Cómo el orden de nacimiento afecta en tu personalidad
Que tengas madera de líder, que seas introvertido o que te cataloguen de rebelde sin causa, puede no ser responsabilidad tuya. Descubre cómo afecta el orden de nacimiento de tus hijos.
Aunque las comparaciones son odiosas, quienes tengan hermanos sabrán que las comparaciones son casi inevitables (aunque deberíamos evitarlas). El que se porta mejor, el más trabajador, el más madrugador, el mejor comedor, el más rápido, el más ahorrador… ¿Eres el hijo mayor, el mediano, el más pequeño? El orden en que, por azar, hemos nacido influye de alguna manera en nuestra personalidad y nuestra forma de relacionarnos. Lo mismo sucede con nuestros hijos, a quienes ser el primogénito, el mediano o el pequeño condiciona su papel en la familia y su forma de ser. Esto lleva a pensar que los celos entre hermanos son tan normales que casi deberíamos preocuparnos si no se producen, pero conviene limitarlos para evitar sufrimientos innecesarios.
Hablaremos de cómo afecta el orden de nacimiento de los hijos en su personalidad y de cuál es la mejor forma de educar a cada uno de ellos para que no se sientan limitados por el lugar que les ha tocado. Independientemente del lugar que ocupen en la familia, cada cual tiene su propia personalidad. Es importante centrarse en las diferencias que hacen único a cada hijo, ayudarles a hacer destacar sus destrezas y reforzar sus debilidades, sin encasillarlos.
La teoría del orden de nacimiento fue descrita por primera vez por el psicólogo austriaco Alfred Adler (1870-1937), discípulo de Sigmund Freud, describía a los hermanos mayores como más autoritarios y responsables, así como más conformistas e inteligentes, mientras que veía a los medianos y pequeños como más independientes, críticos y creativos y a los hijos únicos egocéntricos e hiperprotegidos. Algunos expertos tienen la teoría de que el orden de nacimiento es una herramienta importante para predecir la conducta de un adulto. También es útil para determinar la forma de sentir y percibir al mundo.
En esta misma línea, Jeffrek Klugert, autor de The Sibling Effect (2011) según si has nacido el primero, el último o en medio, asegura que la personalidad se desarrolla de una forma u otra. También el psicólogo Kevin Leman señala que la diferencia entre la personalidad de los hermanos está en el orden de nacimiento. En general, se cree que el orden en que las personas nacen es tan importante como el género y casi tan importante como la genética.
No existen dos niños iguales a pesar de tener los mismos padres y la misma familia, ya que los padres son diferentes con cada uno de sus hijos. Pero, ¿por qué existen estas diferencias? Los especialistas señalan que difieren debido a que adoptamos, como hijos, ciertas estrategias para ganarse la atención y el favor de los padres.
Cómo son los primogénitos
El primer hijo cuando llega al mundo se convierte en el rey de la casa. Sus padres, aun principiantes, tienden a sobreprotegerlos, a perdonarlos con facilidad, crecen con la sensación de ser el centro de atención, así que se podría decir que llevan el liderazgo en la sangre.
Según los psicólogos, son hijos responsables y perseverantes y, según las estadísticas, los hermanos mayores son quienes llegan a grandes puestos laborales tipo CEO de empresas, senadores o astronauta, lo que significa que suelen ganar más que sus hermanos pequeños.
En líneas generales suelen ser seguros, concienzudos, tienden a ser estructurados, cautelosos, controladores, triunfadores, responsables, saben comportarse y reflejan una versión en miniatura de sus propios padres.
Frecuentemente, los hijos mayores tienen más cosas en común con otros hijos mayores que con sus propios hermanos.
Cómo son los segundos hijos

Cómo el orden de nacimiento afecta en tu personalidad
Hablar de los medianos en general es complicado, puesto que en una familia puede haber uno o varios a los que englobar en esta categoría. Algunos adoptan una posición más cercana al hermano mayor, mientras que otros se mueven hacia el lado contrario.
Su comportamiento es una mezcla de ambos extremos, y se caracterizan precisamente por eso: por no tener un rol demasiado definido. Como consecuencia, de no ser ni “el primero” ni “el último” en llegar a casa, tienden a tener mayores problemas de autoestima, a pasar más desapercibidos y a ser más introvertidos. Sin embargo también son más observadores y más independientes.
En lo profesional, generalmente, los hermanos medianos son más indecisos, lo que les suele llevar más tiempo para dar con su verdadera vocación y el ámbito en el que desarrollar su talento. Por otro lado, el hecho de haber crecido a la sombra de hermanos que se han llevado la mayor parte de la atención, también los hace más capaces de sobreponerse y especialmente hábiles para las relaciones comerciales, la comunicación y y el networking.
En líneas generales, los segundos hijos son personas que quieren agradar, un poco rebeldes, tienen un círculo social grande, son pacificadores, comprensivos, cooperativos, flexibles, competitivos y les cuesta poner límites.
Los hijos del medio sienten que no han recibido la cantidad de atención necesaria de parte de sus padres y, debido a esto, tratan de compensar este déficit con su grupo de amigos.
Cómo son los pequeños de la casa
Los hijos menores tienden a ser los más independientes y libres de espíritu, ya que sus padres al tener más experiencia y menos tiempo para brindarles atención, también les imprimen menos responsabilidades. En líneas generales son adorables, no tienen complicaciones, manipuladores, egocéntricos, autónomos y sociables.
Suelen no estar de acuerdo con el orden establecido, especialmente en aquello de ser el último eslabón de la cadena. En general, son los más pequeños de la casa, tanto en lo que a la edad se refiere como en lo relativo al tamaño, lo que les obliga a contrarrestar su debilidad con un carácter más fuerte, con cierta rebeldía. Son carismáticos y un tanto más salvajes que sus antecesores.
Los padres mucho más experimentados se muestran más tranquilos ante su educación y ante el contacto de su hijo con el mundo. Eso les convierte en personas más intuitivas que sus hermanos mayores; también más divertidos, en ocasiones más dulces. La fuerza no les no sirve, así que desarrollan cierta perspicacia para ganar, al menos, en las batallas dialécticas o llamar la atención por cuestiones más allá de su tamaño.
Tienden a escuchar más a las personas e intentan conocer sus deseos o intenciones para poder ir un paso por delante. En el entorno profesional son más arriesgados y más creativos; muchos escritores, artistas o cómicos son los pequeños de la familia.