Álvaro Bilbao explica por qué es inútil que le pidamos a un niño que se esté quieto

Dice el neuropsicólogo Álvaro Bilbao que pedirle a un niño que se esté quieto no funciona por tres razones concretas. Así las explica. 
niña saltando

No hay ser humano al que en la niñez su padre, su madre o sus abuelos no le pidieran, por favor a veces y otras a gritos, que se estuviera quieta. Y es raro la persona que, una vez crece y es padre o madre, no hace lo mismo con sus hijos. Incluso cuando sabe que no va a ningún lado hacerlo, es difícil evitarlo en ocasiones. Pero, efectivamente, la neurociencia es rotunda al respecto: no funciona decirle a un niño que se esté quieto. Según Álvaro Bilbao, son tres los motivos que lo explican.

Antes de entrar en los detalles de la explicación que da Álvaro Bilbao, cabe puntualizar algo: puede funcionar que le digas a un niño que se esté quito por algún motivo que no es recomendable. Es decir, puede hacer caso por miedo, ya sea a un castigo, a un azote o a un grito, por ejemplo. Pero no va a hacer caso por las buenas porque, según el neuropsicólogo, hay varias razones que se lo impiden.

De hecho, dice Bilbao que si tus hijos e hijas supieran cómo funciona su cerebro, cuando les dices que se estén quietos, te dirían lo siguiente: “Mamá, papá: quiero pero no puedo”.

Los tres motivos que explican por qué no se están quietos

En el post divulgativo publicado en Instagram. Álvaro Bilbao explica los tres motivos por los que los niños pueden querer estarse quietos si se lo pedimos pero no pueden hacerlo.

El primero de ellos tiene que ver con el funcionamiento y la madurez de su cerebro. Explica Álvaro Bilbao que tenemos una estructura que se llama ganglios basales “que ayuda a regular el movimiento involuntario”, estructura que en los peques está todavía en desarrollo.

En segundo lugar, Álvaro Bilbao hace referencia al instinto de aprendizaje. “Les ayuda a conocer su cuerpo y a explorar el mundo que les rodea”, dice el neuropsicólogo, que recalca que un niño o niña “tiene que seguir sus instintos”.

El tercer factor que explica por qué no pueden estarse quietos es por cómo entienden las reglas sociales. O, mejor dicho, por cómo todavía no las entienden. “No pueden porque no entienden bien las normas sociales y tampoco son capaces de recordar por qué es tan importante que esté quieto”, dice Álvaro Bilbao. “Y les cuesta hacer cosas que no comprenden o recuerdan”, añade.

Niña feliz saltando un charco - Getty Images

El consejo de Álvaro Bilbao

Ante este panorama, la evidencia de que un niño no se está quieto por mucho que se lo digamos, Álvaro Bilbao tiene un consejo y una apreciación.

Esta última es que para los niños y niñas “es importante aprender poco a poco esas normas sociales, aprender a controlar mis impulsos y que sus padres se sientan bien”. Esto lo recuerda para que, como adultos, cuando nos desesperemos al pedirles que se queden quietos y no lo hagan, lo tengamos en cuenta.

Y el consejo con el que concluye su exposición Álvaro Bilbao es el siguiente (lo pone en boca del niño o niña): “Por favor, llévame al parque para que salte, corra y juegue mucho. Explícame cuándo es mejor movernos menos, no te enfades mucho y sigue recordándomelo”. 

Recomendamos en