Cuando nace un bebé, todo el entorno (abuelos, tías, primas..) quieren disfrutar del pequeño.Pero a veces esa participación es tan entusiasta que agobia a los nuevos padres y crea verdaderos problemas.
Todo el mundo se empeña en opinar sobre qué es lo mejor para el bebé. Y aunque los consejos normalmente son bienintencionados y bienvenidos cuando una no sabe qué hacer, ese aluvión de opiniones muchas veces más que ayudar desconcierta y otras incordia, sobre todo cuando nadie los ha pedido.
La ayuda, con tacto, por favor
Lo cierto es que nadie duda de la buena fe de estas personas y menos si son de la familia. El nacimiento de un nieto o un sobrino es siempre un acontecimiento esperado y deseado, y todos quieren ayudar y disfrutar del pequeño.
La participación de la familia es necesaria en algunos momentos, como cuando la madre está débil y sensible tras el parto.
El problema aparece cuando se sobrepasan los límites de la ayuda razonable o del respeto a la pareja. Si todos se vuelcan en ayudar, es importante hablar antes y repartir las tareas.
Hay que ser listas y adelantarse a los acontecimientos. Si ya sabemos de qué pie cojea nuestra suegra o muestra madre habrá que explicarle antes de que nazca el bebé, incluso repetirle cuando ya esté con nosotros si hace falta, que todos sus consejos son muy valiosos y que los vamos a tener en cuenta. Pero que han de comprender que muchas de las modas y hábitos de crianza de hace treinta o cuarenta años, hoy en día ya no se estilan, y que ciertos productos para el cuidado del bebé como los polvos de talco, la mercromina o la povidona yodada ahora se desaconsejan. Habrá que explicarles con todo el cariño posible y sin enfados, que estamos convencidas de que sabremos criar a nuestro hijo tan bien como lo hicieron ellas y que no dudaremos en pedirle ayuda y consejo cuando tengamos alguna duda.
Párales antes de que se salgan del tiesto
- Establece límites desde el principio, incluso antes, y no permitas que ciertas injerencias familiares se conviertan en hábitos que más tarde sean difíciles de evitar.
- Es esencial que el padre se implique en la crianza del bebé desde el hospital. Podréis sobrellevar mejor las situaciones complicadas si compartís experiencia.
- La pareja debe estar de acuerdo y tomar decisiones conjuntas sobre su hijo y después cada uno encargarse de trasladarlo a su propia familia para evitar suspicacias.
- Tú eres quien mejor conoce a tu bebé y tu intuición, dormirle o alimentarle, salvo que tú estés de acuerdo. Es más eficaz que se ocupen de las tareas domésticas.