Infección por micoplasma en el embarazo: todo lo que necesitas saber

Las infecciones por micoplasma pueden incluir infecciones causadas por bacterias que pueden afectar varios órganos. ¿Qué puede ocurrir si pasa en el embarazo?
Romper aguas: 8 dudas resueltas sobre el inicio del parto

Los micoplasmas son microorganismos, clasificados como bacterias, que encontramos aislados en los sistemas respiratorios y reproductivo. Los microplasmas más comunes del sistema genital son Hominis mycoplasma, Ureaplasma urealycitum mycoplasma y genitalium mycoplasma

Estos últimos pueden causar la inflamación de la pelvis, mientras que los dos primeros suelen ser responsables de complicaciones muy graves durante el embarazo, al aumentar el riesgo de abortos espontáneos, corioamnionitis (infección del líquido amniótico y / o de la placenta), muerte endometrial, aumento de la morbimortalidad maternal y perinatal, endometriosis y leucemia neonatal.

De hecho, el Mycoplasma pneumoniae suele ser responsable de infecciones tanto respiratorias como pulmonares. Mientras que, los que afectan al tracto genial, tienden a darse particularmente en mujeres con algún desequilibrio en la flora intestinal.

Independientemente de que se trate de una infección pulmonar o genital, la infección por micoplasma requiere de un estudio minucioso de los gérmenes en cuestión, mediante una muestra de garganta o de vagina en función de los síntomas. Además, como muchas infecciones bacterianas, la infección por micoplasma se trata mediante antibióticos, los cuales se dirigen a la bacteria que haya causado la infección.

Infección pulmonar por micoplasma

Se trata de una infección respiratoria causada por una bacteria conocida científicamente con el nombre de Mycoplasma pneumoniae. Esta bacteria puede ingresar en nuestro organismo a través de las vías respiratorias, adhiriéndose a las células, alterando con ello el correcto funcionamiento del sistema pulmonar.

Cuando esto ocurre, esta micoplasma es responsable de infecciones respiratorias agudas, así como de reacciones inflamatorias.

Síntomas de infección por micoplasma en el embarazo - Foto: Istock

Suele afectar principalmente a niños pequeños y adolescentes. Y, por lo general, lo más común es que se dé en un contexto epidémico, al ser muy contagiosa. El período de incubación se estima entre dos a tres semanas.

Aunque, en ocasiones, la enfermedad puede ser asintomática, por lo general produce síntomas similares a una neumonía o a una bronquitis aguda. Es decir, surgen síntomas como fiebre, fatiga, dolor de cabeza, tos seca (que luego puede volverse productiva), dolor de pecho, dolor de garganta, molestias articulares o musculares, y dificultad para respirar.

Micoplasmas genitales: peligrosos durante el embarazo

Existen cuatro tipos de micoplasma que afectan el tracto genital: Mycoplasma genitalium, Ureaplasma parvum, Ureaplasma urealyticum y Mycoplasma hominis. El primero suele ser un agente infeccioso que se transmite principalmente por contacto sexual, motivo por el cual forma parte de la amplia familia de infecciones de transmisión sexual.

Los otros tres, aunque pueden estar presentes de manera natural en la flora vaginal, cuando esta se desequilibra pueden terminar volviéndose patógenos, siendo responsables de la inflamación del tracto genital: uretritis, endometritis, endocervicitis y salpingitis.

Aunque en otras etapas de la vida estas infecciones no suelen causar muchos problemas, siempre y cuando sean adecuadamente tratadas (con antibióticos), la infección por micoplasma sí puede ser un riesgo durante la gestación, al aumentar el riesgo de parto prematuro, y dar lugar al nacimiento de un bebé con bajo peso al nacer.

¿Cómo se trata?

Independientemente de que el micoplasma afecte al sistema respiratorio o genital, la infección siempre debe ser tratada con antibióticos. Aunque la duración del tratamiento varía desde unos pocos días hasta varias semanas.

Eso sí, la elección del tratamiento más adecuado (esto es, el tipo de antibiótico a usar), se llevará a cabo luego de la toma de muestras, análisis y tras el cultivo de las bacterias en un laboratorio.

Recomendamos en