Numerosos estudios evidencian que el mindfulness es una herramienta realmente efectiva para el desarrollo de la inteligencia emocional. De hecho, esta práctica comienza a ser cada vez más frecuente en la práctica educativa de escuelas, colegios o institutos de países como Holanda, Gran Bretaña o Estados Unidos.
Los expertos en salud infantil destacan los beneficios que aporta el mindfulness a los más pequeños. Según afirma el pediatra Patricio José Ruiz Lázaro en la web de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria, distintos estudios han evidenciado que la práctica del mindfulnes en niños y adolescentes ayuda a:
- Reducir el estrés, la ansiedad, los síntomas de depresión, la reactividad, los problemas de conducta y la tendencia a distraerse (tanto de estímulos internos como externos)
- Mejorar la concentración, la atención, la memoria de trabajo, la capacidad de darse cuenta o ser consciente, la capacidad demanejar las emociones, el autocontrol, la empatía y la comprensión hacia los demás, la autoestima, el rendimiento académico y el sueño.
- Lograr una mayor tranquilidad y relajación
- Desarrollar habilidades naturales de resolución de conflictos.

Por otra parte, la psicóloga Alicia González apunta en la web de la Clínica Toraño Palacio que enseñar mindfulness a los niños es dotarlos de herramientas que les ayudarán a comprender sus vivencias internas y externas o, lo que es lo mismo, a cimentar y potenciar su inteligencia emocional.
Según González, esto incluye el reconocimiento de pensamientos y emociones, así como la comprensión de su influencia en el cuerpo: “Esta capacitación les permite gestionar impulsos de manera más efectiva, fortalecer su inteligencia emocional y alcanzar un nivel superior de bienestar”, sostiene la psicóloga.
La profesional de la Clínica Toraño Palacio asegura, además, que el mindfulness es un escudo contra la vulnerabilidadd infantil: “Durante la infancia, una etapa de gran sensibilidad, es posible que se generen traumas que luego resultan difíciles de superar”.
En este sentido, González remite a un estudio realizado en la Universidad de Florida que ha revelado que los eventos estresantes impactan de manera inmediata en la salud de los niños.
En ese estudio, los investigadores analizaron los datos de casi 96.000 niños, evaluando situaciones estresantes que habían experimentado, desde el divorcio de los padres hasta situaciones de violencia familiar y problemas de salud. Los hallazgos revelaron que los niños expuestos a tres o más eventos estresantes tienen seis veces más probabilidades de enfrentar problemas físicos y trastornos psicológicos o del aprendizaje.
Ante estas situaciones “el mindfulness emerge como un escudo protector, no solo en el ámbito psicológico, sino también a nivel cerebral, mitigando los efectos negativos de situaciones adversas. Esta práctica potencia el autocontrol emocional y los procesos cognitivos” asegura González.

“El mindfulness, una técnica terapéutica altamente efectiva para reducir síntomas de depresión, estrés y ansiedad, se revela como una herramienta excepcional para mejorar la atención, incluso en niños con TDAH”, apunta la misma psicóloga y para corroborar su afirmación señala otra investigación, esta vez realizada en la Universidad de Lovaina que demostró que un programa de entrenamiento en mindfulness de solo 8 semanas conlleva una mejora significativa en la atención y una reducción de comportamientos impulsivos. “De hecho, se ha evidenciado que el mindfulness produce cambios notables en la autorregulación, fortaleciendo las funciones ejecutivas en niños”, señala González.
Otro estudio llevado a cabo en la Universidad de Louisville reveló que la práctica sistemática del mindfulness potencia el rendimiento académico en los niños. Los psicólogos argumentan que la meditación mindfulness ayuda a los niños a manejar la ansiedad ante los exámenes, liberando los recursos cognitivos de la memoria y el razonamiento, lo que se traduce en una mejora en su desempeño.
A largo plazo, la práctica continua de esta técnica de relajación y concentración puede incluso desencadenar cambios duraderos a nivel cerebral: “Aquellos que practican la meditación mindfulness presentan una menor reactividad en la amígdala, reduciendo la probabilidad de que las emociones tomen el control y generen reacciones intensas de miedo, frustración o ira. Además, se observa una mayor densidad neuronal en el hipocampo, área crucial para el aprendizaje y la memoria, así como una mayor actividad en la corteza prefrontal, involucrada en la toma de decisiones, el razonamiento y el autocontrol”, explica la psicóloga.

