Ser Padres

''Si te portas mal, los Reyes Magos no te traerán regalos'', y otros chantajes innecesarios

Estas frases, y sus múltiples versiones, son con frecuencia utilizadas por padres, abuelos, tíos, profesores, porque como explica el psicólogo Alberto Soler "los regalos son algo muy deseado por los niños y la amenaza de perderlos les puede hacer cambiar su conducta".

'A ver cómo te portas, te están viendo los Reyes Magos' ,'Como sigas haciendo eso, Papá Noel se llevará tus regalos', 'Así el Rantoncito Pérez no te dejará nada'... y otras lindenzas habituales son con mucha frecuencia utilizadas por padres, abuelos, tíos y profesores para lograr que los niños se porten bien bajo amenaza. Siempre se hizo así, recurrir a lo más deseado para tratar de conseguir un cambio en su conducta, pero es un error educativo. Nos resta credibilidad, basamos la educación en los castigos y desarrollamos un sentimiento de culpabilidad. Hablamos con los expertos.

Alberto Soler, psicólogo y coautor de Hijos y padres felices (editorial Kailas) es contudente sobre este tipo de frases "no deja de ser un chantaje, una amenaza que, además, raras veces se cumple", y nos hace reflexionar sobre "¿qué es portarse mal?, ¿enfadarse con su hermano?, ¿sacar malas notas?, ¿no estudiar?, ¿gritar? Si no está claro, mal empezamos...".  Añade que "está demostrado que los castigos no son eficaces en modificar la conducta a medio o largo plazo, lo que hacen es modificarla a más corto plazo y (esto es importante) orientar la motivación del castigado hacia algo "extrínseco", esto es, a evitar el castigo, más que a comprender el por qué de la desaprobación por parte de sus padres".

Mercedes Bermejo Boixareu, directora de Psicólogos Pozuelo nos explica que estas frases "suelen ser amenazas que los adultos luego no suelen cumplir, lo que conlleva una pérdida de la credibilidad, y por tanto, de la autoridad, de la figura del adulto que lo verbaliza". Además, el psicólogo Alberto Soler, nos alerta que utilizar esta recurso con frecuencia "hace que en un futuro sus amenazas tengan menos efecto", aunque recalca que no deberíamos emplearlas jamás.

Bermejo nos explica que "ningún niño, de entre 3 y 10 años aproximadamente, debería ser privado de disfrutar la magia de la Navidad. Ya que estas fiestas tan señaladas contribuyen a fomentar su imaginación, ilusión y entusiasmo, promoviendo actitudes positivas necesarias para un desarrollo emocional satisfactorio. En estas fechas es importante que haya un entorno familiar agradable, acogedor, donde reine la armonía y tranquilidad".

Además, la experta recalca que "es importante que el niño disfrute, y por tanto celebre, estas etapas de transición del ciclo vital. El adulto debe acompañar a los menores a lo largo de las diferentes etapas de crecimiento, a través de rituales de celebración, en familia, como puede ser a través de un regalo".

Dejar a un niño sin un regalo en su cumpleaños, o en Reyes Magos, o en Papá Noel es cruel porque en palabras de Mercedes Bermejo "supone un castigo tan intenso que al mismo tiempo no permite que el niño procese adecuadamente qué es lo que ha hecho mal, y mucho menos, logre el objetivo que pudiera tener el castigo. Hay veces que el niño necesita que el adulto le acompañe a pensar qué es lo que ha ocurrido para que pueda las razones de las conductas inadecuadas. En ocasiones, se producen por una imitación de lo que hace el adulto, o desde una necesidad de “llamar la atención”, o simplemente no saben manifestar o poner palabras a algo que les está ocurriendo y lo hacen a través de una conducta disruptiva".

Por ello la experta nos recomienda antes de utilizar esta amenazantes frases que tratemos de "acompañar a reflexionar y encontrar conductas alternativas más saludables, pero para ello hace falta de un adulto dispuesto a acompañar y a entender a los niños que a veces les ocurren cosas y no las entienden. También a los adultos con frecuencia nos ocurren cosas, y tampoco sabemos gestionarlas bien, no lo olvidemos".

Alternativas útiles para desprendernos de estas frases chantajistas

Bermejo nos anima a otro tipo de recursos, más efectivos, para conseguir cambiar su conducta. "Es cierto que con frecuencia los padres se sienten sin armas para educar a sus hijos, pero con frecuencia en mis sesiones logro transmitir a los padres el enorme poder que tienen, así como recursos y herramientas para poder acompañar y educar a sus hijos e sus diferentes etapas de crecimiento. Cuando se establecen consecuencias es fundamental que el adulto haya avisado al menor con antelación, para que éste pueda rectificar o modificar su conducta. Asimismo es importante que las consecuencias sean proporcionales a lo ocurrido, y no al estado emocional de los progenitores. Además, dichas consecuencias deben ir acorde con la etapa evolutiva del niño. Pero sobre todo, lo más importante, es que dichas consecuencias nunca afecten a aspectos sociales, culturales, familiares o deportivos. Ya que, los profesionales consideramos que la socialización, cultura, deporte y familia suponen entornos saludables y necesarios que contribuyen al crecimiento emocional del niño".

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