“No es normal que se mueva tanto”, “Come muy mal, ¿no?”, “¿Tantos regalos con esos suspensos?”, “Demasiado tímido”, “No le ayudes, que lo haga sola”, “¿Todavía con pañal?”… Y un sinfín de comentarios más.
Seguro que te ha pasado y has recibido más de una vez opiniones y consejos no solicitados de este tipo, puntos de vista sobre tu forma de educar que puedes recibir por parte de familiares y amigos y hasta de personas que no conoces de nada y que te cruzas cuando vas paseando por la calle o en el parque. El caso es que cuando tienes un hijo todo el mundo se cree con derecho a opinar.
Para frenar estas intromisiones y aprender a poner límites a los demás cuando se entrometen en tu forma de educar, le hemos preguntado a la educadora Tania García si nos puede proporcionar una serie de consejos prácticos,
La autora de libros como “Educar sin perder los nervios” o del cuento “¿De qué está hecho el amor?” recalca la importancia de establecer límites con nuestro entorno porque así protegemos la salud mental de nuestros hijos e hijas así como la nuestra propia: “Debido a que no nos han educado (para defender nuestros derechos), tendemos a priorizar las necesidades y opiniones de los demás sobre las nuestras y las de nuestros hijos e hijas, lo que afecta directamente en su bienestar personal y en su óptima salud mental”.

García que imparte talleres a familias y el próximo 17 de febrero organiza un Congreso de Educación en Madrid donde abordará este y otros temas añade que “al poner límites a los demás demostramos a nuestros hijos que sus derechos y opiniones son importantes y que deben ser respetados”.
Por el contrario, (si no ponemos freno a este tipo de actitudes), los niños sienten desprotección, abandono y que no son suficientemente importantes para nosotros: siempre parece que otro adulto lo es más, apunta la experta.
Además, de la misma forma que normalizan este trato, permiten que en otros lugares y espacios se les falte al respeto o se produzca un abuso de poder respecto a ellos: “Lo ven como algo normal y no hacen nada al respecto”.
Así de grave y estas terribles consecuencias en su autoestima y salud mental puede llegar a tener el permitir que otros interfieran en la educación de nuestros hijos, incide García. Para frenar y transformar todo esto, la experta aconseja lo siguiente.
Consejos para frenar de forma asertiva a los que se entrometen en tu forma de educar
Con las siguientes recomendaciones de Tania García puedes aprender a poner límites a los demás con asertividad, defendiendo tus derechos y los de tus hijos e hijas.
1.Empodérate y da el paso. “Como no nos han enseñado a establecer límites porque siempre ha sido más importante lo de fuera que nosotras mismas, seguramente, al principio, vamos a sentir nervios, miedo, malestar y hasta dolores de barriga. Esto es así porque nuestro cerebro no está acostumbrado”, explica García que también es experta en neurociencia.
2.Recuerda que lo haces por la salud mental de tus hijos (y la tuya): Para atreverte a dar el paso, es vital recordar que la salud mental de tus hijos está en tus manos: “Tenemos que parar a escucharnos en ese mismo momento y decirnos a nosotras mismas que vamos a hacerlo por la salud mental de nuestros hijos y nuestra propia autoestima. Hay que librarse del miedo al qué pensarán o al que dirán”.
3. A establecer límites se aprende practicándolo día tras día: “Podemos conseguir establecer límites y lo vamos a lograr haciéndolo día a día, con la práctica, para que nuestro cerebro lo tome como algo natural”. García asegura que entonces llega el día en el que dejas de sentir esa fuerte adrenalina que el cerebro mandaba para avisarte de que te ibas a poner en peligro porque has conseguido reeducarle y ahora normaliza priorizarte y proteger a tus hijos e hijas.
4.Saber que eres ejemplo: "Como padres y madres tenemos la responsabilidad de establecer límites y defender los derechos y el bienestar de nuestros hijos e hijas. mostrándoles con el ejemplo como actuar en situaciones similares", opina García.
5.Límites asertivos. Es importante destacar que los límites deben ser asertivos, pues de nada sirve responder a la violencia con más violencia: “En ocasiones, al establecer límites podemos enfrentarnos a conflictos o reacciones adversas. En estos casos, es importante mantener la calma y, si es necesario, retirarse de la situación. Al hacerlo, enseñamos a nuestros hijos e hijas a priorizarse, valorarse y también a gestionar conflictos de manera pacífica y ética”.