Si tienes que preparar un almuerzo diario para tu hijo, un pequeño tentempié para llenar el estómago entre el desayuno y la comida, no lo dudes: la fruta es la mejor opción. A poder ser, entera y ya limpia, lista para un consumo seguro, especialmente en las semanas de calor, para evitar posibles contaminaciones por estar ya pelada y/o cortada.
En caso de que tu hijo no sepa pelarla, no pueda comer esa fruta con piel, o bien no tenga la ayuda de un adulto en el cole par manipularla, hay algunos consejos con los que evitar la oxidación y llevarla ya picada. Los explica el cocinero del Valencia Montessori School y divulgar en redes sociales, Juan Llorca, que algo sabe de colegios y alimentos:
- Zumo de limón o naranja: el ácido de los críticos retrasa la oxidación.
- Corta las frutas en trozos y vuelve a recomponerla de forma que las partes no entren en contacto con el aire.
- Usa tápers de cierre hermético (esto, más que un consejo, es una obligación, por motivos de salud e higiene alimentaria).
- Moja una servilleta de papel en agua y colócala encima de la fruta cortada antes de cerrar la fiambrera
De todos modos, como advierte Llorca, no hay que “esperar milagros”, ya que la oxidación es algo común. “No altera nada y la idea que nos han vendido de que la fruta es perfecta, redonda, brillante, del mismo tamaño y preciosa, es fantasía”, señala.
Frutas aconsejables para en cole
Como decíamos al comienzo de la pieza, la fruta entera y sin pelar es la más recordable para el cole siempre y cuando esté en la lista de alimentos autorizados de la clase de tu hijo o hija. Esto es lo primero que debes mirar, ya que se limitan en función de las alergias e intolerancias de los alumnos de cada aula o curso.
Dicho esto, frutas como la pera, la manzana y el plátano son las más aconsejables para en cole. Las primeras, porque no hace falta ni pelarlas para consumirlas. Y el plátano, porque es muy cómodo y fácil de pelar. En este sentido, siempre u cuando en el cole les ayude un adulto a pelarlas si son muy peques, la mandarina —ojo con las variedades con pipos— son otra buena opción.
A partir de ahí, las uvas, siempre sin semillas a poder ser y en niños que no sea muy pequeños, el melocotón, la nectarina y los frutos rojos en general son también recomendables. Juan Llorca insiste mucho en estos últimos: fresas, frambuesas, moras, arándanos, etc. También recomienda el cocinero los kiwis, la piña o la papaya porque aguantan mejor una posible oxidación una vez cortados en trozos, algo que también pasa con el mango.
El melón o la sandía, que son muy habituales en los tápers escolares durante el final y el principio de curso, no soportan bien el calor una vez abiertos, y menos ya cortados.
Es mejor opción, al menos como alternativa puntual, la de las verduras que se pueden comer crudas. Es el caso de la zanahoria y el apio sobre todo, dos variedades que ni siquiera hace falta mojar en alguna salsa (puedes ponerles un poquito de hummus casero en otro tápese si son autónomos o llevarlo para la merienda a la salida del cole) para que estén ricas.