El virus del papiloma humano (VPH) es una de las enfermedades de transmisión sexual más comunes y prevalentes en el mundo. El cual se presenta principalmente en mujeres y hombres jóvenes. Teniendo en cuenta lo común que es, es normal que, cuando una mujer con VPH se queda embarazada, surjan ansiedades y preguntas, las cuales son perfectamente razonables.
La aparición de condilomas, que es una condición médica conocida con el nombre de condilomatosis, se debe a un virus del papiloma. Y, como mantienen los expertos, es cierto que las futuras mamás corren un riesgo particular durante la gestación, debido principalmente a la existencia de una inmunidad natural más débil en el embarazo.
¿Qué es la condilomatosis?
El condiloma consiste en un pequeño crecimiento, parecido a una verruga, que puede aparecer en los genitales. Cuando ocurre, nos encontramos ante una condilomatosis, que es una infección de transmisión sexual como consecuencia del virus del papiloma humano (VPH).
Se estima que, en el 90 por ciento de los casos, el virus del papiloma es portado por los VPH 6 y 11. Y es la infección más frecuente de las infecciones de transmisión sexual de origen viral. De hecho, es tan común, que en nuestro país se estima que entre el 3 y el 5 por ciento de los españoles en algún momento de sus vidas tendrán un condiloma.
Las embarazadas tienden a ser más susceptibles a la aparición del condiloma vulvar durante la gestación. Una susceptibilidad que se debe principalmente a una disminución relativa tanto a la inmunidad como al aumento de las hormonas esteroides.
¿Cuáles son las causas de los condilomas?

El condiloma se transmite por contacto con la piel, con mucha mayor frecuencia durante las relaciones sexuales. De ahí que comúnmente afecte al área genital y anal, principalmente. En las mujeres lo más habitual es que surja un condiloma vulvar, dado que este virus se localizará frecuentemente en la vulva. Aunque también puede desarrollarse en el área orofaríngea, es común que el condiloma se desarrolle en las mucosas y orificios, generalmente en las regiones genitales.
Además del embarazo, se sabe que ciertas enfermedades y determinados tratamientos médicos pueden disminuir la inmunidad natural frente a este tipo de virus. Es el caso de los tratamientos inmunosupresores tras un trasplante, o en el contexto de enfermedades autoinmunes.
¿Cuáles son los síntomas? ¿Cómo reconocer un condiloma vulvar?
Aunque existen distintas formas asociadas al condiloma, una de las más extendidas es el condiloma acuminado, conocido también con el curioso nombre de “cresta de gallo”, ya que posee un aspecto puntiagudo y dentado. De hecho, es una de las formas de presentación más frecuentes.
Además de una apariencia similar a la cresta de un gallo, también puede tener una forma plana, como una verruga plana. En casos raros también podría adquirir la forma de un hongo.
No obstante, en ocasiones la lesión genital puede pasar completamente desapercibida. Es más, al crecer en las membranas mucosas, es posible que no sea visible a simple vista, sobre todo en las mujeres.
Debido a ello, el condiloma genital se diagnostica o detecta durante un examen médico, principalmente a partir de un frotis. Durante el embarazo, a menudo es durante el seguimiento regular cuando se detecta la presencia de este tipo de verrugas.
¿Cómo se trata?
A la hora de tratar y eliminar los condilomas, existen distintas técnicas disponibles. La técnica del láser puede ser muy útil, ya que consiste en quemar las distintas verrugas. Además, es posible la prescripción de fármacos para fortalecer la inmunidad, ya que el virus del papiloma debe ser eliminado por el organismo del paciente.
Por otro lado, de acuerdo a un estudio publicado en Science Direct, en lo que a las mujeres embarazadas se refiere, tratar las arrugas con láser no implicaría ningún tipo de riesgo, ni para la futura mamá ni para su bebé.