Los bebés en fase de lactancia son muy sensibles al humo del tabaco y uno de los grupos más afectados por el tabaquismo pasivo. Así lo denuncia el colectivo Alianza Aire, que con motivo del Día Mundial sin Tabaco nos recuerda las consecuencias de exponer a nuestros hijos a los malos humos.
Una de las principales causas de consulta médica y hospitalización en la infancia son las enfermedades respiratorias. Estas afecciones afectan el sistema respiratorio y pueden manifestarse con síntomas como tos, dificultad para respirar, fiebre y congestión nasal.
En la mayoría de los casos, estas enfermedades respiratorias se deben a infecciones virales, como el resfriado común, la gripe o el virus sincitial respiratorio. Es importante que los padres estén atentos a los signos de estas enfermedades y busquen atención médica cuando sea necesario para garantizar el bienestar de los niños.

Dentro de los factores de riesgo, el humo del tabaco es determinante, de hecho, la exposición a este multiplica por cuatro el riesgo de sufrir una infección por el virus respiratorio sincitial. Este virus es el causante de más del 90% de los casos de bronquiolitis.
Existen numerosos estudios científicos que revelan los riesgos de exponer a los bebés al humo del tabaco y demuestran que la exposición prenatal al mismo se relaciona con mayor riesgo de hospitalización por infecciones respiratorias, especialmente en el segundo año de vida. Además, la exposición posnatal se asocia con la aparición de sibilancias – sonidos que indican algún tipo de problema respiratorio- y aumenta la probabilidad de diagnóstico de asma a los cuatro años.
Alianza Aire ha publicado un trabajo llamado “Tabaquismo pasivo prenatal y posnatal y bronquiolitis”, en el que expone que el 32,9% de los bebés ingresados por bronquiolitis tenía al menos un progenitor fumador. Además, los autores encontraron una elevada incidencia de fumadores en hogares donde se convive con niños pequeños, hasta un 41% en hogares con niños afectos de bronquiolitis y/o asma.

Frente a este problema de fumar, la mejor estrategia es la prevención. Los expertos en salud enfatizan que el momento de convertirse en padres es una oportunidad ideal para dejar de fumar. Al hacerlo, se reducirán significativamente los riesgos y se evitarán numerosos problemas tanto para los adultos como para los bebés.
Además, abandonar el hábito de fumar no solo beneficia la salud de los padres, sino que también contribuye al bienestar general de la familia y crea un entorno más saludable para el crecimiento y desarrollo de los niños.