Dicen los diferentes estudios científicos que cuando una mujer se convierte en madre su cerebro cambia para siempre. Lo hace desde el embarazo y no dejará de hacerlo en toda su vida. A partir del nacimiento de un hijo, lo que le resta de vida a la madre vivirá por y para él.

De hecho, a una investigación que afirma que, a partir de ese momento, el cerebro de la mujer pondrá sus intereses siempre en segundo plano, primando siempre el bienestar de ese hijo.
Se forma, así, entre madre e hijo un vínculo inquebrantable, que perdurará para siempre; aunque físicamente llegue el momento en el que dejen de estar juntos.
Y esto es, precisamente, lo que deja claro Carmen Córdoba en su nuevo cortometraje ‘Amarradas’ que ya ha sido nominado a los Goya. Sin palabras, sin imágenes impactantes: tan solo utilizando la música y la animación, la directora expone con todo lujo de detalles la relación tan especial entre madre e hija.
Unas manos que siempre protegerán
En los apenas diez minutos que dura el corto, la directora es capaz de transmitir sin palabras todo la magia que envuelve a la relación entre una madre y su hija y consigue, además, que todo el que lo vea se envuelva en la historia, como si fuese la suya propia.
Así, toma como metáfora unas manos imaginarias que caminarán junto a la niña a lo largo de su vida para protegerla. Manos que representan a las de su madre y que ‘como si de una sombra se tratase’ estarán a su lado continuamente, aunque físicamente se separen entre ellas.
Todo comienza en el parto, cuando la madre agarra por primera vez a su bebé. Una vez enganchado al pecho, ya no hay vuelta atrás: el vínculo ha nacido.
Después de conectar varias escenas mostrando cómo la hija busca a su mamá cuando siente miedo, muestra el momento en el que esta se emancipa y, aunque físicamente no vuelve a estar con su progenitora, las manos la seguirán protegiendo durante todo el corto.
Ni el título, ‘Amarradas’, ni esas manos que la protegen en todos los momentos de su vida son baladí: la directora ha conseguido tejer y entrelazar cada detalle para que no quede nada a la imaginación.
Vínculo entre madre e hijo, un recurso que el cine conoce bien
La película Cinco Lobitos o el corto (posteriormente convertido a largometraje) Madre son solo otros de los ejemplos cinematográficos que ponen en el foco del argumento al vínculo entre madre e hijo.
Un vínculo que, como decimos, no hace falta describir con palabras y que, sin embargo, todo el mundo puede sentir (hasta quien no tiene hijos). ¿Cómo? Dedicando solo diez minutos de su tiempo a la nueva obra de Carmen Córdoba.
Se puede disfrutar en varias plataformas multimedia.