Cuando un niño o niña ingiere accidentalmente un líquido no comestible; es decir, peligroso, como puede ser un detergente, es normal que las familias entren en pánico y busquen actuar rápidamente. Sin embargo, no todas las acciones que parecen instintivas son seguras. La doctora Lucía Galán Bertrand, conocida por su labor divulgativa como Lucía Mi Pediatra, advierte que provocar el vómito en estas situaciones puede ser extremadamente peligroso y debe evitarse siempre. Te contamos por qué y cómo debes actuar en una emergencia como esta.
El primer paso ante la sospecha de que un niño o niña ha ingerido un líquido potencialmente tóxico es mantener la calma y llamar inmediatamente al Instituto Nacional de Toxicología (91 562 04 20). En su defecto, podéis llamar al 112. En ambos casos, la doctora Galán Bertrand incide en la importancia de llamar y seguir las instrucciones precisas que los profesionales os darán desde el otro lado del teléfono.
Dicho esto, tan importante es proceder de la forma adecuada en una situación de emergencia como esta como evitar determinadas reacciones que, por mucho que puedan parecer lógicas, no lo son. En cambio, sí son muy peligrosas para la salud del menor.
En este sentido, Lucía Mi Pediatra deja claro que en ningún caso se debe administrar leche, agua, ni intentar que el niño o niña vomite si ha tomado un líquido peligroso.

No provocar el vómito: cuatro razones médicas
Estos son los cuatro argumentos médicos por los que no es aconsejable, según los profesionales de la salud pediátrica como la doctora Lucía Galán Bertrand, provocar el vómito a un peque que ha ingerido un líquido no comestible:
Puede dañar el esófago
Cuando un niño o niña ingiere un líquido corrosivo o irritante, como un producto de limpieza o un disolvente, hacerlo vomitar hace que esa sustancia vuelva a subir por el esófago.
Esto puede empeorar las lesiones porque el paso repetido del líquido aumenta el riesgo de quemaduras, irritaciones graves e incluso perforaciones en esta zona tan delicada. En vez de ayudar, podría complicar mucho más la situación.

Puede llegar a los pulmones
Al inducir el vómito, existe la posibilidad de que el niño o niña aspire parte del contenido del estómago hacia las vías respiratorias. Esto puede causar asfixia de forma inmediata, una neumonía por aspiración o problemas respiratorios serios que pueden poner en peligro su vida.
Este riesgo es mayor en los niños pequeños, ya que sus vías aéreas son más vulnerables.
Posibles reacciones químicas en el estómago
Algunos productos tóxicos pueden reaccionar al entrar en contacto con los ácidos del estómago. Si el niño o niña vomita después de haber ingerido estas sustancias, puede producirse una reacción química que aumente la toxicidad o que genere gases irritantes, lo que empeora la situación y dificulta el tratamiento médico.
Más daño en el aparato digestivo
El propio acto de vomitar puede ser perjudicial si lo que el niño o niña ha ingerido es muy irritante. Las contracciones del vómito pueden lesionar las paredes del estómago y del intestino, además de exponer nuevamente al esófago al paso del líquido dañino, agravando así las lesiones ya producidas.
Por todas estas razones, Lucía Mi Pediatra enfatiza que la mejor conducta es no provocar el vómito y buscar atención médica urgente. Los sanitarios disponen de protocolos específicos y tratamientos adecuados para cada tipo de sustancia ingerida, lo que asegura que el niño reciba la mejor atención posible sin añadir riesgos innecesarios.