¿Qué podemos hacer para calmar sus llamadas de atención constantes?

Todos los niños desean una atención permanente por parte de los padres o cuidadores. ¿Por qué les pasa? ¿Qué podemos hacer? Hablamos con una asesora pedagógica que nos ofrece la solución: atención positiva.
¿Qué podemos hacer para calmar sus llamadas de atención constantes?

¿Por qué los niños quieren nuestra llamar la atención constantemente? Probablemente esta necesidad surge por la falta de conocimientos que tienen y la inseguridad que les crean la mayoría de las situaciones nuevas para ellos.

De alguna forma tienen que sentir que sus figuras referenciales están a su lado en cada uno de los momentos que hacen algo nuevo o que hacen algo bien. La aprobación por parte del adulto de aquello que han hecho, además de satisfacerles y generarles felicidad, le proporciona motivación para volverlo a hacer. Este es el motivo pero el que constantemente reclaman nuestra atención, bien sea estando junto a ellos o simplemente estando con ellos. A veces necesitan de nosotros mientras realizan una acción, sea la que sea, desde un nuevo aprendizaje hasta el propio juego. Otras veces simplemente necesitan saber que estamos cerca de ellos aunque estemos haciendo nuestras propias cosas pero necesitan ver que realmente estamos dándonos cuenta de lo que hacen.

¿Por qué les ocurre?

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En el momento que el niño siente que esto no es así, bien sea porque estamos a nuestras cosas y no les prestamos una atención directa o bien sea porque tenemos algo más importante que hacer u otra persona a la que atender, es cuando trata de llamar nuestra atención y  hacernos saber que eso no es lo que necesita y que no le gusta cómo estamos actuando.

El problema surge en la primera etapa, de 0 a 3 años, cuando esta necesidad de atención es mayor precisamente por ser más pequeños, y, además, el modo que tienen de expresar la necesidad suele ser con conductas que en educación denominamos “desadaptadas”. Al ser tan pequeños no tienen otro medio de comunicación, no saben hablar y expresar lo que les pasa. Esto les lleva a tener llamadas de atención del tipo: rabietas, enfados, falta de control de esfínteres

Todas estas conductas, a pesar de ser diferentes y tener consecuencias diferentes, tienen la misma raíz, es la llamada de atención, por lo que hay que trabajarlas del mismo modo. Ante una llamada de atención, sea cual sea, el método más eficaz para eliminarla y que el niño aprenda que eso no es lo que a nosotros nos gusta y, por lo tanto, no va a recibirá tención por nuestra parte es ignorarle. Él quiere atención pero no debemos darle atención a esa conducta. Nos suele resultar muy complicado llevar a cabo una ignorancia por ser conductas que socialmente puedan resultar no bien vistas. Este sistema requiere una gran paciencia por parte de los padres y ser conscientes que para que realmente funcione hay que ignorarles desde el primer momento y ser capaces de aguantar hasta que el niño deja de comportarse de esa manera. En el momento que se les presta una pequeña atención, por muy pequeña que sea, diciéndoles “no hagas eso, ven aquí” o simplemente mirándoles ya están consiguiendo lo que quieren, que es nuestra atención.

Al niño en esta edad le da igual qué hacer con tal de llamar la atención, no le importa si la conducta está bien o mal lo importante es si nos tiene o no nos tiene. Es tarea nuestra hacerle ver que de esa forma no nos tiene.

Son situaciones que se producen de manera repetida, que suelen resultar desagradables, y a veces difíciles de eliminar. Lo ideal es intentar evitar que sucedan o que sucedan en la menor medida posible. El modo de evitarlo es adelantarnos a esta posible respuesta dándoles lo que quieren, que es atención, pero una atención positiva. Esto significa, si somos consientes y sabemos que los niños necesitan una atención constante, tratar de darles esta atención dedicándoles tiempo solo a ellos.

La solución a sus llamadas de atención: atención positiva

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Para lograr proporcionar una atención positiva será necesario seguir las siguientes pautas:

Por medio de la atención positiva les enseñamos cómo deben comportarse y prevenimos conductas no deseadas.

En conclusión, ante llamadas de atención por parte de nuestros hijos si no existe una causa justificada debemos actuar de forma inmediata y tajante aunque esta actuación consista en la ignorancia. Sí que hay que prestar atención para eliminarlas porque si perciben respuesta por nuestra parte ante la llamada de atención, por muy pequeños que sean y por muy insignificante que nos parezca la llamada de atención que han realizado, el mensaje de atención que les estamos transmitiendo es que pueden conseguir lo que quieren de nosotros, en el momento que ellos quieren y como quieren. Esto es lo que van a aprender y tratarán de conseguir día tras día hasta convertirse en un hábito tal que cuando sean más mayores serán ellos quienes dominen constantemente la situación y podamos llegar incluso a rodearnos de pequeños “tiranos”. Debemos prestar atención desde el primer momento a estas situaciones y sobre todo mantener firme nuestra postura tratando de evitar debilidades. Este esfuerzo merecerá mucho la pena en el futuro.

María Campo es asesora Pedagógica en Eduka&Nature

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