10 cosas que los adultos deberíamos aprender de los niños

Los niños nos enseñan algo cada día y nunca es tarde para aprender, los adultos somos buena muestra de ello. Hablamos de 10 cosas fundamentales que los adultos deberíamos aprender de los niños.
cosas que los adultos deberíamos aprender de los niños

Siempre decimos que somos un referente para los niños, que debemos dar ejemplo, que somos el espejo en el que se miran y es cierto, pero no debemos olvidar que los adultos también aprendemos cada día cosas de los niños. Y deberíamos aprender más.

Los niños nos dan grandes lecciones de vida y nos aportan grandes enseñanzas. Nos ayudan a conectar con el niño o niña que fuimos y que todos llevamos dentro. Nos ayudan a no dejarnos llevar por prejuicios y a pensar con una mente mucho más pura y libre de estereotipos.

La vida es un aprendizaje constante y no importa la edad que tenga el maestro, porque siempre podemos seguir aprendiendo, siempre descubrimos cosas nuevas y eso, en definitiva es crecer como persona y avanzar.

Los hijos dan grandes lecciones e vida a los padres y esto no deja de sorprendernos y de emocionarnos.

Nos pasamos la vida aceptando nuevas responsabilidades, preocupándonos por el futuro, esforzándonos por formarnos, por mejorar, por aprender…y todo esto es positivo, pero no debemos dejar por el camino la emoción, la ilusión, las ganas y la diversión con la que nos niños afrontan las cosas. La capacidad de sorprendernos y de admirar es fascinante en los niños y los adultos, en muchas ocasiones, la dejamos guardada en el baúl de los recuerdos. Nos olvidamos de hacer y de hacernos preguntas, de cuestionarnos las cosas, de sorprendernos, de arriesgarnos…a veces nos olvidamos de la parte más emocionante y divertida de la vida.

Podemos aprender muchas cosas de los niños y, sin darnos cuenta, se convierten en maestros sin que importe su edad. Nos enseñan a decir lo que se siente y a demostrarlo sin tapujos, a reír más, a emocionarnos, a poner ilusión y ganas en lo que hacemos, a vivir el presente y preocuparnos menos de las opiniones de la gente, a reconciliarnos con nuestra imaginación y con ese niño interior que nos invita a soñar y a apostar por esos sueños…A continuación vamos a hablar de 10 cosas que los adultos deberíamos aprender de los niños, aunque seguro que se os ocurren muchísimas más. ¡Aprendamos cada día un poco de los niños y que no se nos olviden sus enseñanzas!

A tener ilusión

Hay que ponerle ilusión a las cosas. Los niños se ilusionan ante todo y esa actitud positiva es muy beneficiosa.  Aprender a tener ilusión es muy importante.

A vivir más el día a día

Los adultos nos pasamos la vida preocupados y agobiados por el futuro, por lo que vendrá, por lo que no hemos conseguido y lo que nos falta…los niños viven el día a día, viven el presente y aprovechan cada momento. Sabemos que las preocupaciones van a aparecer en la vida adulta, pero un poco del carpe diem y del vivir el presente sin tanto estrés de los niños nos vendría bien.

Aprender a perdonar

A los niños les cuesta mucho menos perdonar, se olvidan de rencores y resentimientos anteriores. Nos vendría bien aprender a perdonar de forma tan fácil como lo hacen los niños.

Jugar es invertir en salud

Los niños aprenden jugando y el ocio es una parte muy importante en su desarrollo. Los adultos también necesitamos “jugar”, dedicar tiempo a nuestras aficiones y a actividades lúdicas y, a veces, nos olvidamos de ese niño que todos llevamos dentro.

Pedir ayuda

Los niños no tienen problema en pedir ayuda cuando no saben o no pueden hacer algo, piden ayuda con naturalidad. A los adultos, muchas veces, nos cuesta reconocer que necesitamos ayuda y todos necesitamos a alguien, no es algo de lo que avergonzarse. Pedir ayuda no es un signo de debilidad: hay que ser muy fuerte para identificar y verbalizar que nos sentimos vulnerables.

Olvidarnos del “qué dirán”

A los adultos nos pesa mucho la opinión que los demás puedan tener de nosotros, los juicios externos llegan a condicionar nuestra forma de actuar, de pensar o de relacionarnos. A los niños les importan mucho menos las apariencias y las opiniones de terceros, lo que hace que sean mucho más libres.

Centrar la atención en lo bueno de la gente

Para los niños, sus padres son los mejores, su profe es la más guay, sus hermanos mayores sus héroes o heroínas…los niños tienen la capacidad de ver lo mejor de cada persona…algo que los adultos nos deberíamos replantear.

Imaginación al poder

Los niños se pasan el día imaginando y siendo creativos. De adultos nos cuesta más echar a volar nuestra imaginación y luchar por esas ideas o sueños que crecen en ella. El miedo a equivocarnos muchas veces es muy grande y los niños no se frenan ante esa posibilidad.

Hacer preguntas y cuestionarlo todo

¿Por qué? Esa gran pregunta que los niños tienen a menudo en la boca. Todo lo cuestionan, tienen curiosidad y hacen preguntas. Los adultos debemos conectar con esa capacidad crítica y espíritu curioso de cuando somos niños y hacernos preguntas, cuestionar la información que nos llega. Es la mejor forma de seguir aprendiendo.

Reír más

Cuando vemos a los niños, generalmente, nos emociona su alegría, su capacidad para reírse con tanta frecuencia y disfrutar. Los adultos debemos buscar motivos para reír más y, cuando los encontramos, disfrutarlos a carcajadas.

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