El momento el baño con un niño puede convertirse en un rato agradable y divertido, mientras dejamos que el pequeño juegue con sus juguetes a la vez que lo enjabonamos y bañamos (sobre todo en aquellos instantes en los que llenamos la bañera).
Pero cuando el momento del baño involucra tanto un niño pequeño como a un bebé es posible que ese instante divertido acabe convirtiéndose en una completa locura.
¿Qué hacer y cómo conseguir que no se acabe volviendo tan complicado y difícil? Es cierto que la situación puede complicarse cuando no tenemos más ayuda, por lo que no podríamos optar por bañar primero a uno y luego a otro, de forma que tenemos que compartir nuestro tiempo con los dos.
Dado que el bebé todavía puede no ser capaz de sentarse por sí solo, generalmente necesita dos manos que lo apoyen. Mientras que, dependiendo de la edad que tenga el niño pequeño, es bastante posible que también necesite cierta ayuda y control, sobre todo cuando tiene 2 o 3 años.
¿Cuándo es seguro bañar a un bebé y a un niño pequeño juntos?
Es evidente que nos encontramos ante una gran pregunta, con una respuesta, es cierto, bastante modesta: depende. Y es que, en realidad, depende de varias cosas, pero principalmente del tamaño del bebé, si sabe o no sentarse y, finalmente, de la confianza que tengamos en el momento del baño.
Por ejemplo, si el bebé ya sabe sentarse, y tendemos a bañar al niño pequeño en el plato de ducha (y no en la bañera), es perfectamente posible sentar al bebé en medio del niño pequeño y la mamá o el papá.
De esta forma, mientras el bebé juega con sus juguetes típicos de baño, podemos enjabonar y enjuagar al mayor. Y, a su vez, podemos igualmente enjabonarlo y enjuagarlo. Así, en pocos minutos los dos estarán perfectamente bañados.
Pero, como es lógico imaginar, la situación no es tan idílica como nos gustaría en un primer momento. Es posible que el bebé esté un poco revoltoso y se mueva demasiado, lo que nos obligará a estar al cien por cien pendiente de él. O que el niño pequeño esté de mal humor y no quiera bañarse con su hermano.
Como vemos, la clave, como en casi todo, está en mantener la paciencia y en no hacer las cosas con prisas, sobre todo a la hora de evitar posibles riesgos.
Preparando el baño siempre para el bebé, no para el niño pequeño
Especialmente en aquellos momentos en los que el bebé todavía no sabe sentarse del todo, siempre es imprescindible preparar el momento del baño para él, y no para el niño pequeño.
Esto significa que es sumamente importante utilizar el agua a la temperatura adecuada para un bebé pequeño, y mantenerla originalmente poco profunda, especialmente si optamos por bañarlos a los dos en una bañera con agua. En definitiva, ¡es mejor prevenir que curar!
La importancia de contar con ayuda
Aunque es cierto que, en el momento del baño, sobre todo si sabemos hacerlo correctamente, puede no ser necesario contar con el apoyo de otra persona, las primeras veces que intentemos bañar a ambos niños juntos es una gran idea tener ayuda disponible, en particular para aquellos momentos en los que las cosas no vayan tan bien como nos gustaría.
Incluso aunque el bebé se comporte de maravillosa, y se encuentre disfrutando con el momento del baño, podríamos encontrarnos con la necesidad de tener que sacar cosas desagradables del agua, por lo que siempre es aconsejable contar con la ayuda de la pareja, la abuela o el abuelo.
De esta manera, mientras que la mamá termina de bañar al niño pequeño, el papá puede secar y vestir al bebé. Y viceversa.
El angustiante momento de secarlos y ponerles la ropa
Es probable que ya sepas que el plato de ducha, o la propia bañera en sí, pueden ser tremendamente resbaladizos. De ahí que sea de vital importancia utilizar siempre alfombras antideslizantes y, en definitiva, todo lo que sea necesario para evitar que los pequeños puedan resbalarse.
Esto hace que el momento de secar al bebé y al niño pequeño pueda ser algo complicado, sobre todo cuando el niño todavía es muy pequeño, ya que esto significa tener que dejarlo en la ducha mientras secamos al bebé.

La clave está en mantener la calma y en explicarle al niño pequeño que debe permanecer quieto en la ducha, mientras colocamos siempre ambas toallas cerca para poder secar al bebé rápidamente y hacer lo propio con el pequeño, sin tener que movernos del baño.
Así, podemos secar al bebé y al niño pequeño casi a la misma vez, y luego dirigirnos a la habitación donde acabaremos de secarlos mejor, aplicarles las cremas y lociones hidratantes, colocar pañales (si es preciso), y terminar de vestirlos.
Tenerlo todo adecuadamente preparado
No hay nada peor que empezar con la rutina del baño del bebé y del niño pequeño y encontrarnos con la sorpresa que, por el hecho de haberlo hecho con prisas, no hemos preparado nada para el momento de secarlo y arroparlo.
Por tanto, es recomendable tener a mano todo lo que necesitaremos en los momentos posteriores al baño, lo que incluye: toallas, pañales, ropa de vestir y, finalmente, cremas y lociones hidratantes.
Eso sí, aunque es cierto que los momentos más estresantes serán siempre los primeros días, a medida que vamos cogiéndole la práctica no hay duda que volveremos a disfrutar del momento del baño con nuestros hijos.