Razones por las que los niños deberían ser un poco Pippi Calzaslargas
Aunque no nos diéramos cuenta, Pippi fue uno de los primeros referentes de niña valiente y luchadora que todas conocimos. Hoy hemos querido rescatar algunas de aquellas frases míticas que empoderan.
Se burlaba de los roles de género, iba en contra de todas las leyes adultas, ponía muy en duda los valores de la pedagogía clásica y le daba absolutamente igual lo que la gente pudiera pensar de su forma de ser y de su aspecto. Para ella, lo más importante era sentirse bien consigo misma. ¡Ah sí! Y no separarse ni un segundo de ‘Pequeño Tío’ ni de ‘Señor Nilsson’.
Y es que, sin darnos cuenta, Pippi Calzaslargas fue uno de los primeros referentes de mujer empoderada y valiente que todos conocimos en nuestra infancia.
Y es que, ¿a quién no le hubiera gustado vivir en un casoplón sin adultos y acostándose a la hora que le diera la gana? Así era ella: cocinaba con cáscara de huevo porque era lo que le gustaba, dormía siempre con una escopeta cerca por lo que pudiera pasar, tenía los mejores guardianes de su pequeño palacio y, además, escondía botellas dentro de un árbol en el que también se metía ella.
Y por si esto fuera poco, le temblaba poco la voz al reconocer, serena y confiada, que ella era la niña más fuerte y que a nadie se le olvidase eso.
Y es que, este era uno de los principales objetivos de Astrid Lindgren cuando decidió crear a este simpático personaje en 1945. La autora, activista, conquistó a miles de generaciones con una niña con divertidas trenzas de color zanahoria, que llevaba ropa desaliñada y que hacía solo aquello que ella quería hacer. Y enseñó tantos valores que Pippi le valió en 1958 el Premio Hans Christian Andersen, considerado el Nobel de literatura infantil y juvenil.
Aun con esas, tanto la serie, como los libros y la película que protagonizó fueron prohibidos en diferentes regímenes totalitarios, ya que se consideraba que mostraba un papel de la mujer muy distorsionado de la realidad.
Sin embargo, nosotros sabemos que más que eso, fue quién hizo que confiáramos en nosotros mismos y quién nos demostró que las mujeres son igual de válidas que los hombres cogiendo bidones, moviendo motos con sus propias manos y haciendo frente a cualquier adversario por peligroso que fuese.
Por eso, hemos querido rescatar las lecciones más importantes que, aun en clave de humor, nos regaló a lo largo de todos sus capítulos.
Que no tiene que importarnos lo que los demás piensen de nosotros
“Creo que debes parecer una bella dama cuando vas al mercado”, decía tan convencida cuando se plantaba un sombrero enorme, un largo traje de noche, unos guantes que le quedaban grandes y perlas repartidas por todas partes para ir al mercado. A Pippi le daba igual lo que pensaran de ella: se maquillaba con carbón y cubría su boca y sus uñas con pintura roja e iba orgullosa de sí misma por la calle. Sí, montada en ‘Pequeño Tío’.

Maquillaje
Que no necesitamos a nadie que nos cuide
Una de las facetas más tiernas de Pippi es la que podíamos observar cuando hablaba a su mamá, que estaba en el cielo y que creía que tenía un agujero por el que cuidaba a su hija desde lo más alto. A menudo saludaba a las nubes diciendo “no te preocupes por mí, que yo sé cuidarme solita” y no hemos visto en mucho tiempo diez palabras que inspiren más feminismo y empoderación que esta cita.
La importancia de la autonomía y la independencia
Es cierto que quizás el ejemplo de Pippi sea un poco extremo y que ningún niño debería vivir alejado de su familia en su periodo de desarrollo, pero en el trasfondo del humor que transmitía este personaje, podemos encontrar la importancia de saber ser independiente y autónomo desde la infancia. La señorita ‘Praselius’ vivía obcecada en la idea de enviar a Pippi a un ‘hogar infantil’ y, ante la posibilidad, ella siempre respondía con la misma cita: “no te preocupes, yo sé cuidar de mí misma”.
Que no hay diferencias entre niños y niñas
Además de demostrar en más de una ocasión que ella era más fuerte que muchos hombres, Pippi dejó claro que no hay diferencias entre géneros. Y es que, trepaba por los árboles y no tenía ningún miedo ni pudor a enfrentarse a sus enemigos y demostró a todas las niñas que no había nada de malo en preferir jugar con un balón o con un tirachinas, antes de hacerlo jugando a ‘mamás y papás’ con una muñeca.
Que la fortaleza no está reñida con el género

Caballo
En más de una ocasión le escuchamos decir “si él es el hombre más fuerte, yo soy la niña más fuerte. Que no se te olvide ese detalle”. Y así era: ella movía motos con la mano, desplaza grandes tanques llenos de líquido y levantaba a su caballo ‘Pequeño Tío’ silbando sin apenas hacer esfuerzo. Y es que, esta niña de trenzas pelirrojas nos demostró a golpe de humor que la fuerza no entiende de masculino ni femenino.
Que no hay edad para ser lo que quieras ser
Pippi era pirata, vaquera, tiradora de arco, cocinera, ama de casa y también cuidadora de animales pero, sobre todo, era muy soñadora. Y es que, si algo enseñó (y sigue enseñando este personaje) es que cualquier persona puede ser lo que quiera ser y que no hay que esperar a nada para conseguirlo.