El hábito que nunca falla para desarrollar la empatía en los niños, según una psicóloga de Harvard

Las investigaciones demuestran que los niños que aprenden a desarrollar habilidades como la empatía y el altruismo tienen un crecimiento más sano, a la vez que adquieren una mentalidad más flexible.
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De padres empáticos, hijos empáticos. Así de rotunda se muestra la neuropsicóloga de Harvard, Julia DiGangi, a la hora de dar con la clave para desarrollar habilidades como la empatía en los niños.

En su libro, “Energy rising neuroscience leading emotional”, DiGangi aborda la importancia de cuidar el desarrollo socioemocional de nuestros hijos y señala que existen numerosas investigaciones que demuestran que las destrezas emocionales se aprenden por efecto contagio.

“Los estudios indican que la salud socioemocional de los niños está estrechamente relacionada con el mayor o menor bienestar socioemocional de sus padres, familia y entorno. Es decir, por regla general, de padres empáticos, nacen hijos empáticos”, sostiene esta experta.

La neuropsicóloga añade que. sin duda, el mayor aprendizaje proviene del ejemplo, de los modelos de conducta que ofrecen los adultos, sobre todo los padres u otros miembros de la familia que ellos consideren importantes: "Porque la mayoría de las veces, los niños no hacen lo que los adultos dicen, sino que aprenden de lo que les ven hacer".

En la misma línea que señala DiGangi se han publicado informes en medios especializados como Psychological Science que detallan como la empatía, esa habilidad de saber ponerse en el lugar del otro, y el altruismo contribuyen a un crecimiento más sano y a que los niños desarrollen una mentalidad más flexible.

De padres empáticos, niños empáticos - Getty Images/iStockphoto

Las expertas en crianza y desarrollo emocional, Alyssa Blask Campbell, y, profesora de educación infantil en Bunlker Hill Community College de Estados Unidos, Lauren Staubel también coinciden con DiGangi a la hora de señalar que los adultos (ya sean los padres, cuidadores y/o maestros) juegan un papel fundamental a la hora de que los más pequeños aprendan y desarrollen inteligencia emocional.

Blask y Satubel apuntan que la empatía es precisamente una de las habilidades que en los niños con alta inteligencia emocional pasa más desapercibida y recomiendan tres claves para desarrollar esta habilidad en los niños.

También la psicóloga Sara González Juárez reflexiona sobre empatía y altruismo y en un artículo publicado en www.lamenteesmaravillosa.com afirma que, a priori, puede resultar chocante el objetivo de inculcar este tipo de habilidades en los niños: "Si los niños no son capaces de cuidar de sí mismos, ¿cómo les vamos a pedir que sean altruistas y que cuiden de los demás?", se pregunta esta psicóloga.

Sin embargo, González Juárez señala al respecto que inculcar conductas altruistas en los más pequeños es muy recomendable porque  les ayuda a fortalecer su autoestima y controlar su impulsividad y recomienda, además de dar ejemplo como señala DiGangi, los siguientes hábitos para lograrlo:

1.Poner en marcha iniciativas solidarias en el colegio o participar en ellas

Préstamo de libros, recolección de juguetes en Navidad, recogida de alimentos, etc. Son muchas las iniciativas a impulsar en su centro educativo. Hacerle partícipe de ellas hará que el niño experimente de primera mano los efectos de sus acciones. Aparte, ayudar de manera directa a compañeros que conoce resulta más satisfactorio.

2.Entregar algo que cuidar

Dependiendo de la edad del niño, usa desde un juguete hasta una planta. No es recomendable que sean animales, a no ser que participe en los cuidados de forma complementaria y que sea el adulto quien lleve el peso de la responsabilidad.

Con esto aprenderá a ver los efectos de sus cuidados y a desarrollar su sentido de la responsabilidad y la empatía.

3.Impulsar el voluntariado compartido

Realizar voluntariado es una manera de promover el altruismo en los niños. Buscar alguna actividad solidaria apta para ellos no solo favorece compartir tiempo de calidad, sino que se incluye al pequeño en un ambiente donde el altruismo es la norma.

4.Practicar la amabilidad y la reciprocidad

Aunque al ser altruista no espera nada a cambio de sus acciones, sí es cierto que se fomenta la reciprocidad. De hecho, al revés también funciona; pequeños gestos de reciprocidad desencadenan conductas altruistas en niños de 1 y 2 años.

Por eso, no dudes nunca en crear un ambiente amable y altruista en tu propio hogar, clase o contexto de cualquier tipo. Dichos gestos que piensan en el otro siembran una semilla que germina rápido y echa raíces sólidas.

5.Cuidar el consumo

Parte de la educación de un niño es enseñarles a comprender aquello que sucede fuera de su vista. En este sentido, beneficia hacerles saber de dónde viene lo que consumes, tanto en la esfera física, como en el mundo digital.

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