El sarcasmo forma parte del día a día en la vida de los adultos y es una cierta manera de reírse de alguna situación o también puede utilizarse contra alguna persona. Estamos tan acostumbrados a la ironía que olvidamos que hay gente como algunos adultos o niños a la que le cuesta entenderlo o incluso son incapaces de verle el sentido y acaban tomándolo como una conducta negativa. Algunas palabras sarcásticas pueden herir gravemente a las personas, siendo este el objetivo de muchas palabras irónicas.

Es importante saber que los niños entienden el lenguaje de manera literal, de modo que si alguien, generalmente un adulto, les dice “¡muy bien!” cuando han hecho algo mal, se van a sentir confusos. Por otro lado, los adultos nos valemos de otras herramientas, como son el contexto, los gestos y la entonación del interlocutor, para completar y dar un sentido al mensaje que estamos recibiendo. Pero para poder integrar toda esta información hace falta que el cerebro adquiera un grado de madurez determinado.
¿A qué edad los niños pueden entender el sarcasmo?

A los cinco o seis años, los niños comienzan a percibir que el interlocutor no le trasmite lo que quiere trasmitirle. No entenderán exactamente lo que es el sarcasmo, pero sí detectarán las incongruencias entre las palabras que escuchan, el mensaje, la entonación y los gestos del interlocutor.
Es entre los siete y los diez años aproximadamente que los niños empiezan a entender que el sarcasmo se usa como una forma de crítica o burla. A medida que desarrollan habilidades cognitivas, lingüísticas y sociales más avanzadas, se vuelven más capaces de identificar el tono irónico o burlón en las conversaciones.
Con un vocabulario más amplio y una comprensión más refinada del lenguaje, a estas edades, los niños pueden reconocer las discrepancias entre el significado literal y el implícito. Además, su creciente capacidad para entender la perspectiva de los demás y comprender sus emociones les ayuda a interpretar las intenciones en tono irónico. Asimismo, la experiencia social y la acumulación de interacciones les permiten identificar patrones comunicativos, y el desarrollo de la teoría de la mente contribuye a entender las intenciones detrás de las palabras y el contexto del sarcasmo.
No obstante, es importante tener en cuenta que la comprensión del sarcasmo puede variar ampliamente según el niño, su madurez cognitiva y emocional, y su entorno cultural y lingüístico.
¿Qué pasa si un niño no está preparado para recibir mensajes con sarcasmo?

Las consecuencias negativas que acarrea el sarcasmo son que los niños no puedan confiar en nadie o depender de ellos porque piensan que les están mintiendo. Las consecuencias emocionales son amplias, y pueden manifestarse como ansiedad, soledad, falta de confianza en uno mismo y en el mundo, indefensión o baja autoestima, entre otras. Además, estos efectos nocivos pueden perdurar hasta la edad adulta.
A medida que se van desarrollando habilidades como el lenguaje, el pensamiento abstracto o la teoría de la mente, serán capaces de entender el doble sentido que encierran el sarcasmo o la ironía. Asimismo, cabe destacar que las personas con TEA (Trastorno del Espectro Autista) o con trastornos en el lenguaje o la comunicación es probable que nunca lleguen a entender las “intenciones ocultas” que se esconden en este tipo de burla.
¿Es posible ayudar a entender el sarcasmo?
Según un estudio publicado en la American Psycological Asosiation (APA) y llevado a cabo por expertos en psicología, el entrenamiento del sarcasmo puede mejorar la capacidad de para comprenderlo. Los participantes eran 111 niños de cinco a seis años, asignados a la condición de entrenamiento. A los niños se les mostraba una serie de espectáculos de marionetas que terminaban con un comentario sarcástico.
Siempre y cuando los niños estén listos a nivel de madurez cognitiva y emocional, los padres y profesores pueden ayudar a desarrollar las habilidades necesarias para lograr entender tanto la ironía como el sarcasmo. Ambos agentes juegan un papel fundamental al modelar el uso apropiado del lenguaje y explicar de manera sencilla el sarcasmo cuando se presenta, lo que puede acelerar el proceso de comprensión en los niños.