Tres claves para enseñar "mindfulness" a los niños
La psicóloga Alicia González explica tres claves para enseñar de manera efectiva mindfulness a los niños:
- Comprender el significado del mindfulness: El mindfulness implica estar completamente presente en el momento actual, prestando atención a lo que ocurre dentro de nosotros y a nuestro entorno sin emitir juicios. Esto significa que no existe un método «correcto» para practicarlo; los niños deben descubrir su propio equilibrio y seleccionar ejercicios que les resulten cómodos.
- Infundir diversión en la práctica: La práctica del mindfulness debe convertirse en un momento divertido, permitiendo que los niños disfruten mientras exploran nuevas sensaciones. Si se convierte en una obligación o carga adicional, perderá su esencia. Además, es fundamental que forme parte de su rutina cotidiana, como jugar o ver dibujos animados, y no solo ser utilizado como respuesta a situaciones incómodas.
- Ajustar las expectativas: Los niños pequeños no pueden dedicar media hora a la meditación de atención plena. En sus primeros años, esta práctica debe tener un enfoque principalmente lúdico y adecuarse a su nivel de desarrollo. El objetivo no es convertirlos en «pequeños Budas», sino más bien incorporar el mindfulness en la rutina familiar, asignándole inicialmente solo 5 ó 10 minutos al día.
A continuación te indicamos dos ejercicios de minfulness indicados para niños que podéis practicar en casa. Además, también os puede resultar útil el método para entrenar la atención y la concentración de los niños que recomienda Daniel Goleman, psicólogo de la Universidad de Harvard y considerado como uno de los padres de la inteligencia emocional.
Ejercicio de mindfulness para niños: comer un trozo de chocolate
El pediatra Patricio José Ruiz Lázaro propone un ejercicio de atención plena que consiste en comer un trozo de chocolate de esta forma tan especial:
- Observa la respiración, no la controles, obsérvala, cómo entra y sale el aire
- Coge el trozo de chocolate y póntelo en la boca
- No lo mastiques, deja que se deshaga lentamente en la boca
- Nota cómo se disuelve, nota el sabor, nota la textura, el sabor que deja en la boca, dónde lo notas y como, poco a poco, se va perdiendo...
- Si te viene alguna idea ajena a este ejercicio, hay que notarla, observarla y dejar que se marche como una nube y volver a centrarte en la tarea propuesta.
Ejercicio de minfulness para niños: imitar a la rana
Por su parte, la psicóloga Alicia González recomienda esta práctica que instruye a los niños en la respiración profunda y puede introducirse a partir de los cuatro años: "En realidad, se trata de un ejercicio fundamental, ya que la respiración es un cimiento esencial para otros ejercicios de mindfulness", sostiene la terapeuta.
González explica cómo podéis practicarlo en casa:
- Comunica al niño que este ejercicio consiste en emular a una rana, un ser que es capaz de realizar grandes saltos con agilidad, pero también de mantenerse quieto y observar atentamente su entorno.
- Sentaos el uno enfrente del otro y explícale cómo respirar como una rana. Debe inhalar por la nariz, expandiendo su abdomen, y luego exhalar suavemente por la boca. Si lo deseas, puedes añadir elementos imaginativos para estimular su creatividad, como describir que ambos están reposando en una hoja de loto en un tranquilo estanque.
- El objetivo es que dediquen de 5 a 10 minutos a esta práctica para que el niño aprenda a respirar de manera profunda. Es importante tener en cuenta que la respiración induce un estado general de calma y tiende a sincronizar el ritmo cardíaco en aproximadamente 8 minutos.
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