las políticas estadounidenses, de que las familias en determinadas circunstancias socioeconómicas proporcionan un aporte lingüístico cada vez menor o menos 'bueno' a sus hijos”, afirma.

Es decir, la profesora Bergelson defiende que el nivel socioeconómico no es un factor decisivo en el desarrollo del lenguaje de los niños y niñas pequeños. Esta afirmación la sustentan ambas psicólogas firmantes del artículo en un estudio desarrollado a partir de una muestra de 1.001 bebés de 2 a 48 meses, de 12 países y 43 idiomas, a los que realizaron grabaciones de audio durante un día entero, captando su balbuceo y su lenguaje.

Las dos expertas se apoyaron en herramientas automáticas para poder abarcar una muestra tan amplia. “Es la estimación que hace el algoritmo de cuánto habla el niño está escuchando o produciendo. Pero creo que es un enfoque complementario a lo que de otro modo sería un trabajo que demandaría mucho tiempo y que limitaría las muestras”, argumenta Bergelson.

Padres dando amor y hablando con su hijo - Rubén García

La conclusión del estudio muestra que son tres los principales predictores del desarrollo del lenguaje en edades tempranas, y ninguno de ellos es el nivel socioeconómico de la familia, ni tampoco el género o el multilingüismo. 

Según la profesora de la universidad de Harvard, estos indicadores son “la edad, factores clínicos como la prematuridad o la dislexia, y la cantidad de habla que los niños reciben del mundo que los rodea”.

“En los últimos años, se ha debatido y discutido mucho en la literatura sobre cómo el estatus socioeconómico se relaciona o no con la entrada y salida del lenguaje. Hemos buscado de muchas, muchas, muchas maneras diferentes... En ninguna de ellas encontramos evidencia de que las madres con más educación tuvieran hijos que produjeran más habla en estas decenas de miles de horas de grabaciones de la vida diaria”, concluye la profesora de psicología de Harvard.

Como padres y madres de niños pequeños, según la teoría de la psicóloga, podemos influir en el tercer de los factores: cuánto hablamos a nuestros hijos e hijas pequeñas, y qué tipos de estímulos les facilitamos para que estén expuestos a la mayor cantidad de lenguaje bidireccional —no hablamos de la unidireccionalidad de las pantallas y cómo afectan al desarrollo del lenguaje— reciben.

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