La leche materna proporciona al bebé todo lo que necesita desde el momento del nacimiento, convirtiéndose así en el alimento exclusivo durante, al menos, los 6 primeros meses. Mientras que, de forma complementaria, la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda continuar con ella hasta al menos los dos años de edad, combinándola, eso sí, con la alimentación complementaria.
De hecho, no solo contiene vitaminas, minerales, grasas, hidratos de carbono y proteínas. Especialmente durante las primeras semanas, también aporta al bebé una serie de anticuerpos verdaderamente útiles y muy valiosos para reforzar el sistema inmunológico del recién nacido, y protegerlo, mientras evoluciona y se desarrolla.
Si bien es cierto que no proporcionar agua en un principio a los bebés puede parecer algo extraño, existe muchísima evidencia de que, en realidad, los bebés no deberían tomar agua hasta que, al menos, tuvieran 6 meses de edad aproximadamente.
Como señala la propia Organización Mundial de la Salud, los bebés que son amamantados no necesitan beber agua adicional, puesto que la leche materna está compuesta en más de un 80 por ciento de agua, además de brindar todos los líquidos que el bebé necesita. Lo mismo ocurriría con los bebés alimentados con biberón y, por tanto, con leche de fórmula, puesto que se mantendrán igual de hidratados.
Por tanto, y suponiendo que el bebé se esté alimentando correcta y adecuadamente, ya sea a través de la leche materna, de la leche de fórmula o una combinación de ambas opciones, su hidratación no tendría por qué convertirse en motivo de preocupación.
No obstante, es normal que tanto a las mamás como a los papás les surjan algunas dudas al respecto, sobre todo cuando vemos tomar agua como un hábito más de nuestro día a día. ¿Por qué, entonces, los bebés no lo necesitan hasta, al menos, pasados unos meses tras el nacimiento?
¿Por qué un bebé no necesitaría beber agua hasta, al menos, el sexto mes de edad?
Existen algunas razones por las que, originalmente, un bebé no tendría que beber agua hasta, al menos, comenzar con la introducción de los alimentos sólidos. Y es que, en primer lugar, siempre y cuando el pequeño se encuentre bien alimentado, obtendrá la hidratación que necesita a través de la lactancia, ya sea a partir de la lactancia materna o de la lactancia con leche de fórmula. Eso será más que suficiente.
Por un lado, ofrecerle agua al bebé antes de tiempo tenderá a generarle saciedad y a llenarle, de manera que podría hacer que, en determinados momentos, se vuelva menos interesado en alimentarse con leche materna o de fórmula, lo que podría contribuir a la pérdida de peso y a una elevación del nivel de bilirrubina en sangre.

Por otro lado, demasiada cantidad de agua y otros líquidos (como la propia leche materna o de fórmula), puede hacer que los riñones acaben eliminando mucha cantidad de electrolitos, entre los que se incluye el sodio, lo que podría originar ciertos desequilibrios.
En resumidas cuentas, un bebé lactante no necesitaría beber agua hasta al menos cumplido el sexto mes de edad, momento o etapa en la que comúnmente se comienza con la introducción de los primeros alimentos sólidos.
¿Qué ocurre con la hidratación de los bebés de 6 a 12 meses de edad?
Aunque es posible comenzar con los alimentos sólidos entre los 4 a los 6 meses de edad, en la mayoría de las ocasiones lo más común es que los padres esperen hasta que el bebé haya cumplido el sexto mes de edad.
A partir de ese momento, y una vez el pequeño se encuentre en la etapa de la introducción de los alimentos sólidos (por ejemplo, en forma de purés de verduras, compotas de frutas y papillas de cereales), entonces sí es posible y recomendable introducir agua.
Debemos tener en cuenta que, una vez que se introducen los sólidos, es común que la ingesta de leche se reduzca ligeramente. Aunque es cierto que todo dependerá de cómo se introduzca, qué tipos de alimentos sólidos se introducen y con qué frecuencia sean consumidos.
Por tanto, ya que es recomendable introducir los alimentos sólidos lentamente, es aceptable complementar con agua a partir de este momento. Siempre y cuando, claro está, el bebé continúe tomando leche materna o leche de fórmula cada día.