Durante el embarazo, una molestia que, si bien suele presentarse en el primer trimestre de la gestación, especialmente a partir de la cuarta semana, muchas mujeres la sienten como uno de los primeros síntomas del embarazo y pueden llegar a tenerla hasta varias semanas después del parto.
Problemas, dolores y molestias
Entre los problemas, dolores o molestias que ese taponamiento o congestión nasal pueden ocasionar figuran una mucosidad abundante, estornudos, picor nasal y tos, según explica a Ser Padres la doctora María Colomé Calafí, especialista en Otorrinolaringología, fundadora y directora de la Clínica Rinológica y miembro de Top Doctors. A juicio de esta experta durante el embarazo las mujeres también pueden sufrir cefaleas y alteraciones en la calidad del sueño a causa de ese taponamiento o congestión nasal, y advierte que el embarazo es un factor de riesgo para el asma asociado y un factor que predispone a la aparición de sinusitis.
Hay más. Según afirma, en algunos casos puede haber sangrado por las fosas nasales, debido a la formación de un pólipo sangrante de tabique nasal, típico del embarazo. Por todo lo anterior, nuestra experta cifra entre un 20 y un 30% el porcentaje de mujeres que sufre rinitis severa durante el embarazo. En condiciones normales, se debe a la sensibilidad de las mucosa por las hormonas del embarazo y aumento de la vascularización.
Cómo se trata
Cuando eso ocurre, las mujeres afectadas han de, a su juicio, evitar exponerse a agentes específicos como ácaros del polvo doméstico, polen, mohos, mascotas, etc. Y también a sustancias irritantes como el humo de los cigarrillos, los ambientes cerrados o los cambios bruscos de temperatura. La recomendación de la doctora es recurrir a lavados nasales con suero fisiológico y al uso de humidificantes, sobre todo si se vive en una ciudad con ambiente seco o con contaminación. Eso sí, en el caso de usar un humidificador es muy importante limpiarlo con regularidad -al menos una vez a la semana- ya que estos aparatos suelen acumular con mucha facilidad gérmenes.

Según explica nuestra experta, otro punto fundamental cuando nos encontramos ante una rinitis en el embarazo es su diagnóstico precoz para evitar complicaciones como crisis asmáticas o infecciones secundarias como la sinusitis. Un diagnóstico para el que es importante consultar con un especialista otorrinolaringólogo y un ginecólogo, ya que muchos de los fármacos que se dan habitualmente para tratar las rinitis pueden atravesar la barrera placentaria. “Se aconseja en la embarazada evitar los antihistamínicos, y los espráis vasoconstrictores nasales, y solo tomarlos bajo prescripción médica”, advierte.
Otros síntomas del embarazo
Además de la congestión nasal, es muy frecuente que durante los meses de embarazo la mujer tenga otros síntomas de los cambios que su cuerpo está sufriendo. Entre ellos está la hinchazón y dolor de pecho, la retención de líquidos e hinchazón de pies y piernas, la acidez de estómago (a veces se acentúa al sentarse y tumbarse), el cansancio, los cambios de humor, o la acumulación de gases.
En este último caso, esa acumulación se debe por un lado, a la influencia de la hormona progesterona, que disminuye los movimientos intestinales, y, por el otro, al aumento de tamaño del útero, que desplaza y comprime poco a poco las asas intestinales hacia los lados y también hacia arriba durante la gestación, y muy especialmente a partir del segundo trimestre del embarazo.
Pese a todo, la buena noticia, es que tras a dar a luz todos estos síntomas desaparecen. Ánimo porque si es tu caso, comienza la cuenta atrás.