Ofrecer seguridad a un niño es uno de los objetivos fundamentales de la crianza. Fomentar eso que los expertos como Álvaro Bilbao llaman apego seguro, que nuestros peques tengan la sensación de estar “en casa” cuando nos encuentran y reclaman, de que somos su refugio. Conseguirlo no es algo tan sencillo, si bien es perfectamente posible que así sea si nuestros hábitos, nuestro comportamiento y nuestra forma de relacionarnos con ellos es la adecuada.
Explica Álvaro Bilbao, neuropsicólogo de referencia para millones de familias en España que siguen sus publicaciones en redes sociales, artículos, conferencias y libros, que “hay muchos factores que dan seguridad o inseguridad a los niños”. Factores que, por otro lado, no son más que ciertos hábitos o costumbres que los adultos podemos garantizar con un mínimo de sentido de la responsabilidad y empatía.
En uno de sus últimos post, Bilbao compara el comportamiento de los padres y madres que sí ofrecen seguridad a sus hijos e hijas con el comportamiento en las mismas cuatro situaciones de los adultos que no transmiten esa seguridad a sus peques. Tienen que ver los cuatro hábitos, como señala el experto en el cerebro de los niños, con algunas características relacionadas con nuestra forma de reaccionar cuando estamos frustrados.
Los cuatro hábitos concretos que destaca Álvaro Bilbao
Antes de exponer cuáles son esos cuatro hábitos que según Álvaro Bilbao diferencian a las familias cuyos adultos aportan seguridad a los niños y niñas de la casa, el neuropsicólogo señala que no expone dichos hábitos “para que nadie se sienta mal”. Y es que, tal y como él mismo recalca, “ningún papá o mamá se muestra siempre como lo que describo en la primera imagen”. Dicho de otro modo: nadie es perfecto, ni todo es blanco o negro. El mismo adulto puede generar seguridad en un niño con algunos comportamientos y conseguir todo lo contrario con otros hábitos.

Según Álvaro Bilbao, “puede ser especialmente difícil si nos han educado en la exigencia y la culpa” leer para muchos adultos estas situaciones destacadas por el neuropsicólogo en las que es probable que nos veamos reflejados todos los que tenemos hijos o hijas. “Lo publico porque aprender esto es una buena oportunidad para reflexionar si reunimos muchas características de esa primera imagen o se dan con frecuencia, ya que puede ser buen momento para valorar dar algún paso para empezar a hacer las cosas cada día con más frecuencia como en la segunda imagen que os comparto”, aclara.
Dicho esto, ahora sí, estas son los cuatro hábitos, expuestos de forma literal, tal y como los describe Álvaro Bilbao, de madres y padres que no dan seguridad a sus peques o que dan poca, en su defecto:
- No son capaces de regularse en momentos de rabia o enfado
- Faltan al respeto cuando se frustran o enfadan con el niño o la pareja
- Ante los conflictos rememoran problemas del pasado para recriminar y generalizar
- Ven las acciones negativas del niño o pareja como ataques o actos de mala intención.
Estos cuatro comportamientos tienen su cara opuesta, hábitos que sí son positivos para los niños y niñas, que son garantía de transmitir seguridad y confianza a nuestros hijos y hijas. Así los describe Álvaro Bilbao:
- Pueden regular sus emociones y pausar antes de actuar.
- Pueden enfadarse o frustrarse sin faltar al respeto al niño o a la pareja
- Ante los conflictos son capaces de centrarse en la situación actual sin generalizar.
- No interpretan mala intención en las malas acciones del niño o pareja.

Como puntualizábamos antes citando al propio Álvaro Bilbao, es prácticamente imposible que todos los papás y mamás sean siempre de una forma o de otra. Simplemente, se trata de contraponer hábitos positivos y negativos para que visualizar la comparativa nos ayude a estar más cerca de los primeros la próxima la vez que tengamos una situación de este tipo con nuestros peques.