La palabra “mágica” para lograr que tus hijos te hagan caso, según una psicóloga de Harvard

¿Tienes que decirle las cosas cien veces a tu hijo para que haga caso? Comienza a usar esta palabra para aumentar en un 35% tu poder persuasivo.
Madre hablando a su hijo pequeño

A veces, lograr que los niños hagan caso parece una misión imposible. Después de pedírselo mil veces por activa y por pasiva, es normal que te frustres, sobre todo cuando sientes que le hablas a la pared. Es una reacción perfectamente comprensible, pero también es importante recordar que los gritos y las amenazas no llevan a buen puerto. Es probable que tu hijo termine obedeciendo, pero lo hará coaccionado. Y ese no debería ser el camino.

No existen varitas mágicas para lograr que los niños cumplan las normas de buena gana, pero hay una palabra muy simple que puede ayudarte enormemente: “porque”.

La persuasión no depende únicamente de la razón, también descansa en el respeto. - Barbara Olsen - Pexels

¿Cómo lograr que tu capacidad persuasiva aumente casi un 35%?

Ellen Langer, investigadora de la Universidad de Harvard, realizó un experimento tan sencillo como revelador: reclutó a 120 participantes que debían escanear unos documentos en una fotocopiadora en uso, por lo que tenían que pedirle a otra persona que les cediera su turno.

No obstante, la manera de realizar esa petición variaba. Algunos se limitaron a pedir el favor: “tengo que escanear 20 páginas, ¿puede dejarme usar la fotocopiadora?”. En ese caso, solo el 60% de las personas les cedió su turno.

Otros, en cambio, preguntaron: “tengo que escanear 20 páginas, ¿puede dejarme usar la fotocopiadora porque voy contrarreloj?”. Su éxito fue asombroso: el 94% de las personas accedieron.

¿Cuál fue la diferencia?

Usar el “porque”, independientemente de las razones, como se comprobó posteriormente.

Cuando escuchamos esa palabra, asumimos que nos van a dar una explicación y el motivo pasa automáticamente a un segundo plano. Lo que realmente cuenta es que la persona está siendo respetuosa y considerada. Eso hace que bajemos nuestras defensas y estemos más dispuestos a escucharla y complacerla.

La persuasión, por ende, no depende únicamente de la razón, también descansa en una actitud respetuosa. De hecho, no es casual que esa palabra “mágica” se haya colado en muchas campañas de publicidad, como la emblemática “porque tú lo vales”, acuñada por L’Oreal en 1971.

No des órdenes a tus hijos, razona con ellos

Cambiar las palabras que usas puede tener un impacto muy positivo en la relación con tu hijo. - Pavel Danilyuk - Pexels

El “porque” alude a la razón. Y no es una cuestión baladí puesto que marca la diferencia entre criar a niños que simplemente obedecen y educar a personas libres, capaces de pensar de manera autónoma. A fin de cuentas, la educación desarrolladora no es aquella que exige obediencia ciega sino respeto a unas normas razonables.

Por ese motivo, si quieres que tu hijo te haga caso, más que imponer normas y establecer límites, explícalos.

Recuerda que es imposible establecer suficientes reglas para mantener seguros a nuestros hijos en todos los escenarios posibles. Por eso es importante que los niños comprendan las razones detrás de las normas, de manera que puedan usar ese razonamiento para guiar su comportamiento.

Al igual que nos ocurre a todos, los niños se sienten mejor consigo mismos y desarrollan una mayor autoestima y autoconfianza cuando perciben que tienen más control sobre las decisiones que los afectan.

En sentido general, cuanto más controladores sean los padres y más intervengan innecesariamente, más dificultades tendrán los niños para regular su conducta, impulsos y emociones en otras situaciones, según reveló otro estudio realizado en la Universidad de Stanford.

Respeto, la clave para que tu hijo te escuche

Como padre o madre, puedes tener toda la razón del mundo y la mejor de las intenciones, pero a veces eso no basta para convencer a tus hijos. Cambiar tu actitud y las palabras que usas puede tener un gran impacto en la relación con tu hijo y su disposición a escucharte.

Normalmente cuando le pides a tu hijo que respete una regla, le estás generando un conflicto. Por una parte, se encuentran sus deseos e impulsos y por la otra, la perspectiva de frustrarse si te hace caso. No es una decisión sencilla, por lo que a menudo genera una lucha de poder. Después de todo, tu hijo está defendiendo su autodeterminación.

Cuando introduces la palabra “mágica” y le explicas el motivo, diluirás ese conflicto interno y dejará de verte como su “enemigo”. Dar razones hará que tu hijo se sienta como un miembro más de la familia, con plenos derechos, porque no le impones, sino que dialogas y razonas.

No obstante, recuerda que siempre debes adaptar las reglas y explicaciones a su edad. Hay que ser lo más específico, claro y objetivo posible. En vez de decirle: “sé amable”, dile “no golpees a otros niños porque les harás daño”. Así tu hijo sabrá exactamente lo que esperas y comprenderá la razón de esa norma. A medida que crezca, puedes ir profundizando más en los motivos de las normas y reflexionar sobre ellos con tu hijo.

A la larga, ese respeto contribuirá a crear una familia más funcional y colaborativa, con menos conflictos y luchas de poder, en comparación con aquellas donde los hijos ven a sus padres como una autoridad impuesta. No olvides que “una palabra bien elegida puede economizar no sólo cien palabras sino cien pensamientos”, como dijera Henri Poincaré.

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