Ser Padres

La crianza en brazos está de moda

Los padres de hoy en día se han dado cuenta de que llevar a su hijo en un portabebés tiene muchas ventajas: les deja las manos libres y el bebé llora menos.

Van por la calle con sus bebés a cuestas. En una bandolera, una mochila ergonómica o un fular. Se les ve tranquilos, cómodos. A veces empujan un carrito vacío, la mayoría de las veces el cochecito brilla por su ausencia. Y cada vez son más. Hace unos años llamaba la atención ver a una madre o a un padre porteando a su bebé por la calle, pero cada vez es más común. Estamos redescubriendo que los bebés, cuando están en contacto con mamá o papá, lloran menos. Y que si les llevas en un portabebés, hacer los recados o salir a la calle es mucho más fácil.

¡No se malacostumbran!

Es algo que todas las madres saben en las culturas ancestrales, pero en Occidente los mensajes tipo “es mejor dejarle llorar” o “no le cojas tanto en brazos, que se malacostumbra” se hicieron omnipresentes durante décadas.

Entonces llegó la antropóloga Jean Liedloff. En 1975 publicó El concepto del continuum: en busca del bienestar perdido, un libro que recoge los principios básicos de la crianza natural a partir de su convivencia con la tribu de los yekuana en Venezuela. Liedloff observó que los bebés de esta tribu iban siempre en brazos, y que nunca gritaban y rara vez lloraban. Estableció la importancia de la "fase en brazos", que empieza en el nacimiento y termina con el comienzo voluntario del gateo, en la que el bebé disfruta de contacto físico constante con sus cuidadores 24 horas al día.

En el regazo de su madre, el bebé tiene todo cuanto necesita: alimento, calor y apego. Y su madre le incorpora a su vida cotidiana con naturalidad mientras el bebé aprende a convivir con su “tribu”.

Los estudios de Jean Liedloff conectan con la teoría del apego desarrollada por John Bowlby a partir de los años 50. Según este terapeuta, el modelo de apego que desarrollamos de bebés con nuestros cuidadores primarios (especialmente con la madre) se mantiene toda la vida y es la base de nuestras futuras relaciones y de nuestra salud emocional y psicológica. Por eso no tiene sentido dejar llorar a un bebé o no cogerle en brazos.

Todo un movimiento social

Estos enfoques están en la base del movimiento Crianza en brazos, que intenta transmitir algo tan sencillo como eso: los niños necesitan ser criados en contacto constante, amoroso y respetuoso con sus padres para crecer sanos y seguros. Afortunadamente, el mensaje va prendiendo en lo que llamamos las sociedades desarrolladas. De hecho, desde 2008 se celebra la Semana Mundial de la Crianza en Brazos, una iniciativa de la asociación estadounidense Babywearing International cuyo objetivo es dar visibilidad al porteo ergonómico y a las ventajas del contacto piel con piel para los porteadores y para los bebés.

“El porteo es la herramienta que te permite dar a tu hijo todos los brazos que demanda de una manera fácil. Pero la idea es atender la necesidad biológica de contacto que tiene el bebé”, explica Elena López Acuña, codirectora del programa de formación de asesoras de porteo y maternidad Continuum y una de las fundadoras de la Red Canguro. Escribe el blog Monitos y risas. “La crianza en brazos comienza con un embarazo consciente y sigue con un parto respetado, lactancia prolongada, porteo, porque es más práctico, colecho y una educación basada en la negociación y en escuchar al niño casi en igualdad de condiciones, y en poner límites desde el respeto, no desde la imposición”. Elena especifica que, en cualquier caso, para portear no es necesario pertenecer a ninguna corriente de crianza. “El contacto es positivo siempre, los padres que deciden portear por cuestiones prácticas se benefician de las demás ventajas, y su hijo, también”.

Mª Angustias Salmerón es pediatra en el Hospital Universitario de La Paz de Madrid, madre de dos niñas, autora del blog Mi mamá ya no es pediatra y firme defensora del porteo. “Tú puedes coger en brazos a tu bebé todo lo que quieras y no portear. Lo que pasa es que el porteo facilita la crianza, porque te permite tener las manos libres mientras permaneces en contacto con tu bebé”.

Asesórate en el embarazo

La variedad de portabebés ergonómicos y formas de utilizarlos es inmensa. “Por eso siempre digo que es preferible regalar una asesoría de porteo que un dispositivo”, explica la doctora Salmerón. “Porque el modelo idóneo depende de si quieres hacer porteo intensivo o no, si van a portear mamá y papá con un solo dispositivo, del bebé, de los gustos personales... Por ejemplo, el fular es lo más indicado para un recién nacido, pero a mí no me gustaba tener que ponerlo en el suelo hasta que cogiera destreza, por lo que elegí otro”.

Los errores más frecuentes al portear son usar una  mochila no ergonómica o utilizar mal un dispositivo ergonómico.

