El favoritismo parental no es una percepción infantil, sino un patrón confirmado por la ciencia. Aunque los padres juran que quieren a todos sus hijos por igual, los datos científicos sugieren otra realidad. Un reciente metaanálisis publicado por la American Psychological Association ha confirmado que el favoritismo hacia uno de los hijos es un fenómeno frecuente y sistemático en muchas familias. Este sesgo no solo existe, sino que está influido por factores específicos como el género del menor, su personalidad y su orden de nacimiento.
Los padres sí tienen un hijo preferido. Y lejos de tratarse de una anécdota doméstica, el hijo o hija favorito tiende a recibir un trato diferenciado —y generalmente más positivo— que repercute tanto en su bienestar emocional como en el equilibrio del conjunto familiar. Conocer qué factores suelen decantar la balanza puede ayudar a madres y padres a tomar conciencia y revisar sus dinámicas de crianza.
Este tipo de desigualdades sutiles en la relación padre-hijo no solo se perciben por los hijos (quienes muchas veces lo señalan abiertamente), sino que han sido reconocidas por los propios padres en diversos estudios.

Un análisis masivo de 30 estudios confirma el favoritismo parental
Este metaanálisis, liderado por la psicóloga Jennifer E. Lansford y su equipo, analizó 30 estudios con datos de más de 19.000 familias en América del Norte y Europa Occidental. Su objetivo era estudiar cómo los padres tratan de forma distinta a sus hijos y qué variables influyen en ese trato diferenciado.
Los hallazgos son muy reseñables. Estos son los más llamativos:
- El 70% de los padres admiten tener un hijo o hija preferido/a cuando se les pregunta de forma indirecta.
- El favoritismo se expresa sobre todo en la calidez emocional (más afecto, más comunicación, más atención).
- Los hijos perciben esa diferencia, aunque no siempre coincide con el favoritismo declarado por los padres.

Además, el estudio destaca que el género, la personalidad y el orden de nacimiento son factores decisivos:
- Las hijas suelen recibir un trato más afectivo que los hijos.
- Los niños con rasgos de personalidad como la responsabilidad y la amabilidad tienden a ser los preferidos.
- Los primogénitos suelen disfrutar de mayor autonomía y responsabilidad, lo que puede leerse también como forma de preferencia.

Un tema ¿menor?
Este estudio, respaldado por otros análisis recientes, pone sobre la mesa un tema incómodo pero necesario: incluso los padres más entregados pueden establecer jerarquías emocionales con sus hijos sin ser del todo conscientes.
Un estudio anterior de la Brigham Young University apunta que los hijos e hijas no favoritos tienden a rendir peor académicamente y pueden verse más expuestos a conductas de riesgo. En cambio, otros estudios y medios como CBS News ya habían avisado de algunas posibles consecuencias de que los padres tengan un favorito. Según estas fuentes, el favoritismo tendría consecuencias reales:
- Hijos favorecidos: suelen tener mejor autoestima, más apoyo emocional y relaciones familiares más sólidas.
- Hijos no favorecidos: pueden presentar más conflictos conductuales, sentirse excluidos o desarrollar ansiedad.
En definitiva, la única certeza es que la ciencia confirma que, como muchos padres reconocen y otros lo saben aunque no quieran reconocerlo, es que los padres tienen una hija o hijo favorito. ¿Te ocurre a ti?
Referencias
- Jensen, A. C., & Jorgensen-Wells, M. A. (2025). Parents favor daughters: A meta-analysis of gender and other predictors of parental differential treatment. Psychological Bulletin, 151(1), 33–47. https://doi.org/10.1037/bul0000458