Las pequeñas piernas de los bebés pueden presentar de un día para el otro erupciones, marcas y otros cambios cutáneos alarmantes. Pero en la mayoría de las ocasiones no tenemos de qué preocuparnos. Y es que, en realidad, muchos de esos brotes o erupciones desaparecen por sí solos. Y, en su mayoría, no son nada graves.
No debemos olvidarnos que la piel del bebé se caracteriza por ser muy frágil, sensible y delicada, por lo que es habitual que surjan determinadas reacciones.
En cualquier caso, sí es de mucha utilidad conocer de cerca cuáles son las erupciones cutáneas más comunes en los bebés, y saber qué hacer en todo momento.
Dermatitis atópica (eccema)
Se estima que entre un 15 y un 20 por ciento de los niños pequeños desarrollan dermatitis atópica. Se trata de una condición cutánea que hace que la piel se vuelva seca y agrietada, causando irritación, enrojecimiento y erupciones.
La causa parece encontrarse en un defecto de una proteína llamada filagrina, que normalmente actúa protegiendo la piel y la ayuda a evitar los agentes irritantes y retener la humedad. Sin embargo, cuando la filagrina es deficiente, el agua tiende a evaporarse fácilmente de la piel, produciendo grietas y sequedad, lo que permite que distintos irritantes externos puedan asentarse y causar problemas.
Se han encontrado una serie de desencadenantes comunes del eccema, como pueden ser el calor, determinados químicos (presentes en jabones, detergentes, fragancias y lociones), y la lana.
Por lo general, aparece en la infancia, ya que más de la mitad de los pacientes desarrollan síntomas en el primer año de vida, y la mayoría los acaba desarrollando antes de los 5 años de edad.

Cuando se desarrolla, suelen aparecer parches rosados o rojos con piel seca, que se puede descamar y supurar. También es muy común que causan picazón. Suele surgir detrás de las rodillas, aunque es cierto que puede aparecer en cualquier parte del cuerpo, como el pliegue de los brazos, la cara y el cuero cabelludo.
Qué hacer: A la hora del baño, lo mejor es que sea breve y con agua tibia (nunca caliente). También es aconsejable utilizar limpiadores suaves con pH neutro y sin jabón. A la hora de secarlo, debemos evitar no frotar la piel con la toalla. Y, a los pocos minutos, aplicar una crema sin fragancia hidratante o un ungüento. Además, cuando la piel está inflamada, poner una taza de avena en el agua del baño puede ayudar a aliviar la irritación.
Sarpullido por calor (miliaria)
También conocida como sarpullido por calor, la miliaria es una afección de la piel causada por la incapacidad de evacuar el sudor. Por lo general, suele aparecer en recién nacidos y bebés pequeños que están demasiado cubiertos, o no se bañan con la suficiente frecuencia, en regiones cálidas y húmedas, con clima tropical.
Es originado por la obstrucción de los pequeños conductos que conducen el sudor a la superficie de la piel. Esta obstrucción genera la retención del sudor. Y el sudor retenido causa inflamación, lo que origina irritación, sarpullido y picazón.
Es común que surjan algunos síntomas muy comunes, como pequeños granos rojos o pequeñas ampollas que pican, las cuales suelen aparecer en los hombros, pliegues del cuello, pecho superior, espalda y pliegues del cuerpo, como las piernas.
Qué hacer: La clave siempre es intentar mantener al bebé lo más fresco posible, en la medida de posible. Las ropitas de algodón ligeras y transpirables pueden ser muy útiles. Eso sí, en condiciones que lo requieran, es posible que el pediatra prescriba un antihistamínico o la cortisona tópica.
Enfermedad de manos, pies y boca
También conocida como virus Coxsackie, origina un exantema distintivo, al aparecer protuberancias sobre la piel rosada e inflamada, que no tienden a causar dolor. Suelen aparecer, como su propio nombre indica, en manos, pies y boca, por lo que se deben buscar lesiones en las manos, la parte superior de las piernas, las nalgas y la boca.
Qué hacer: Aunque no hay tratamiento, sí se pueden controlar los síntomas más molestos asegurándose que el niño pequeño coma bien (ya que las llagas presentes en la boca pueden causar molestias a la hora de la comida), y manteniendo baja la fiebre.