Algunos niños y niñas parecen procesarlo todo: los sonidos de fondo, los detalles visuales mínimos, las palabras no dichas, las emociones ajenas, la textura del suelo… Todo entra y nada parece pasar desapercibido. Es como si tuvieran por cerebro un saco sin fondo, un almacén con espacio interminable. Esto a priori es una ventaja, pero puede resultar agotador cuando son incapaces de controlarlo, de descartar aquello que no quieren captar. En estos casos pueden sentirse abrumados, sobreestimulados, agotados incluso pese a ser profundamente curiosos, creativos o brillantes a nivel intelectual. Este fenómeno de la hiperactividad mental es habitual en las altas capacidades, hasta un punto que puede ser agotador. ¿Qué pasa en este tipo de cerebros?
Un estudio de la Universidad de Harvard que tiene más de dos décadas de antigüedad pero sigue plenamente vigente —como el estudio de los tres anillos de Renzulli o la sobreexcitabilidad de Dabrowski— sugiere que uno de los ingredientes neurológicos que puede explicar esta intensidad mental es la llamada inhibición latente. En este caso, la baja inhibición latente.
La inhibición latente es un mecanismo cerebral automático que nos ayuda a clasificar la información que recibimos a través de los estímulos y a filtrar aquella información que considera irrelevante. Si funciona de forma más laxa, sin ser efectivo a la hora de filtrar, puede estar vinculado a formas de pensamiento más divergentes y creativas. A eso que se llama pensamiento neurodivergente, donde se engloban los cerebros con altas capacidades.
Esta teoría ayuda a entender las altas capacidades desde la infancia. Porque, a veces, cuando la cabeza de tu hijo o hija parece que va a estallar, puede que simplemente esté procesando el mundo en más canales de los que cualquier persona puede soportar sin que tenga consecuencias negativas a nivel mental.

Detalles del estudio que explica la baja inhibición latente en altas capacidades
El estudio que explica la relación entre altas capacidades e inhibición latente data de comienzos de siglo. Fue publicado por el equipo de investigación de Shelley Carson en la Universidad de Harvard y evaluó a más de 200 personas consideradas de "alto funcionamiento" o “alto potencial” —es decir, sin patologías clínicas y con un rendimiento intelectual por encima de la media— para investigar la relación entre la inhibición latente baja y la creatividad real. Medida está por logros creativos tangibles como publicaciones, obras de arte, patentes, etcétera.
Los investigadores partieron del concepto de inhibición latente, un proceso cognitivo por el cual el cerebro filtra los estímulos considerados irrelevantes. En la mayoría de los adultos, este filtro permite concentrarse en tareas sin distraerse con todo lo que ocurre alrededor. Pero algunas personas, según el estudio y según otras fuentes científicas, tienen una inhibición latente más baja. Esto es, no son capaces de filtrar tanto, de manera tan efectiva, por lo que se cuelan más estímulos en su conciencia. Son cerebros, dicho de otro modo más coloquial, que descansan muy poco y que trabajan a máxima velocidad durante mucho tiempo.
Es como si su cerebro fuera una radio capaz de escuchar diez emisoras a la vez. Puede ser agotador, aunque también puede generar conexiones inesperadas, asociaciones brillantes y formas de pensar fuera de lo común, de ahí que en las personas con altas capacidades destaque la capacidad creativa para resolver problemas, por ejemplo.
A partir de este concepto, la hipótesis de los investigadores fue que esta “falla” del filtro cognitivo podría ser una ventaja en ciertos contextos, especialmente cuando va acompañada de una alta inteligencia o una buena capacidad de razonamiento. Y los resultados del estudio lo confirmaron: las personas con inhibición latente reducida tendían a tener más logros creativos, siempre que sus funciones ejecutivas (como memoria de trabajo y control cognitivo) estuvieran intactas.

Cuando el filtro es más laxo
La aplicación de estos resultados a la infancia y a la crianza es directa y muy potente. De hecho, sigue influenciando el estudio en cuestión en la divulgación y el estudio de las altas capacidades, un campo que tanto ha crecido en los últimos años.
Hay niños y niñas que, desde pequeños, parecen hiperreceptivos: todo lo perciben, todo lo sienten, todo lo analizan. No siempre es así pero es habitual que esta característica sea compatible con las altas capacidades. En otras ocasiones, puede estar relacionado con la hiperactividad infantil. O incluso con un cuadro de ansiedad infantil. Nada es descartable, pero detrás puede haber una forma distinta —y no necesariamente patológica— de procesar el entorno. Un pensamiento neurodivergente.
En este sentido, el estudio sugiere que en algunos niños y niñas la baja inhibición latente puede ser una pista de creatividad emergente, no solo una fuente de distracción.

La clave estaría en acompañarlos para que desarrollen herramientas de autorregulación emocional, sin intentar silenciar su estilo cognitivo.
Para ello, puedes tomar nota de estos consejos que hemos ido compartiendo en distintas noticias sobre altas capacidades —por ejemplo, en esta en la que te proporcionamos estrategias y enfoques para acompañar en el bienestar emocional de niños con altas capacidades— y que, ahora, aprovechando este texto sobre la inhibición latente y las altas capacidades, condensamos en esta lista:
La diferencia no es disfunción
Los niños y niñas con baja inhibición latente no tienen un trastorno. Simplemente perciben más estímulos. Entender esto ayuda a enfocar su acompañamiento.
Entender su capacidad creativa
La creatividad no siempre se expresa en dibujos o cuentos. A veces se manifiesta en preguntas incesantes, asociaciones originales o una sensibilidad sensorial muy aguda, y también en la resolución de conflictos.
Apoyar sin reducir
No se trata de “normalizar” a estos niños, sino de ayudarlos a identificar sus propios límites, aprender técnicas de concentración y entender que su forma de percibir el mundo puede ser una fortaleza.
Cuidar el entorno
Ambientes caóticos o sobreestimulantes también pueden saturarlos más de lo habitual. La previsibilidad, los espacios tranquilos y la escucha activa son aliados en la crianza de este tipo de niños y niñas.
Referencias
- Shelley H. Carson, Jordan B. Peterson, Daniel M. Higgins. Decreased Latent Inhibition Is Associated With Increased Creative Achievement in High-Functioning Individuals. Journal of Personality and Social Psychology, 2003. DOI: 10.1037/0022-3514.85.3.499