Cualquier persona puede sufrir mareos por movimiento. Pero los niños tienden a ser los más afectados. Y, además, los bebés también suelen sufrirlos, aunque lo más habitual es que aparezcan a partir de los 2 años de edad. De hecho, los bebés menores de 2 años rara vez se ven afectados, pero también los sufren.
Consiste básicamente en un malestar que sentimos cuando nuestro cerebro recibe mensajes contradictorios entre lo que ve y lo que el oído interno (el órgano del equilibrio) le da como información.
Por ejemplo, en un vehículo en movimiento (ya se trate de un automóvil, barco o avión), una persona puede experimentar mareos cuando sus ojos le indican al cerebro que su cuerpo no se mueve, pero su oído interno sí detecta movimiento.
Cuanto más viajan los niños, más se acostumbran a los movimientos que sienten durante el transporte, y más se acostumbra el cerebro al hecho de que sus ojos y el oído interno les dan información distinta. Generalmente, las molestias relacionadas con el mareo por movimiento disminuyen alrededor de los 12 años de edad. Más concretamente, es común que los síntomas incluso desaparezcan con el tiempo.
Consejos útiles para prevenir el mareo en los bebés
Como señalan los expertos, la prevención es la mejor forma de poner fin al mareo. Aunque no siempre es posible evitar conducir, especialmente cuando tenemos que viajar con el niño en coche, pero sí sería útil reducir la frecuencia de realizar viajes más largos.
También es posible intentar acortar la duración de sus viajes en automóvil. Esto puede ser muy adecuado en aquellos casos en los que los niños o el bebé tiende a marear a partir de un período de tiempo determinado (por ejemplo, a los 30 minutos del viaje). Esto se debe a que, en estos casos, los viajes más cortos suelen no causar problemas.

Aunque mirar hacia atrás en un asiento de automóvil puede aumentar la desconexión entre las señales visuales y las señales de equilibrio de los oídos, ya sabemos que la opción más segura es que nuestros hijos viajen a contramarcha, por lo que no debemos cambiarlo por un asiento que mire hacia adelante hasta que supere el límite de tamaño indicado por el fabricante.
Sería recomendable evitar que nuestro hijo/a mire hacia abajo. Por lo que es preferible que, si marea, evitemos que lea un libro o mire una pantalla de algún dispositivo electrónico (tanto tabletas digitales como teléfonos móviles).
Aunque existen algunas alternativas que pueden ayudar a prevenir el mareo en los bebés y niños pequeños, y que, además, son divertidas. Por ejemplo, reproducir música o cuentos, o cantar todos juntos dentro del coche son opciones entretenidas muy adecuadas.
También dejar la ventana abierta para que entre aire fresco, y proporcionarle al niño un refrigerio pequeño antes de viajar en coche, desaconsejándose cualquier alimento o comida que pueda resultar pesada o indigesta, ya que podría incrementar los síntomas y aumentar el riesgo de náuseas y vómitos.
No obstante, en caso de que los mareos no desaparezcan por nada, dependiendo de la edad que tenga el niño, es posible que el médico recete un medicamento para las náuseas, el cual debe tomarse 30 minutos antes de empezar a conducir (o de viajar en avión). Básicamente deberíamos hablar con el pediatra, para saber si podía ser o no una opción necesaria para nuestro hijo/a.
¿Qué hacer si nuestro bebé enferma en el camino?
Cuando los niños se enferman en el coche, lo más recomendable que podemos hacer es detener el vehículo tan pronto como sea seguro, y dejarlos descansar hasta que notemos que están mucho mejor.
Lo ideal sería tomarse ese descanso, y detener el coche, antes de que el bebé o el niño pequeño vomite. Puesto que ellos no pueden siempre expresarse con palabras, es imprescindible estar atentos a síntomas como eructos, bostezos, suspiros e irritabilidad.
¿Qué hacer si notamos estos síntomas en el niño? Intentar que nuestro pequeño tome aire fresco, por ejemplo, cogerlo en brazos (si es muy pequeño), y dejar que coja un poco de aire, lo que le ayudaría a calmar las náuseas.