Cuántas veces habremos escuchado a nuestros padres la frase de ‘yo te he criado y te he educado como mejor he sabido y he podido’. Y qué buena verdad es esa. Cuando nuestros padres decidieron traernos al mundo, lo hicieron con todas sus consecuencias (y convertirnos en la mejor persona posible era uno de sus principales objetivos).
Sin embargo, en la era de la ‘Disciplina Positiva’ parece que no todo vale a la hora de educar. Son muchos los estudios que ya han demostrado que los gritos y los castigos no tienen ningún tipo de beneficio ni acorto, ni a medio ni a largo plazo.
Pero, sin embargo, Rafa Guerrero, psicólogo infantil, dice que no gritar y no castigar no es suficiente para considerarse padre suficientemente bueno. En su nuevo libro, "Menudas Rabietas" (ed. Libros Cúpula) enseña a los padres cómo gestionar los problemas de conducta de manera respetuosa. Y, en medio de él, afirma que hay algunas cosas que pueden dañar la autoestima de los niños y que, sin querer, somos muchos los que hacemos. En palabras de Rafa Guerrero: “Para criar bien, muchas veces hay que ir en contra del instinto”
Y es que, según él, la autoestima se forja y se forma en la infancia (también la nuestra). Y venimos de ella condicionados por cómo nos educaron nuestros padres, así que, sin darnos cuenta, también se lo trasladamos a nuestros pequeños, a fin de que
Nosotros queremos compartir con vosotros cuáles son esas cosas que, según el experto, dañan la autoestima infantil.
Comportamientos extremos con los niños
Por comportamientos extremos, el experto define esos comportamientos que no son reales. Tanto un mensaje con el que hagamos creer al niño que es capaz de todo si se lo propone cuando sabemos que, en muchas ocasiones, el esfuerzo no es suficiente para lograr algo, como decirle que no será nunca capaz de conseguir algo cuando, en el fondo, sí que podrá si se esfuerza en ello.

“La idea es ejercer como padres de espejos reales. Una buena autoestima significa saber lo que se te da bien y mal, conocerte y entender en qué ámbitos disfrutas, y en cuáles no, mientras que eres capaz, con tus fortalezas, de enfrentarte a esa realidad. Es decir, siendo consciente de mis limitados, puedo, con un entorno que me ayude, hacerlo lo mejor posible y tratar de sacar mi propósito adelante”, argumenta Rafa Guerrero en su obra.
Grave error: la sobreprotección
No es la primera vez que los expertos señalan que la crianza basada en la sobreprotección ayuda a criar niños sin autoestima y con baja tolerancia a la frustración. En el fondo es fácil de entender: si evitamos por todos los medios que sufran, no sabrán sufrir cuando les toque hacerlo (y todos sabemos que en la vida adulta, en algún momento, tendrán que experimentar este sentimiento).
“Percibir peligro donde no lo hay es sobreproteger. La clave no está en el adulto, está en que el adulto interprete lo que el niño siente o necesita”, explica Rafa.
La educación demasiado autoritaria
Elimina de tu vocabulario por completo el “porque lo digo yo y punto”. Una crianza basada en el chantaje y el castigo tampoco trae nada bueno para la autoestima del niño.
De acuerdo a las palabras del experto, la autoridad se gana cuando hay respeto mutuo (por parte del niño y por parte de los padres). Si queremos exigir ese respeto, no estaremos respetando las decisiones del menor.
Ignorar al niño cuando tiene una rabieta
Esta sea, quizás, la cosa que más integrada tenemos todos. “Hasta que no se te pase no hables conmigo”, “olvídate de que te hable mientras estés gritando y llorando”, “qué vergüenza me estás haciendo pasar” o “vete a tu cuarto hasta que se te pase” son frases que nos suenan muy familiares a todos.
Rafa Guerrero cuenta en su libro que si ignoras una rabieta, el niño acaba por entender que cuando hay problemas tiene que mirar a otro lado: “Son mensajes inconscientes, pero los niños captan mucho”, añade.
En conclusión, es esencial que los padres sean conscientes de las acciones y palabras que, aunque bien intencionadas, pueden dañar la autoestima de sus hijos. Prácticas como la sobreprotección, la educación autoritaria y la ignorancia ante las rabietas no solo no ayudan, sino que pueden tener efectos negativos duraderos en el desarrollo emocional de los niños. Para fomentar una autoestima saludable, es crucial que los padres actúen como espejos realistas, reconociendo tanto las fortalezas como las áreas de mejora de sus hijos, y evitando los extremos en sus reacciones y expectativas. La crianza respetuosa y consciente no solo mejora la relación entre padres e hijos, sino que también prepara a los niños para enfrentar los desafíos de la vida con confianza y resiliencia. Y recuerda, es muy importante conocer las diferencias entre el comportamiento de los niños que tienen una buena autoestima y los que la tienen dañada.