Aunque se pueden tener contracciones antes de que originalmente se acerque el momento del nacimiento del bebé, lo cierto es que estas no comenzarán realmente, y en serio, hasta que llegue el día del parto. Es cierto que es posible que se experimente una tensión ocasional, molesta e incómoda en el estómago, lo que significa que el útero se está preparando para el gran final, pero no debe ser confundido con las contracciones típicas del trabajo de parto.
Como ya te hemos mencionado en momentos anteriores, existen diferentes tipos de contracciones, de manera que las que surgen durante el trabajo de parto no son las únicas que aparecen. Un buen ejemplo las encontramos con las contracciones de Braxton Hicks, aunque también existen otras que debemos mencionar.
Las contracciones tempranas suelen sentirse como una tensión y un endurecimiento del estómago, convirtiéndose en una señal clara de que el cuerpo se está preparando tanto para el trabajo de parto como para el propio parto en sí mismo. Es decir, el útero se está ejercitando para el gran final, y para la llegada del bebé.
¿Las causas? El estiramiento de los ligamentos situados alrededor del útero. Aunque no son las únicas. También pueden surgir por gases, estreñimiento o deshidratación, de manera que originalmente no tendrían nada que ver con las contracciones.
También están las contracciones de Braxton Hicks, que surgen a partir del segundo trimestre y que suelen ser también denominadas como contracciones “falsas”. Generalmente, tienden a durar entre 30 segundos y 2 minutos, y ocurren al azar (aunque, es cierto, también pueden aparecer después del ejercicio o de las relaciones sexuales). Nuevamente, son una señal de que el útero se está preparando para el parto.
Pero también existen otras causas relacionadas que pueden influir en la aparición de contracciones. A continuación, te descubrimos algunas de las más habituales.
1. Esfuerzo excesivo
Algunas mujeres se sienten cansadas y fatigadas a lo largo de toda la gestación, y especialmente durante el tercer trimestre, cuando el tamaño y el peso del bebé inciden en este sentido. Sin embargo, otras sienten la necesidad de no disminuir esa velocidad. Sin embargo, sobrecargar el cuerpo podría hacer que el útero empiece a sufrir contracciones “falsas” (esto es, las típicas -y conocidas- contracciones de Braxton Hicks).
Lo cierto es que se caracterizan por ser contracciones bastante prácticas, puesto que ayudan a que el cuerpo se prepare para el parto. Por suerte, a menudo, tienden a desaparecer cuando la embarazada se relaja o pone los pies en alto. Además, se caracterizan por ser esporádicas, surgen al azar, y duran entre 30 segundos y 2 minutos.
Suelen surgir después de las 20 semanas de embarazo. A menos que surjan otros síntomas -como sangrado o manchado-, no es necesario llamar al médico.
2. Trabajo de parto prematuro
Se considera que nos encontramos ante un trabajo de parto prematuro cuando ocurre antes de que haya finalizado la semana 36 de embarazo. Y se caracterizan por un patrón de tensión o de torsión de la pared uterina, el cual tiende a no desaparecer.
Si antes de esa semana se tienen muchas contracciones, durante varias horas seguidas, y que no desaparecen, es necesario acudir al médico para que la embarazada sea debidamente evaluada.
El trabajo de parto temprano puede provocar un parto prematuro, el cual suele estar relacionado con bajo peso al nacer, problemas respiratorios fetales, problemas de visión, y otras complicaciones.
3. Tener relaciones sexuales

Es falso creer que las relaciones sexuales pueden influir negativamente en el trabajo de parto. Pero sí se sabe que tener relaciones sexuales puede relacionarse con las contracciones de Braxton Hicks.
Los expertos creen que esto podría ser debido a que las protaglandinas presentes naturalmente en el semen, y los orgasmos, hacen que el útero se contraiga. No obstante, es común que estas contracciones falsas tiendan a desaparecer poco después de que empiecen.
Nuevamente, si se vuelven más intensas o más largas, o si siguen un patrón predecible, es necesario llamar o acudir al médico.
4. Complicaciones propias del embarazo
Si se desarrollan contracciones intensas y dolorosas, y sangrado vaginal, es esencial acudir al médico de inmediato, sobre todo si la sensación de opresión y de dolor dura más de 2 minutos.
¿El motivo? Las contracciones que no tienden a desaparecer suelen ser una señal evidente de la existencia de problemas, de manera que si no descansan ni se toman un respiro, podrían indicar una complicación peligrosa, como por ejemplo podría ser el caso de una ruptura uterina.
5. Se está de parto
Evidentemente, la causa más común de contracciones al final del embarazo es el trabajo de parto. Aunque es cierto que pueden empezar de forma irregular, cuando se ha llegado al día probable de parto, es común que pronto empiecen a tener un ritmo mucho más regular.
En este sentido, y si se trata de un trabajo de parto real, las contracciones, poco a poco, tenderán a acercarse más, y serán más largas, intensas y fuertes.