Por qué es más negativo de lo que parece que los niños con altas capacidades se aburran en clase

Si bien no toda la cuestión educativa del alumnado con altas capacidades se resume en el aburrimiento, una experta alerta de que este puede tener consecuencias graves.
El aburrimiento es bueno para la creatividad

Que los niños con altas capacidades tienden al aburrimiento en clase es una realidad que puede tener consecuencias graves, según Paulina Bánfalvi, especialista en altas capacidades y desarrollo del talento.

Dice la especialista en altas capacidades en el artículo 'Me aburro' que “el aburrimiento continuado genera estrés y este estrés provoca desequilibrios en el sistema inmunitario y nervioso, en nuestro ritmo cardíaco y calidad de sueño, de modo que somos más propensos a sufrir enfermedades y nos cuesta pensar con claridad”. Además, añade, citando diversas fuentes especializadas, que el aburrimiento prolongado también “afecta a nuestra capacidad de trabajar bien, de escuchar, de innovar y de hacer planes de un modo eficaz”.

Por este motivo, Bánfalvi afirma que hay un vínculo entre el aburrimiento continuado en clase y la salud en los niños y niñas con altas capacidades. Estos pueden acabar generando, dice, “diversas dolencias como dolores de cabeza y estómago, úlceras, psoriasis, aparición o aumento de alergias, constipados continuados o cuadros más graves”. Incluso, agrega la especialista en altas capacidades, puede "afectar a su crecimiento y desde luego afecta a su motivación, no sólo en el plano académico, sino también en otras áreas de su vida, a su rendimiento y a su estado de ánimo y humor”

Un niño aburrido en clase - iStock

Citando la ley Yeskes-Dodson, y el análisis de los binveles de la hormona del estrés por la neurología, Paulina Bánfalvi expone que “el aburrimiento genera desvinculación, sentimiento de exclusión”, lo cual impacta negativamente en el rendimiento académico.

En definitiva, la experta en altas capacidades sostiene que se pueden producir consecuencias negativas de gran impacto para los niños y niñas con altas capacidades por el hecho de aburrirse de forma prolongada en clase y que no ponga remedio a la situación.

Bien es cierto también que otros especialistas y asociaciones de altas capacidades inciden en que es peligroso centrar toda esta cuestión de la experiencia académica en clase de los menores con altas capacidades en el aburrimiento exclusivamente.

Por ejemplo, la Asociación Española para Superdotados y con Talento (AEST) defiende en el artículo titulado ‘Aburrimiento y altas capacidades’ que “no todo fracaso escolar de los niños de altas capacidades es debido al aburrimiento”, concepto que califican como “demasiado sencillo para lo que normalmente ocurre dentro de las cabecitas de AACC.

Foto: Istock - Un niño se aburre en clase

Aunque, en general, el aburrimiento es bueno para los niños, según muchos expertos en psicología, AEST incide también lo negativas que son las teorías que defienden que los niños se aburran “porque ‘les ayuda en la resiliencia a la frustración’” cuando estas se aplican al ámbito académico y escolar. Una de las consecuencias negativas de simplificar demasiado esta cuestión es que los docentes no especialistas piensen que si se aburren, mejor darles más tareas. "A menudo se interpreta como una cuestión lineal, creyendo que basta con aumentar la cantidad. Pero esto no hace más que aumentar el aburrimiento y que éste además se combine con una sobrecarga, generando aún más rechazo por la escuela", reflexiona Paulina Bánfalvi al respecto.

Para la especialista, "los niños con alta capacidad no anhelan tener más trabajo. No buscan hacer el doble de sumas o multiplicaciones. No es para ellos un reto escribir un párrafo mientras a sus compañeros sólo se les pide unas frases sueltas"

AEST, por su parte, a modo de conclusión, defiende que “la educación de niños con Altas Capacidades merece un enfoque multifocal y es preciso conocer y saber identificar individualmente en cada uno de los niños lo que realmente está poniendo en peligro su desarrollo escolar y emocional”.

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  • Eugenio Manuel Fernández Aguilar