Cuando somos adultos, la incertidumbre que supone un cambio siempre nos afecta. En mayor o menor medida dependiendo del contexto del mismo y de las circunstancias de cada persona, pero siempre tiene su impacto. Pues esto se multiplica en los peques, y pocos cambios son más difíciles de anticipar para ellos que la llegada de un hermano o hermana a su vida.
Partimos de esta base para intentar hacerte ver la importancia que tiene en este proceso ponernos en su piel. Legitimar todas aquellas emociones y dudas que le vayan surgiendo es el primer paso para minimizar el posible efecto negativo que tenga en ellos esta situación y al mismo tiempo, para convertirlo en una oportunidad familiar. Debéis tener siempre presente este detalle, durante todas las fases del proceso de adaptación familiar.
La importancia de un lenguaje en positivo
Entender esta realidad nos ayudará a afrontar mejor la situación, y así ayudaremos a nuestro hijo pequeño muchísimo más. La comunicación en este sentido es esencial. De nada sirve que le digamos durante nueve meses que nada va a cambiar cuando es obvio que sí lo va a hacer. No le mintáis ni le generéis falsas expectativas. Todo lo contrario: sed honestos y realistas, que no es incompatible con un lenguaje positivo cuando se trata de la llegada de un nuevo miembro de la familia. En este sentido, insistid mucho en que vuestros sentimientos hacia él o ella no van a cambiar, en todas las cosas emocionantes y bonitas que ocurren cuando hay hermanos en la familia y en cualquier otro aspecto positivo que queráis reforzar durante los meses previos al nacimiento del nuevo miembro de la familia. Esto es, una vez más, la anticipación es una herramienta muy eficaz con los niños pequeños.
Hay recursos magníficos para ayudaros en todo este proceso previo que además podéis seguir utilizando cuando ya seáis uno más en cada. El mejor ejemplo es la literatura infantil. Hay infinidad de títulos que tratan la llegada de un hermano y ponen en valor todos estos aspectos positivos a los que nos referimos. No dudes en incluir este tipo de lecturas —Un amor de hermanita es uno de los que podéis leer, por ejemplo— para reforzar el trabajo que estáis haciendo para que vuestro hijo mayor se adapte a la nueva situación familiar.
Animarle a participar en los cuidados de su hermano o hermana (en la medida de lo posible), mantener sus rutinas favoritas y sus horarios habituales, dedicarle tiempo, aunque sea un poquito de vez en cuando, a él solo, y reforzar muchísimo cada comportamiento y gesto positivo que tenga en relación con su hermano o hermana son otros consejos que debemos tener siempre presentes en una situación familiar así. Y es decisivo para limitar las crisis que mantengamos la calma a la hora de gestionar los episodios de celos, por lo que lo normal es que los haya y, como decíamos al comienzo del texto, es totalmente entendible que así sea.
¿Y el día que lo va a conocer?
Cuando nace un hermano o hermana, son días donde la rutina, por motivos obvios, cambia de manera muy significativa. Esto un niño lo detecta rápido y le afecta, por ello es importante no modificar todo aquello que pueda seguir siendo más o menos como siempre.
En este sentido, no hay un abc escrito que funcione siempre, pero por ejemplo, suele ayudar mucho a los hermanos mayores que esa noche o dos noches de hospital tras el parto ellos puedas dormir en su casa junto a su padre. Hay quienes prefieren dejarles con un familiar para poder arropar a su pareja y su nuevo retoño, pero si tenéis la opción de que este papel lo desempeñe otro familiar cercano, no dudéis en estar con vuestro hijo o hija mayor. Os necesita, papás.
Además, en cuanto os sea posible, es recomendable que le llevéis al hospital. De nuevo, si es posible, es interesante que sea su padre quien le recoja del cole, si es un día lectivo, como hacéis habitualmente, y le llevéis junto a su mamá para que la arrope y conozca a su hermanito. Por el camino podéis aprovechar para centraros en ellos, en su día y si os da pie, podéis también prepararle para la visita. Anticipadle detalles: dónde vais, qué se va a encontrar, lo bonito que va a ser cuando abrace a mamá o coja en brazos al bebé, lo bonito que fue cuando vosotros le visteis a él o ella por primera vez, etcétera.
Sobre qué hacer al llegar, nadie mejor que vosotros para saber qué le sentará mejor a vuestro peque. En principio, puede ser un poquito más fácil la presentación si el recién nacido no está en ese momento en brazos de mamá. Así, está le podrá recibir dándole el 100% de su atención y puede ser ella la que presente a los hermanos junto al papá de la familia. Son los padres los que deben hacer la presentación siempre. Y si tiene edad para ello, con todas las medidas de seguridad posibles, dejad que lo coja y le dedique su tiempo. Esta es una imagen que se os quedará guardada en la memoria para toda la vida además.
Por otro lado, aunque todo está relacionado, es a todas luces recomendable que este momento esté acompañado de un clima de calma e intimidad. Es decir, no estéis 15 personas en la habitación del hospital. Dadle la importancia que tiene, que es mucha, para vuestro hijo mayor y también para vosotros, sus padres. Seguro que abuelos, tíos y amigos entenderán que deben mantenerse en un segundo plano y dejarán este instante solo para vosotros.
Por este mismo motivo, es recomendable también no tener prisa. Esperad un poquito para que la mamá esté descansada (dentro de lo que cabe) y así pueda ser protagonista en la presentación positiva de sus hijos.
En definitiva, no pasa nada si “preparáis” la presentación como si de una escena de teatro se tratara. No os sintáis mal porque no sea espontánea o natural. Todo lo contrario. Es aconsejable que así sea para controlarla y que así se desarrolle de manera más bonita y positiva posible no solo para los hermanos, también para los padres.