El concepto de persona superdotada ha evolucionado mucho en los últimos años, hasta el punto de que se habla más de altas capacidades. Durante décadas, la respuesta se buscó en los test de inteligencia. Pero hace algo menos de medio siglo, a mediados de los 70, el psicólogo educativo Joseph S. Renzulli revolucionó esta idea con un modelo que cambió la forma de entender el talento: la Concepción de los Tres Anillos de la Superdotación. Se trata de un modelo científico plenamente vigente en el ámbito de las altas capacidades aplicadas a la infancia.
Lejos de basarse solo en un número (el famoso CI), Renzulli planteó que el verdadero talento emerge cuando confluyen tres factores: una capacidad intelectual por encima de la media, creatividad y compromiso con la tarea.
Además, incide la teoría de Renzulli en que los tres rasgos que identifica, anteriormente señalados, aparecen “en ciertas personas, en determinados momentos y bajo determinadas circunstancias”, detalla la fundación Joseph Renzulli. Por eso, no hablaba de “niños dotados”, sino de conductas dotadas, lo cual marcó un giro fundamental: se trata de lo que un niño o niña puede llegar a hacer cuando se le ofrecen las condiciones adecuadas.
Esta visión, lejos de quedar desfasada, sigue guiando hoy a docentes, orientadores y familias que desean acompañar a los niños con potencial sin etiquetarlos ni encasillarlos. Y por eso, el modelo de Renzulli ha inspirado programas educativos, incluso actuales, y aparece en boca de casi todos los marcos teóricos que abordan cuestiones relacionadas con las altas capacidades.

El modelo de los Tres Anillos de Renzulli
Aunque hemos expuesto ya las líneas maestras del modelo de los tres anillos de Renzulli, profundizamos un poco más en este epígrafe en la definición de cada uno de los tres componentes destacados por este modelo que data de mediados de los 70.
Joseph S. Renzulli, investigador de la Universidad de Connecticut, desarrolló este modelo a partir de investigaciones con estudiantes que mostraban talentos diversos, incluso fuera de los estándares académicos. El resultado fue una teoría del talento basada en la interacción de estos tres componentes:
- Capacidad por encima de la media: no se refiere solo a un alto CI, sino a habilidades cognitivas que permiten entender, relacionar y aplicar conocimientos de forma eficaz. Puede ser general (razonamiento, lógica) o específica (matemáticas, lenguaje, arte, música, etc.).
- Creatividad: entendida como originalidad, pensamiento divergente, fluidez de ideas, sensibilidad hacia los problemas o capacidad para generar soluciones nuevas.
- Compromiso con la tarea (task commitment): aquí entra la motivación interna, la perseverancia, la capacidad de concentración y de esfuerzo sostenido en un tema que apasiona. Para que se dé en las altas capacidades este compromiso es decisivo que el tema en cuestión despierte la curiosidad del menor.
Según Renzulli, solo cuando estas tres esferas se solapan, aparece lo que él denominaba “conducta superdotada”: niños o niñas capaces de producir un trabajo valioso, novedoso y relevante para una comunidad o audiencia.
El modelo se basa además en una premisa clave: la superdotación no es un rasgo fijo, sino una posibilidad que puede desarrollarse con la estimulación adecuada. Esto conecta con otras teorías que también siguen influyendo en la investigación y divulgación de las altas capacidades en la infancia, como la inteligencia exitosa de Sternberg o las inteligencias múltiples de Gardner.

Un modelo con impacto real
El modelo de Renzulli no se quedó en la teoría. Desde los años 80 se ha aplicado en miles de escuelas a través del Modelo de Enriquecimiento Triádico y programas como el SEM. Estas propuestas, traducidas a un lenguaje coloquial y de uso cotidiano en nuestro sistema educativo, consisten en ofrecer oportunidades de enriquecimiento curricular para todos los alumnos, y no solo para un grupo reducido con “etiqueta de superdotado”.
En este sentido, Renzulli propuso que al menos el 15% del alumnado podría beneficiarse de programas de desarrollo del talento, ampliando así el foco más allá del clásico “3% de superdotados”. De hecho, en la actualidad se cree que el 10% de la población tiene altas capacidades, aunque la detección en España de las altas capacidades sigue muy por debajo de estas cifras.
En España, aunque mucho más tarde de la publicación del modelo de Renzulli, comunidades autónomas empezaron a aplicar criterios de identificación más abiertos y diversos, incluyendo la creatividad, el pensamiento divergente y la motivación, y dejando a un lado el CI como único factor para decidir si un niño o niña tiene altas capacidades.
Esto también nos permite hablar de talento emergente, de potencial oculto, de estudiantes que quizás no destacan en las pruebas tradicionales, pero que muestran ideas brillantes o pasiones intensas en áreas menos académicas: arte, comunicación, robótica, emprendimiento social…

El enfoque de los tres anillos en casa o en el aula
Este enfoque tiene implicaciones prácticas muy valiosas para madres, padres y docentes. La primera y más importante: no se trata solo de notas o de sobresalientes. De hecho, algunos niños y niñas con altas capacidades pueden aburrirse en clase, mostrar bajo rendimiento o incluso problemas de conducta si no se les permite explorar a su manera.
Por eso, el modelo de Renzulli, al ser un acicate para el cambio de mirada de las altas capacidades, deriva en determinadas pistas, reflexiones o consejos plenamente vigentes para aplicar el modelo de forma cotidiana en el aula con niños y niñas de altas capacidades. Modelo que se puede exportar al ámbito de la familia dentro de sus circunstancias:
- Observa lo que le apasiona de verdad. El interés sostenido en un tema (la muerte, los agujeros negros, los dinosaurios, los planetas, la cocina, el dibujo...) es uno de los indicadores más fiables de una posible alta capacidad.
- Fomenta la creatividad en lugar de corregirla. Deja que invente, que cuestione, que proponga ideas locas. A veces la genialidad se esconde en lo inesperado.
- Ayúdale a perseverar. La motivación no siempre es innata. Puedes enseñarle a organizarse, a tener objetivos propios, a sentirse satisfecho con su esfuerzo.
- Dale autonomía. Proyectos personales, elección de tareas o retos autoimpuestos pueden ser más estimulantes que seguir el libro al pie de la letra.
Referencias
- Joseph S. Renzulli. Joseph S. Renzulli. The Three-Ring Conception of Giftedness: A Developmental Model for Promoting Creative Productivity. En: S. M. Reis (Ed.), Reflections on Gifted Education, pp. 55–86. Waco, TX: Prufrock Press, 2016.
- Robert J. Sternberg, Elena L. Grigorenko. The Theory of Successful Intelligence as a Basis for Gifted Education. Gifted Child Quarterly, 46(4), 2002. https://doi.org/10.1177/001698620204600403
- Howard Gardner. Frames of Mind: The Theory of Multiple Intelligences. Basic Books, 1983.