Ser Padres

La crianza intensiva es 'tóxica' según Emily Oster por estos motivos

La economista y escritora, gurú de la maternidad en Estados Unidos, Emily Oster, dice en La Vanguardia que la crianza intensiva puede ser “tóxica”.

La crianza intensiva es un concepto que no deja lugar a dudas: se refiere a ese modelo de maternidad/paternidad en el que los progenitores pasan mucho tiempo con sus hijos e hijas. Invertir tiempo en ellos es su prioridad, si bien hay distintos rasgos o matices en la forma de entender este tipo de crianza intensiva que algunos expertos en crianza, gurús de la maternidad como la escritora y economista Emily Oster, consideran que pueden ser “tóxicos”.

¿Qué es la crianza intensiva?

Por crianza intensiva se entiende desde un punto de vista sociológico y académica aquel método de crianza en el que los padres no solo invierten tiempo en sus hijos, sino que lo hacen para que estos alcancen sus metas. Y eso no implica solo pasar tiempo con ellos participando en sus juegos o dialogando con ellos para potenciar su comunicación y su inteligencia emocional, entre otros aspectos. Seguramente esto es lo que la mayor parte de la opinión pública, al menos en España, entiende de un modo genérico por crianza intensiva. Pero la crianza intensiva implica también el desarrollo de los niños y niñas a futuro, y esto pasa por invertir en actividades extraescolares para desarrollar sus respectivos talentos.

Por eso, Patrick Ishizuya, profesor de sociología en la Universidad de Washington en St. Louis, uno de los grandes expertos en crianza intensiva, asegura que requiere “una cantidad significativa de tiempo y dinero” este tipo de crianza que el experto describe como “modelo cultural dominante de paternidad en Estados Unidos”.

Entre los críticos a este modelo de crianza se incide en la presión añadida que se genera sobre los padres, que no todos disponen del mismo tiempo ni capacidad económica suficiente para aplicarlo, por lo que pueden ampliarse las diferencias. De hecho, estudios realizados a mediados de la década pasaba ya avisaban de que eran los padres con mayor formación académica los que habían aumentado el tiempo que dedicaban al cuidado de sus hijos e hijas. En el otro lado de la balanza, quienes ensalzan este tipo de crianza ponen en valor, sobre todo, el tiempo de más que estos padres y madres pasan con sus hijos e hijas.

Quizá el término medio, la zona gris, sea la acertada. O no. Pero eso es lo que defienden voces autorizadas como Emily Oster, que en una entrevista reciente con La Vanguardia utiliza el ejemplo del uso de las pantallas precisamente para argumentar que existen términos medios y para alejarse de las “trincheras” que ella misma dice que existen en esto de la maternidad/paternidad. “Se trata de adaptar esta herramienta a la crianza, de forma que tenga un impacto positivo, no negativo. Yo creo que las pantallas pueden ser mejores que algo o peores que algo. Todo depende del momento. Del encaje en la vida familiar”, concluye.

¿Quién es Emily Oster y por qué le parece “tóxica” la crianza intensiva?

Emily Oster es licenciada en Económicas en Harvard y profesora en la universidad de Brown, se especializó en crianza y maternidad a raíz de su primer embarazo, y ha escrito libros que son auténticos éxitos de ventas, sobre todo en Estados Unidos, como Educar sin mitos ni complicaciones y El embarazo no es como te lo contaron ( Zenith editorial). En el 2022 fue elegida por la revista Time como como una de las personas más influyentes en el año.

La economista y gurú de la maternidad ha dado una entrevista a La Vanguardia hace unos días en la que repasa distintas cuestiones relacionadas con la crianza. En la charla hace referencia a la crianza intensiva en los siguientes términos: “En muchos casos, esta idea de sacrificar mi felicidad para demostrar que soy una buena madre o un buen padre, de estar agotada, abrumada y no recibir apoyo… Me parece bastante tóxico”, dice.

Siendo rigurosos, Emily Oster no lo dice exclusivamente por la crianza intensiva, un modelo que en Estados Unidos está definido pero que en España adquiere un significado diferente, sino para todas aquellas formas de entender la maternidad de un modo en el que la prioridad absoluta sea el bienestar del bebé y se olvide el de los progenitores.

En su último libro, Emily Oster habla de las ‘Mummy Wars’, y pone algunos ejemplos concretos: madres que dan el pecho hasta que sus hijos son mayores y te dicen que si tú no lo haces eres una mala madre, o las que hacen colecho y no acepta que existan otras opciones. “Antes, la actitud de los padres era más tipo: ‘Tengo una vida que también incluye construir a esta persona’. Y ahora es más: ‘Toda mi vida tiene que girar en construir a esta persona’. Nos hemos movido a una fase diferente y esto pone mucha presión”, dice a La vanguardia la economista y escritora. 

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