Ser Padres

Todo lo que debes saber sobre las mochilas portabebés

Los portabebés son una buena alternativa al cochecito, ya que en la mochila el bebé se desplaza cómodo y seguro, además de sentirse más cerca del cuerpo de la madre.

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La costumbre de llevar a los niños pegados al cuerpo se estaba perdiendo en las sociedades occidentales, pero en los últimos años han llegado al mercado multitud de modelos de portabebés que permiten llevar a los hijos más cerca. Según los expertos, el porteo tiene muchas ventajas para los bebés, ya que el contacto físico con los padres les da seguridad y calma.

Existen muchos modelos, cómodos para los niños, cómodos para los padres e ideales para trasladar al bebé, tanto en distancias cortas como en rutas más largas. Los portabebés también se pueden usar en casa mientras recogemos la habitación, pasamos el aspirador o tendemos la colada.

¿Cuándo empezar a usar el portabebés?

Según el pediatra Florencio de Santiago, si la mochila está homologada por la Unión Europea y tiene reposacabezas, podemos utilizarlo desde el primer mes de vida. Además, se pueden usar hasta cerca del primer año. En ese momento el niño necesita más libertad de movimientos y, además, ya pesa mucho para cargar con él.

Los primeros meses, el pequeño suele ir de cara a la madre o el padre y con la piernas abiertas, en los también llamados “canguritos frontales”. A partir de los siete u ocho meses, cuando ya es capaz de mantenerse sentado, es preferible llevarlo a la espalda, para que sufra menos la de los propios padres.

¿Qué debo de tener en cuenta a la hora de elegir?

Al elegir la mochila portabebés, hay que verificar que puedes ajustarla con facilidad, y que el niño queda en una posición firme. Es importante que no se caiga hacia los lados, no se agobie ni se le curve la espalda. Fíjate también en el peso máximo recomendado.

El portabebés debe ser ergonómico, es decir, debe garantizar el correcto desarrollo del pequeño y respetar una postura natural y cómoda, tanto del adulto como del niño. Por eso, el portabebés debe tener un sistema de ajuste punto por punto que permita adaptarlo a la complexión física del bebé y de papá o mamá. En un portabebés ergonómico la espalda del niño se acopla en la forma de “C” natural, sus piernas están flexionadas en forma de ranita, y el pequeño se sienta de manera que el peso recae en el culete y no en los genitales.

Lo mejor es probar diferentes modelos y escoger aquél en el que, respetando estas pautas, el pequeño se sienta más cómodo.

Tipos de portabebés

Los canguritos frontales

Son muy útiles durante los primeros meses de vida. En ellos el bebé se siente reconfortado con el cálido abrigo que le proporciona el cuerpo de papá o mamá. Es importante elegir un modelo con un reposacabezas rígido, que garantice una postura correcta para su cabecita. Aun así, debes tener precaución y sujetarle bien la espalda hasta que sea capaz de mantenerse erguido.

Las mochilas a la espalda

A partir de los siete u ocho meses son más aconsejables las mochilas que ofrecen la posibilidad de transportar al chiquitín a la espalda, para que no sufra la espalda de los padres. La mayoría de los modelos llevan toldo y tienen ruedas para poderlos utilizar excepcionalmente también como silla de paseo.

El fular portabebés

Consiste en un trozo de tela que envuelve al bebé y se coloca alrededor del cuerpo de la madre o del padre. Se adapta muy bien a los cambios de tamaño y a la evolución del bebé. Al principio el niño está como en una cuna, contra el pecho de su madre (y es más fácil darle el pecho discretamente); más adelante permite llevarle sobre la cadera.

¿Mochila portabebés o fular portabebés?

Una opción para llevar a nuestro hijo muy cerca es el fular portabebés. Sus defensores argumentan que este sistema ofrece más ventajas relacionadas con el vínculo materno y una mayor proximidad física. Por ejemplo, el contacto del vientre del bebé con el de los padres ofrece un masaje constante que beneficia a su sistema digestivo y favorece la expulsión de los gases. Otro argumento es que los fulares portabebés son más versátiles y permiten que el niño se acomode y cambie de postura según crece. Además, cargan menos la espalda del adulto y ocupan menos espacio.

Con respecto a si llevar a nuestro pequeño mirando hacia nosotros o hacia el frente, tanto con mochila como con fular, algunos expertos opinan que esta última posición resulta poco favorable para el desarrollo de la articulación de la cadera del bebé y le obliga a mantener una postura de la espalda poco anatómica, que no respeta la “C” natural.

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