Ser Padres

No eres una mala madre o mal padre por sentir esto

Sentirse mala madre o mal padre es algo por lo que la mayoría de progenitores pasa en algún momento de su vida. El sentimiento de culpa, ese que tantas veces va unido a la maternidad y a la paternidad y que es tan difícil desterrar. No es malo sentirse abrumado, mal o sobrepasado en relación a la crianza de los hijos. Hay que desterrar la imagen idealizada de la maternidad y de la paternidad.

Sentirse juzgado es una de las peores sensaciones que hay, pero cuando, además, ese juicio lo hacemos sobre nosotros mismos es aún peor. Sentirse "mala madre" o "mal padre" es algo por lo que la mayoría de progenitores pasa en algún momento de su vida. El sentimiento de culpa, ese que tantas veces va unido a la maternidad y a la paternidad y que es tan difícil desterrar. No es malo sentirse abrumado, mal o sobrepasado en relación a la crianza de los hijos. Hay que desterrar la imagen idealizada de la maternidad y de la paternidad.

Tener un hijo, convertirse en madre o padre, es una experiencia maravillosa, pero no nos engañemos, también es, para la mayoría, lo más difícil que ha hecho nunca. En la maternidad y la paternidad las inseguridades y las dudas están constantemente presentes, aparecen miedos desconocidos y saber que estamos haciendo lo mejor para los hijos se convierte en algo primoridial. Hemos hablado en muchas ocasiones de que lo mejor para tus hijos eres TÚ, lo que te hace sentirte bien contigo mismo, lo que te permite estar bien con tu familia. Desde Ser Padres hemos reivindicado muchas veces la necesidad de no juzgar, de no acoger un tipo de crianza u otro como una verdad absoluta, de no imponer el criterio propio al de los demás y de tratar de crear TRIBU, de empatizar. Hemos hablado de la importancia de la SORORIDAD, porque, desgraciadamente, esos juicios de valor y esa presión social se hacen aún más patentes y duros sobre las mujeres, cuestionamos constantemente el papel de madre y tiramos con facilidad de la etiqueta "mala madre", o si no la colgamos, a veces lo pensamos.

No es malo admitir que la maternidad o la paternidad está costando más de lo esperado, que tiene etapas y experiencias maravillosas, pero otras que no lo son tanto y ponen al límite en más de una ocasión y hablar de ello con naturalidad, con sinceridad y sin juicios no es malo. Tendemos a querer evitar hablar sobre los aspectos menos bonitos de ser madre o padre, tememos compartir esos sentimientos en público por si la temida etiqueta acaba colgada sobre nosotros, pero no solo no es malo admitir que se están experimentando dificultades en esta etapa, también es bueno y ayuda a que dejemos de estigmatizar sentimientos y emociones.

No es malo admitir que hay cansancio, sueño, mal humor, a veces. No es negativo reconocer que más de una vez daríamos lo que fuera por un rato a solas, sin ruido, sin que nadie nos reclame ni nos demande nada. No es una locura fantasear con un viaje en pareja, sin los niños, para tratar de reencontrarse. No es de "mala madre" ni de "mal padre" admitir que adoramos a los hijos, pero que a veces nos sacan de quicio y están inaguantables. Y no es negativo nada de esto, porque son sentimientos y emociones naturales y está bien reconocerlas para tratar de gestionarlas mejor, de llevarlas de forma más natural y de afrontarlas para cargar pilas y poder disfrutar de las emociones positivas con más ganas aún.

Ya lo sabes, no eres mala madre ni mal padre si tienes algunos de los pensamientos o sientes algunas de las emociones de las que hablamos a continuación. ¡Necesitamos que se difunda una imagen de la maternidad y la paternidad mucho más real y saludable!

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