Prevenir es mejor que curar, pero por desgracia se siguen produciendo casos de niños y adolescentes que sufren algún tipo de acoso en su centro educativo. ¿A qué se llama acoso escolar? Un niño esta recibiendo acoso escolar cuando es víctima de un maltrato repetitivo que ocurre entre iguales, en donde uno o más individuos lo agreden de manera intencional.

Algunas medidas preventivas
Nuestro sistema educativo está basado en el principio del respeto a los demás, pero ello parece insuficiente a la hora de inculcar a nuestros niños y adolescentes un valor tan importante, no solo para la vida escolar, sino para su vida en sociedad. Su etapa educativa, tanto en casa como en el colegio, es la base del futuro de nuestros hijos.
En el centro escolar

Aunque se cuenta con algunas medidas como el protocolo de actuación ante el acoso, sería conveniente una prevención activa. Dotar a los centros de medios para impartir una hora a la semana una clase de valores, igualdad, respeto y educación emocional, podría ayudar mucho en la prevención de cualquier tipo de violencia.
En casa
Es bien sabido que predicar con el ejemplo es la herramienta más efectiva. Los menores suelen repetir conductas que ven o se permiten en su casa, por lo que debemos ser los adultos quienes eduquemos a nuestros hijos en valores, igualdad y respeto al prójimo.
Respuesta ante situaciones concretas de acoso escolar

Si, a pesar de las medidas de prevención, un menor es víctima de acoso escolar, los centros y las instituciones deben dar respuesta inmediata a la situación, en aras de proteger a la víctima. Hay que combatir la tendencia a aislar al niño acosado y a cambio poner medios de protección o correctivos sobre el acosador.
A la vista de los dramáticos casos sucedidos los últimos años, incluidos, lamentablemente, suicidios de menores, es evidente que nos encontramos con un sistema torpe y lento ante la detección del problema. Esto conlleva que en muchas ocasiones sea la víctima la que termine cambiando de colegio, para poner fin a una situación condenable de la que él no tiene ninguna culpa.
¿Qué medidas podemos tomar si sospechamos que nuestro hijo está siendo acosado o si pudiera ser un acosador?

Hablamos con Carmen Cabestany, presidenta de la asociación NACE No al Acoso Escolar, y nos explica que “una vez que sepamos que nuestro hijo o hija está sufriendo acoso, es el momento de aplicar la regla de las 3A: Acoger, Apoyar y Actuar”.
- Acoger: “Cuando el acoso sale a la luz, es probable que nuestro hijo ya lleve sufriéndolo meses o años. Por eso, es muy importante sentarse, mantener una escucha activa, mostrar todo el interés del mundo y mantener la calma. Hay que preguntar, ponerse en su piel y obtener toda la información posible. Si juzgamos o damos consejos apresurados, corremos el riesgo de cortar los canales de comunicación con él, lo que resultaría fatal porque, en el futuro, no nos contaría nada de lo que le fuese sucediendo”, explica la experta en acoso escolar.
- Apoyar: el segundo punto enfatiza en el acompañamiento que tenemos que tener con el menor. Cabestany afirma que la víctima “tiene que saber que estamos a su lado y que vamos a luchar juntos para acabar con esa situación. Hay que trabajar CON él, no POR él. En función de su edad, hay que informarle, hacerle partícipe de las decisiones que se tomen, permitir que sea protagonista, en la medida de lo posible, de todo lo que se vaya haciendo para solucionar la situación… Si permanece al margen, no le estamos ayudando a reelaborar sus propias defensas y su autoestima, aspecto fundamental para resolver satisfactoriamente la situación de acoso escolar”.
- Actuar: por último, la presidenta de NACE No al Acoso escolar dice que: “ya nada puede volver a ser igual". Hay que actuar para cambiar las cosas y acabar con el sufrimiento. Desde la Asosiación recomendamos seguir estos pasos:
- En primer lugar, recoger por escrito todos los hechos de los que tengamos noticia, con la máxima información posible: personas que intervienen, fechas, horas, hechos, informes -si existen- y todo lo que sirva para documentar lo que está sucediendo.
- Hablar con el tutor o tutora y/o con el director del centro, exponiendo los hechos de los que se tiene constancia. Es importante ceñirse a esos hechos y no entrar en polémicas con los profesores. La solución eficaz del acoso pasa por el trabajo conjunto escuela-familia. Es necesaria una buena coordinación para acabar con el problema.
- Buscar acuerdos y adoptar medidas concretas (No sirve el “ya vigilaremos más” o “estaremos más atentos”…) Por ejemplo: Asignar a la víctima un profesor de referencia, algún compañero próximo, separar físicamente al agredido de los agresores, actuar sobre las familias y sobre la clase, etc.
- Vigilar su cumplimiento e informar de cualquier situación que se produzca.
- Si lo anterior no funciona, elaborar un escrito y registrarlo en la Secretaría del Centro. Es una manera de “oficializar” la información para que se convierta en una prueba de la situación de acoso que está viviendo el menor.
- Si con esto no es suficiente, "acudir a una asociación, denunciar la situación a Inspección educativa y/o a Policía, acudir al Defensor del Menor…”.