Por qué ver los Juegos Olímpicos con mis hijas es una oportunidad educativa y personal única

Estos días estoy descubriendo lo bonito y productivo, en lo que al aprendizaje se refiere, que es compartir con mis hijas pequeñas los Juegos Olímpicos.
Un estadio polideportivo
Un estadio polideportivo - Rubén García

Una de las cosas más bonitas que me han pasado este verano es Simone Biles. Suena raro; ya lo sé. No tengo el gusto de conocer a la gimnasta más famosa de la historia, con permiso de Nadia Comaneci, pero ver cómo deja a mis hijas de 7 y 5 años fascinadas mientras hace cosas que nadie ha hecho jamás en un gimnasio, y menos si es el de los Juegos Olímpicos, ha sido precioso. Ella me ha inspirado para escribir estas líneas sobre por qué ver los Juegos Olímpicos con tus hijos puede ser una gran oportunidad educativa y familiar.

Simone Biles es muy grande en la gimnasia, pero también lo es fuera del gimnasio. No literalmente, porque apenas supera el 1.40 de altura, pero sí a nivel de carisma y valores. Ella, la mejor de todos los tiempos, decidió no competir en Tokyo para priorizar su salud mental. Esto, por cierto, nos lleva a otra pregunta: ¿cuándo es mejor empezar en la gimnasia artística y deportiva en niños? Ella, que se dedica a uno de los deportes más exigentes, no brilla si no se divierte, si no sonríe, también cuando trabaja duro. Encarna, en definitiva, los valores del deporte moderno que me gustaría que heredaran mis hijas, y todo ello en la piel de una mujer joven, estrella de la única competición deportiva en la que afortunadamente pueden brillar por igual hombres y mujeres.

París, donde se celebran los Juegos Olímpicos 2024 - Rubén García

Ver los Juegos Olímpicos con mis hijas es poder transmitirles una pasión que yo tengo desde que tenía su edad, cuando vi encender el pebetero de Montjuic con el flechazo de Antonio Rebollo que inauguró los Juegos de Barcelona 92. Tenía 6 años; la edad de mis hijas, que todavía no sabían que existe la esgrima, ni cómo funciona la natación de competición, qué es el hockey hierba, que el verdadero Dream Team lo conforman mujeres o qué cosas se puede hacer en una minúscula barra de equilibrio. Incluso, que los trucos que ven y tratan de imitar en el skate park del barrio te pueden llevar a ganar una medalla, ni todos los tipos de deportes que se pueden hacer con una piragua.

Los Juegos son, en definitiva, una oportunidad irrepetible para descubrir deportes que de otro modo, por mucho que me gusten, no me da tiempo a enseñarles. En buena medida, porque no los pueden practicar cerca de casa y porque son poco mediáticos.

Pero es que, además, los Juegos Olímpicos son la competición deportiva que mejor demuestra el cambio generacional, ese gusto por competir de otra manera de muchos y muchas deportistas, disfrutando y con el compañerismo por bandera, aunque todos y todas quieren ganar. Esto no se ve, por ejemplo, en el deporte más popular y que más minutos tiene de tele en nuestro país, el fútbol.

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Sé que ver los Juegos implica pasarnos un poco (bastante) de los límites recomendados y los que aplicamos en la familia sobre las horas de televisión al día (te recomienda esta lectura: 'Mi hijo está enganchado a la tele, ¿cuándo decir basta?'), pero es bonito ver a las dos peques concentradas en lo que ver, ser conscientes de las cosas nuevas que tienen delante y responder a su bombardeo de preguntas

Es algo parecido a lo que deben sentir esos papas y mamás cinéfilos cuando comparten sus pelis favoritas con sus hijos e hijas. Una manera maravillosa más de compartir algo que te apasiona con tus peques, un recuerdo imborrable para mí y un aprendizaje y enriquecimiento personal para ellas.

Por todo ello, te animo a elegir algunos deportes con ellas y ellos, de forma consensuada, sabiendo que no se puede ver todo, durante estas dos semanas y sentarte un ratito con ellas y ellos a verlos de manera consciente y dialogada. Veréis que los Juegos Olímpicos son, además de muchísimas otras cosas maravillosas, una oportunidad única de aprendizaje y una fuente generadora de recuerdos para toda la vida. No lo dudes; si tienes la oportunidad, disfrútalos en familia. 

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