Tania García es educadora social e investigadora. Cuenta con 24 años de experiencia en la profesión. Precursora de la filosofía Educación Real, que defiende los derechos de la infancia y la adolescencia, trabaja codo a codo con familias y profesionales a través de sus talleres y cursos de formación.
La experta en educación también difunde herramientas y claves para aprender a educar a través de sus libros. Con más de 100.000 ejemplares vendidos (su anterior obra “Educar sin perder los nervios” supuso todo un éxito) vuelve ahora con el cuento “¿De qué está hecho el amor?” “una fábula apta para todas las edades”, como sostiene su autora.
Con ¿De qué está hecho el amor? los niños aprenden valores como el amor incondicional, el respeto propio y al prójimo, la autoestima, la diversidad, la amistad, las emociones, las adversidades, el duelo, la resiliencia y la ciencia… Tiene como base la filosofía la Educación Real que consiste en la educación basada en el respeto.
Y, precisamente, sobre respeto hablamos con Tania García con motivo de la presentación de este, su nuevo cuento. Pero también de otras otras cuestiones, como la forma errónea en la que estemos educando a nuestros hijos, sin darnos cuenta.

Para enseñar respeto somos los padres los primeros que debemos educar con el ejemplo, ¿lo hacemos?
No. Tenemos una relación con la infancia y la adolescencia asimétrica. Es lo que yo defino como “adultocentrismo”, una forma de discriminación social que se basa en la idea de que los adultos son superiores a niños, niñas y adolescentes; supeditando sus derechos a los de las personas adultas. Esto puede manifestarse de muchas maneras, como en la negación de la voz, opinión, o mostrando un desinterés total por comprender sus verdaderas necesidades emocionales, mentales y físicas.
¿Cómo podemos cambiar esto?
Primero, tenemos que aprender a respetarnos a nosotros mismos y esto se hace trabajando sobre nuestra infancia y adolescencia. Educamos como nos han educado a nosotros y repetimos patrones que reproducen ese aura de sumisión de los menores respecto a las personas adultas.
En segundo lugar, hay que ser críticos con toda la información que nos llega sobre la forma de educar a nuestros hijos, porque muchas veces, las pautas que nos recomiendan se dirigen a la manipulación, en vez de a la educación.
¿Qué estamos haciendo mal?
Estamos forzando procesos cerebrales por el bienestar, la comodidad o el interés adulto. Educar es tener en cuenta sus necesidades reales, en qué momento evolutivo se encuentran y esto podemos lograrlo formándonos y descubriendo como funciona y evoluciona su cerebro.
En muchas ocasiones, educamos con el objetivo de que los niños hagan lo que nosotros queramos: queremos moldear a la infancia y a la adolescencia a nuestra conveniencia: queremos que se calmen, que se estén quietos, que saquen buenas notas, que dejen el pañal a los tres años...
En esto del respeto no hemos avanzado mucho y ahora hay muchas violencias silenciadas, invisibles, más sutiles.
¿Cuáles son estas violencias invisibles de las que hablas?
Por ejemplo, nos acostumbramos a leer libros de emociones con el objetivo de ser valientes. Transmiten el mensaje “Mi valentía es mi mayor fuerza” "No tengas miedo" pero confunden la valentía con apagar emociones. Hay un montón de cuentos así y cuando después les decimos a nuestros hijos: "No dejes encendida la luz, que no hay que tener miedo" " El niño del cuento, no llora, es muy valiente."...Todo este tipo de mensajes representan una violencia sutil, silenciosa...
Es posible que lo hagamos de forma inconsciente...
Exacto. Muchas veces, los padres lo hacen sin darse cuenta y con la mejor de las intenciones. No son conscientes de que, de esta forma , están reprimiendo las emociones del niño. El miedo es natural y no se puede demonizar ninguna emoción. Si el niño o adolescente siente miedo, tristeza, ira… hay que dejar que lo exprese y acompañarle en ese sentimiento.
Si reprimimos sus emociones, el resultado que obtenemos es baja autoestima y desconexión de sus propias necesidades. Luego vienen los miedos, las fobias, la depresión o el acoso…Si buscamos continuamente cuentos que les hagan ser más valientes, más amables, tener buenos modales, dejar pronto el pañal… vamos naturalizando cuestiones que no son naturales. Tenemos puesto el foco en el lugar equivocado.
¿De qué esta hecho el amor? se orienta a niños, padres y educadores. ¿Qué enseñanza pueden sacar cada uno de ellos?
El libro es una fábula que he escrito con el objetivo de que todo el que lo lea adquiera un aprendizaje. Está escrito y pensado para todas las edades. Para mi lo importante es que tanto los niños y niñas, adolescentes, familias y profesionales entiendan que no somos perfectos. El aprendizaje consiste en poder amar la vida a pesar de las adversidades.
Para terminar, un spoiler. En el cuento, una mamá dragona le enseña a su hija en un viaje que el amor está hecho de alegría, de amistad, de los seres que queremos, también de los momentos en los que sufrimos y en los que nos equivocamos. Pero también dices que el amor está hecho de polvo de estrellas, ¿qué significa?
Las investigaciones astronómicas, descubrieron que nuestro organismo,está compuesto en un 97%, , de lo mismo de lo que están compuestas las estrellas (Oxígeno, carbono, hidrógeno, nitrógeno, calcio, fósforo, potasio…). De hecho, todos los componentes del cuerpo humano, se cocieron a fuego lento durante miles de millones de años, dentro de las estrellas y supernovas. Las estrellas son, de alguna manera, nuestra familia. Esto nos enseña que formamos parte de un todo y que, en realidad, por dentro, somos polvo de estrellas.