En España funciona desde hace años la Asociación Red Canguro, una red de asesoramiento de porteo madre a madre. Como explica Susana Santamaría, asesora y autora del blog Camalaqué, prestan asesoramiento online desde la web. “A veces nos envían fotos por email y viéndolas podemos aconsejar a las madres y, si alguien requiere asesoría personalizada le recomendamos un sitio cerca de su casa. Hacemos quedadas para probar los portabebés. Y tenemos un fondo de alquiler para que puedas usarlos unos días y ver si es el que mejor se adapta a ti antes de comprar”. También te enseñan a utilizar cada dispositivo de manera óptima.

La formación de las monitoras de porteo no está reglada en España. “Eso hace que las titulaciones que dan las diferentes escuelas se base en el prestigio de la persona que imparte la formación”, explica Elena López. “¿Mi consejo? Una buena asesora no te va a decir ‘esto es lo mejor’, sino que va a escucharte para ver tus necesidades y asesorarte a partir de ahí”.

Susana Santamaría: “A mí el porteo me ha salvado la vida”

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crianza en brazos

Tiene tres hijos: Sergio de nueve, Manuela de tres y Daniel, de dos años. Portea al pequeño siempre, y en momentos puntuales lleva a los dos pequeños a la vez.

¿Cómo llegas al porteo?

Cuando nació Sergio, tenía que moverme mucho en autobús. Sube carro, baja carro, era imposible… Unas amigas me regalaron una mochila “colgona” (no ergonómica). Pero mi hijo es muy grande, y a los tres meses me dolía un montón la espalda. Cuando tuve a Manuela, me compré otra igual, creía que era la mejor. Hasta que unos amigos me animaron a probar los fulares, y nada que ver. Tengo muchas contracturas y dejó de dolerme la espalda.

¿Qué beneficios notaste en el día a día?

Me ha ayudado mucho con mis otros hijos. Cuando nació Manuela, podía hacer la cena con ella a la espalda mientras hablaba con el mayor; le ayudaba con los deberes con la niña en el fular… Y cuando llegó el pequeño, más aún. Manuela veía que, aunque estuviese el recién nacido, a ella la seguía porteando. Cuando tengo prisa o cuando llueve, me pongo a uno delante y a otro detrás, o a uno en el portabebés y a otro en el carrito. También noté mucha ayuda con los cólicos.

¿Las mayores ventajas?

A mí el porteo me ha salvado la vida. Para mí la mayor ventaja es que te deja las manos libres para el día a día. Y cómo te ayuda a manejar el tema de los celos. También para ir a la montaña: cuando tienes niños pequeños o vas por rutas por las que puedas meter un carrito o vas con una mochila de montaña, que pesan mucho. Yo me llevaba el fular y tenía toda la movilidad que necesitaba. ¡Hasta lo he usado de mantel!

¿Qué te encuentras en las asesorías de porteo?

Sobre todo con las primerizas, sucede que escuchan a todo el mundo pero no escuchan al bebé. No, quédate tranquila, en casa, con tu hijo, con tu pareja, y verás cómo todo sale muy fácil.

Elena López Acuña: “Mis hijos crecen seguros de su propia movilidad y de sus capacidades”

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Tiene dos hijos: Marcos, de ocho años, y Lucas, de cuatro, y está embarazada de Jorge. Ha seguido porteando todo el embarazo en momentos puntuales.

¿Cómo llegaste al porteo?

De casualidad, ya tenía mi carro comprado. Sabía que quería dar teta y que no le iba a dejar llorar, pero tampoco tenía noción de cuántos brazos necesita un bebé. No me había planteado la crianza en brazos. Pero vi que Marcos estaba a gusto y se dormía muy bien. Además tenía frenillo y pasaba muchas horas al pecho. Fue una herramienta de vida práctica. Empecé a conocer a otras madres y… fue una bola de nieve.

¿Cómo surgió la Red Canguro?

No había casi información en español, ni vídeos para aprender a hacer nudos, era todo en inglés, en alemán, en francés. Éramos un grupo de madres que contactamos por internet y nos ayudábamos. Llegó un momento en que pensamos que estaría bien saber quién había en cada sitio y qué podíamos aportar, y ahí está el germen de Red Canguro. Otros padres me preguntaban sobre inquietudes que a mí no me habían surgido y vi la necesidad de formarme para saber más.

A largo plazo, ¿qué beneficios emocionales reporta la crianza en brazos?

Lo que veo en mis hijos es que no tienen miedo a pedir con vehemencia lo que creen que les corresponde. Y son niños seguros de su propia movilidad y de sus capacidades: si se tienen que subir a un árbol no necesitan pedirme permiso. También en el trato con los demás: cuando tienen que hablar con un adulto no se sienten cohibidos, son capaces de decir “eso en mi casa no lo hacemos así”. Y creo que eso tiene mucho que ver con la crianza en brazos.

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