La Universidad de Harvard está llevando a cabo una investigación pionera para detectar los orígenes de la dislexia en bebés de tan solo tres meses. Este esfuerzo busca identificar las características cerebrales asociadas con la dislexia desde etapas tempranas, con el objetivo de intervenir antes de que las dificultades lectoras se manifiesten y conseguir que sea menos complicado aprender con dislexia de lo que lo es en la actualidad.
El Laboratorio Gaab, dirigido por la profesora adjunta de Educación Nadine Gaab, se ha dedicado durante más de 15 años a estudiar el funcionamiento del cerebro en los niños. Su enfoque principal son las discapacidades no aparentes, como la dislexia.
Gaab y su equipo observan de cerca a los niños mientras aprenden, buscando comprender mejor el desarrollo cerebral, el comportamiento, la genética y el entorno que los rodea. "Es un proceso muy desafiante y gratificante al mismo tiempo", comenta Gaab.

Descubriendo las raíces de la dislexia
Uno de los grandes desafíos a los que se ha enfrentado este laboratorio a lo largo de la investigación que ha estado desarrollando, ha sido determinar cuándo se manifiestan las características cerebrales asociadas con la dislexia. Anteriormente, se sabía que las personas con dificultades para leer presentaban una estructura y funcionamiento cerebral atípicos, pero no estaba claro si estos rasgos surgían como respuesta a los desafíos escolares o si aparecían antes.
En 2007, se inició el estudio longitudinal de dislexia de Boston (BOLD), que demostró que algunos rasgos cerebrales observados en niños de tercer o cuarto grado ya podían detectarse en edad preescolar. Este hallazgo motivó el lanzamiento del estudio BabyBOLD, que sigue a bebés de 3 a 8 meses con riesgo familiar de dislexia, monitorizándolos hasta la escuela primaria o secundaria.
Los resultados del estudio BabyBOLD revelan que ciertas características cerebrales atípicas presentes en niños mayores ya están presentes en bebés, especialmente en la materia blanca y en sus patrones de conectividad. Esta información es crucial para la educación, ya que sugiere la necesidad de intervenir antes de que comience la educación formal en lectura para poder superar la dislexia.
Ted Turesky, investigador del laboratorio, señala que "gran parte de la importancia del trabajo del Laboratorio Gaab tiene que ver con el hecho de que existen algunas diferencias en el desarrollo de los niños antes de que comiencen a recibir instrucción formal en lectura". Este enfoque proactivo contrasta con el modelo tradicional de "esperar a que fracasen", que a menudo deja a los niños con baja autoestima y experiencias negativas.

Derecho a leer bien
Nadine Gaab destaca la urgencia de este nuevo enfoque, como ella misma defiende, “todos los niños tienen derecho a leer bien. Todos los niños tienen derecho a acceder a todo su potencial". El laboratorio colabora con comunidades, organizaciones de padres y agencias gubernamentales para promover evaluaciones tempranas de riesgo y apoyar a los niños con discapacidades invisibles.
Las jornadas en el laboratorio pueden durar desde la mañana hasta la noche e involucran largas sesiones con niños, que incluyen monitoreo del comportamiento, pruebas y escáneres cerebrales. Para que los niños se sientan cómodos durante las resonancias magnéticas, los investigadores convierten la experiencia en un juego divertido, a menudo utilizando películas como "Kung Fu Panda".
En colaboración con grupos como Decoding Dyslexia Massachusetts, el Laboratorio Gaab promueve evaluaciones universales de alfabetización temprana que venían impulsándose desde 2022 por investigadores como James Peyser. Todos estos esfuerzos pretenden cambiar el enfoque reactivo a uno proactivo, garantizando intervenciones más tempranas y eficaces para niños con dificultades de lectura.
El trabajo de Gaab y su equipo subraya la importancia de reconocer y abordar las discapacidades invisibles desde sus inicios, abriendo puertas a un futuro educativo inclusivo donde todos los niños puedan alcanzar su máximo potencial. Esta investigación pionera de la Universidad de Harvard ofrece esperanza para una detección e intervención temprana de la dislexia, asegurando que más niños puedan disfrutar de una experiencia de lectura exitosa y gratificante desde el primer momento.

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