La prolactina consiste en una hormona secretada por la glándula pituitaria, la cual encontramos ubicada en la base del cerebro. Su función principal es la de desencadenar y mantener la lactancia después del parto, de manera que se trata de una hormona esencial en la buena evolución de la lactancia materna.
Pero, aunque su papel en la lactancia se tiende a convertir en una de sus funciones más conocidas, en realidad también es esencial para la reproducción, el crecimiento, la inmunidad y el comportamiento. Eso sí, salvo en el embarazo y la lactancia, su producción excesiva podría tener un origen patológico.
¿Qué es exactamente la prolactina? ¿En qué consiste?
La prolactina o LH.
Estas dos hormonas afectan a los ovarios y la producción de los óvulos. Mientras que, en el caso del hombre, tienden a afectar a los testículos y a la producción del esperma.
En lo que a la lactancia materna se refiere, tal y como conoceremos detalladamente en el próximo apartado, permite sobre todo el inicio y el mantenimiento de la lactancia materna después del parto (es decir, tras el nacimiento del bebé).
Debido a ello, es común que su tasa aumente en las mujeres durante el embarazo, y en las semanas posteriores al nacimiento del bebé, cuando estén amamantando.
¿Cuáles son las funciones de la prolactina en la lactancia materna?
Es cierto que la prolactina recibe su nombre por una de sus funciones principales, la cual tiene que ver con la lactancia. Pero, en realidad, también desempeña funciones importantes en el sistema inmunológico, el sistema de reproducción (incluyendo el impacto en la producción de las hormonas sexuales) o en el comportamiento.
Durante el período del embarazo, el mecanismo de la lactancia materna se activa gracias al incremento de la producción de la prolactina, la cual bloqueará la ovulación durante las sesiones de lactancia.
Por lo tanto, el nivel de esta hormona será mayor o menor durante la lactancia, cuya secreción a través de la glándula pituitaria se verá estimulada a partir de las tomas.

Por otro lado, el mecanismo de la prolactina es responsable de muchos cambios en el cuerpo de la mujer durante el embarazo y la lactancia.
Durante el embarazo, la prolactina prepara los senos para comenzar con la producción de leche materna. No obstante, la presencia de niveles elevados tanto de estrógeno como de progesterona, producidos de forma natural por la placenta, impiden que la prolactina produzca una gran cantidad de leche materna antes de tiempo.
Después del nacimiento del bebé, los niveles de estrógeno y de progesterona disminuyen, y los niveles de prolactina aumentan mucho. Esto indica a las glándulas productoras de leche, presentes en los senos, que produzcan leche materna.
Así, durante los primeros días tras el nacimiento del bebé, es la prolactina la que inicia la producción de leche. Pero, por sí sola, no es suficiente para mantener la producción de leche materna. De hecho, para seguirla produciendo, es de vital importancia que el bebé sea amamantado o que la mamá se extraiga la leche materna con bastante frecuencia.
Cada vez que el bebé amamanta, o cuando la leche materna es extraída, por ejemplo, a través de un extractor, los diferentes nervios presentes en los senos envían una señal al cerebro de la mamá para que libere las hormonas prolactina y oxitocina.
Mientras que la prolactina le indica a las glándulas mamarias, presentes en los senos, que produzcan más leche materna, la oxitocina es la hormona responsable de llevar la leche materna desde los senos al bebé. De esta forma, y mientras se continúe amamantando al bebé (o extrayendo la leche materna) con frecuencia, el cuerpo de la mamá continuará liberando prolactina y se seguirá produciendo leche.
¿Qué ocurre con la prolactina si la lactancia materna se detiene?
Durante el embarazo e inmediatamente después del nacimiento del bebé, los niveles de prolactina son bastante altos. Y debemos tener en cuenta algo fundamental: el cuerpo de la mamá libera prolactina en respuesta a la estimulación de sus senos. Por este motivo, si no amamanta al bebé o no se extrae la leche materna, sus niveles de prolactina empezarán a disminuir poco a poco.
De hecho, es común que, durante las primeras semanas después del parto, la producción de leche materna continúe de forma totalmente natural, por lo que, si la mamá decide no empezar o seguir con la lactancia, puede experimentar congestión mamaria.
Finalmente, en ausencia de estímulo por parte del bebé, o de la propia extracción en sí, la producción de leche materna se ralentizará hasta detenerse por completo.