¿Es buena idea cambiar de colegio a un niño que sufre bullying o acoso escolar?

Si tenemos un hijo que es víctima de acoso escolar, definitivamente tenemos que tomar medidas. ¿Cambiarlo de escuela es una opción? A continuación te lo contamos.
Acoso escolar

El bullying o acoso escolar es cualquier conducta que suponga un maltrato psicológico, verbal o físico entre estudiantes y que se repita o se prolongue en el tiempo. El niño acosado no es víctima puntual de esta conducta, sino que vive de forma repetida y prolongada, por lo que acaba sufriendo consecuencias muy negativas. Insultar, pegar, empujar, humillar o hacer el vacío, son conductas características del acoso escolar. Además, desde la emergencia de las nuevas tecnologías, el Cyberbullying (acoso escolar a través de las redes sociales) ha magnificado el problema, pues la conducta violenta (insultos, humillaciones, vejaciones…) llegan rápidamente a cientos de personas, por lo que el estigma y la vergüenza es mucho mayor.

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Carmen Cabestany, en su libro publicado recientemente “El bullying es cosa de todos”, dice “los niños que sufren acoso escolar atraviesan un largo túnel, sin luz ni salida al final. Mientras lo transitan se va agravando su estado psicoemocional”. La autora afirma que las víctimas “primero están desconcertadas, no entienden qué está pasando ni por qué. Después, empiezan a sentir inseguridad, miedo, tristeza, etc.. Más tarde se instalan el dolor, la rabia, la impotencia, a veces la culpa”. De hecho, las consecuencias podrían ser gravísimas si no actuamos rápidamente. Cabestany menciona algunas: “estrés postraumático, ansiedad, fobia escolar, autolisis, depresión, ideación suicida… y en algunos casos, demasiados por desgracia, acaba en suicidio”.

Si tu hijo está siendo víctima de bullying o acoso escolar, es posible que te preguntes si deberías cambiarle o no de colegio. A priori, cambiar de colegio a tu hijo podría parecerte la mejor opción, porque así podrías romper de manera rápida esa dinámica de acoso. No obstante, esta decisión puede no ser efectiva e incluso ser contraproducente. “Todas las formas de violencia e intimidación en las aulas vulneran el derecho fundamental a la educación. No se puede lograr una educación inclusiva y equitativa si los alumnos y las alumnas experimentan violencia en la escuela.”, Carlos Cortés, Director de Cruz Roja Juventud.

En el acoso escolar o bullying existen varios elementos implicados y es necesario conocerlos a fondo para poder actuar desde casa y/o desde el centro, antes de tomar la decisión drástica de cambiar al niño de colegio.

Elementos implicados en el bullying

- Brycia James Kiewlak

En primer lugar, encontramos al niño víctima de bullying o acoso escolar. Si tu hijo es la víctima, puede mostrarse intimidado, recibir insultos o agresiones, ser víctima de burlas o sentir que le dejan de lado. Si este tipo de agresiones son a través de redes sociales, se denomina ciberbullying. En este caso, las consecuencias del ciberbullying pueden ser enormes para la víctima, ya que se extiende entre los grupos con mucha facilidad. 

Los niños víctimas de bullying suelen ser pasivos, tienen pocas habilidades sociales y les cuesta defenderse y resolver conflictos. Pero no siempre es así: cualquiera puede sufrir acoso escolar. Si tu hijo es víctima de bullying, nunca le hagas responsable de ello ni le pidas que cambie de apariencia o de forma de ser.

 

En segundo lugar, está el niño agresor (o agresores), quien realiza la agresión o intimidación a la víctima. No existen características comunes a los acosadores que nos ayuden a predecir que un niño va a convertirse en agresor. Podrías pensar en algunos prejuicios, como que son niños marginales o de algunos grupos sociales, pero la realidad es que no existe un perfil determinado y cualquier niño puede ser agresor.

Por último, encontramos a los niños observadores, quienes son testigos y presencian el acoso. Dependiendo de cómo sea su reacción, de intervención o de pasividad, la situación de acoso acabará o seguirá, por ello son una pieza clave en este tipo de dinámicas. Algunos programas de prevención e intervención trabajan para despertar la conciencia social y hacer responsables a los niños que presencian bullying. De esta manera, los niños observadores son capaces de intervenir para evitar que se repita el acoso y dejan de ser cómplices de la situación.

¿Lo cambio de colegio o no lo cambio?

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Antes de tomar la decisión de cambiar a tu hijo de colegio porque está siendo víctima de bullying, es necesario analizar los tres elementos de la dinámica (víctima, agresor y observadores) para realizar una intervención conjunta y coordinada, tanto desde casa como desde el colegio.

No obstante, es importante saber que cambiar a un niño de colegio podría tener implicaciones negativas para él. Con esta actuación, le enviamos una señal, consciente o inconscientemente, de que él es el que ha de irse a otro colegio, como si fuera culpable de algo. Esto puede afectarle psicológicamente. Por otro lado, cambiar de lugar no suele resolver el problema: en muchas ocasiones, el problema se repite. No olvidemos que, de los tres actores implicados en el bullying, uno de ellos es la víctima, que también necesita recibir un apoyo necesario para superar esta situación.

Cambiar de colegio puede generar estrés y ansiedad en el niño. Dejar atrás a sus amigos, adaptarse a un nuevo entorno, conocer a nuevos compañeros y ajustarse a una dinámica escolar diferente puede ser un proceso emocionalmente difícil. Asimismo, el cambio de escuela implica dejar atrás las relaciones y los vínculos establecidos en la escuela anterior. Para un niño que está siendo víctima de acoso, esto podría significar perder el apoyo de los amigos en los que confiaba. En algunos casos, incluso, podría tener dificultades para establecer nuevas relaciones.

Si bien cambiar de escuela puede ser una posibilidad cuando un niño es víctima de acoso escolar, tendría que ser la ultima opción para tomar debido a las consecuencias que podría sufrir el niño. Asimismo, es recomendable buscar apoyo de profesionales especializados como psicólogos para apoyar adecuadamente al niño.

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