El aceite esencial de árbol de té es un potente antimicótico y antiséptico, el cual no tiende a ser irritante para la piel o las mucosas, a menos que se sufra alguna alergia al mismo. Es más, suele ser ampliamente utilizado, sin riesgo, para tratar muchas condiciones virales y bacterianas cutáneas, infecciones por hongos y parásitos, como piojos, tiña o sarna, incluso en niños a partir de los 3 años de edad.
Además, suele ser un remedio muy popular a la hora de tratar los típicos piojos infantiles, aunque su efectividad en este sentido se encuentra en entredicho, a menos que sea utilizado de manera combinada con un tratamiento capilar adecuado.
En este sentido, su uso como remedio natural para la caspa o parásitos en el cabello consiste básicamente en añadir un poco de este aceite al champú diario. O, bien, aplicarlo directamente desde las raíces hasta las puntas, dejando actuar durante algunas horas.
Durante el embarazo, la lista de alimentos y de productos que se deben evitar suele ser bastante abrumadora, a lo que se le puede unir la preocupación, por parte de la futura mamá, de saber si otras opciones pueden ser o no seguras o adecuadas.
En el caso el aceite de árbol de té, aún cuando se trata de un aceite esencial cien por cien natural, es normal que suscite ciertas dudas, incluso aunque se haya utilizado con anterioridad sin causar ningún tipo de problema.
¿Es seguro utilizar aceite esencial de árbol de té durante el embarazo?
Aunque es cierto, como hemos visto, que el aceite de árbol de té tiene muchos beneficios tanto para el cuidado de la piel como para el cabello, por sus cualidades antiinflamatorias, antifúngicas y antisépticas principalmente, no está exento de riesgos potenciales.
Concretamente, se sospecha que el aceite de árbol del té es un disruptor endocrino, lo que significa que podría interferir con el sistema endocrino, el cual se encarga de controlar las hormonas.
Esto implica que, bajo ninguna circunstancia, se debe ingerir aceite de árbol del té durante el embarazo. Además, los expertos también aconsejan evitar cualquier forma de este aceite en el primer trimestre, después de las 35 semanas de embarazo, o en cualquier momento durante el trabajo de parto.
No en vano, hasta el momento no hay suficientes datos que puedan respaldar el uso seguro del aceite de árbol de té durante la gestación. Y, aunque se puede usar de forma tópica en el segundo trimestre, por ahora tampoco existe suficiente investigación como para poder garantizar que sea cien por cien seguro.
Por otro lado, otros expertos indican que podría diluirse en productos para el cuidado del cabello o de la piel; por lo que, en caso de ser así, probablemente sería muy poco dañino.
Sea como fuere, es cierto que las personas con la piel sensible o con eccemas deben evitar el aceite de árbol de té en todo momento, independientemente de que estén o no embarazadas, puesto que puede originar irritación o cualquier otra reacción.
Entonces, ¿cuáles pueden ser los riesgos de usar aceite de árbol de té durante el embarazo?
Por lo general, el aceite de árbol de té es una opción segura cuando no se está embarazada. No obstante, a pesar de ello, es necesario tener presente en todo momento que, incluso fuera del embarazo, al usar este aceite esencial existe un riesgo potencial de irritación o de alergia (los cuales, dicho sea de paso, no son infrecuentes).
Generalmente, los efectos secundarios que aparecen en la piel por el uso del aceite esencial de árbol de té suelen ser bastante leves, pudiendo incluir picazón, ardor, sarpullido o picazón, además de sequedad, enrojecimiento o descamación.
Cuando se consume internamente, el aceite de árbol de té puede causar contracciones uterinas, además de alterar el sistema endocrino, desequilibrando las hormonas e, hipotéticamente, causar contracciones. Aunque este efecto por el momento se ha encontrado en roedores a través de estudios anteriores.
También se desconoce cómo podría afectar al bebé cuando este aceite esencial se utiliza durante la lactancia. Por tanto, es preferible no usarlo hasta que finalice el embarazo y la lactancia materna.